Enrique Lopez Bermejo de Torres.- Si hay una fecha grabada a fuego en la reciente Historia de España es sin duda el 18 de julio de 1936.

Por mucho que las nuevas generaciones, analfabetas de historia patria, no les suene o tengan una imagen distorsionada y falsificada.

Conocen el apócrifo cuadro picasiano y estrafalario del “Guernica”, pero ignoran gestas que asombraron y emocionaron al mundo, como lo fueron los asedios de Nuestra Señora de la Cabeza y el Alcazar de Toledo.

Por más que la rencorosa y falaz Desmemoria Histérica se empeñe en falsear la Historia, convirtiéndola en una guerra de demócratas contra “fascistas”, cuando en aquel año trágico los demócratas se contaban con los dedos de una mano y ninguno estaba en el bando pro-soviético.

Desmemoria que presenta a los patriotas como criminales y a los rojos como angelitos de la caridad. Obviando las quemas de iglesias y conventos, las matanzas de sacerdotes, monjas y obispos, las sacas de las cárceles, los “paseos” por el “grave delito” de tener un rosario, un Sagrado Corazón o ser persona de orden.

Una España infernal donde frente al limpio “!Arriba España!” se alzaba el soez “!Viva Moscú!”, de quienes querían convertir a nuestra Patria en una mera colonia soviética.

Frente a este caos y disolución se alzó no solo una gran parte del Ejército, sino un gran número de civiles: carlistas, falangistas y buenas gentes sin ningún tinte político, que se negaban a dejar que España perdiera su Fe y su Unidad.

Quienes se levantaron contra la anti-España, hicieron realidad la celebre frase de don Ramiro de Maeztu, antes de ser asesinado: “vosotros no sabeis porque me matáis, yo si se porque muero, para que vuestros hijos sean mejores que vosotros”. Se alzaron por una España mejor.

De no haberse producido el Alzamiento o de haber fracasado, hoy todo sería diferente, tras años de tiranía soviética, de destruccion de monumentos e iglesias, de cuerpos y almas, de nuestra cultura y tradiciones.

Y hoy España, tras la caída de la Unión Soviética, sería un remedo de Cuba, solo que en Europa.

Gracias a esa fecha España recuperó su rumbo, su religión y su gran Historia.