Hay más tortugas capaces de hablar de lo que se pensaba
Antes de entrar en más detalles, conviene explicar qué entendemos por “vocalizar”. Se trata de la capacidad de emitir sonidos modulados que transmiten un mensaje diferenciado. Es decir, no es un grito para llamar la atención. En función de lo que se quiera “decir” se emite un sonido distinto.
Claro, que los mensajes no son muy complejos. Se basan principalmente en decir si algo esta “bien” o “mal”. En el sentido de si se disfruta o no de una determinada comida, o de un posadero para tomar el sol o un lugar para anidar. Cuestiones sencillas, pero que tienen una influencia enorme en la vida de una tortuga.
Una vez que ya se ha aclarado esto, ¿quién se ha sumado al grupo de “tortugas habladoras”? Se trata de la tortuga boba papuana (Carettochelys insculpta), una especie de quelonio que habita en Nueva Guinea, Indonesia y Australia, y que está considerada como vulnerable. Y este es un detalle muy importante.
Porque lo que se ha detectado es que, al contrario de lo que se pensaba, esta especie mantiene unas relaciones sociales importantes. El hecho de que se comuniquen mensajes entre individuos demuestra la importancia del grupo en su biología.
Este hecho cambia, y mucho, la manera en que se debe proteger a esta especie. Hasta ahora, que no se sabía de la importancia del grupo social, se mantenía a los juveniles aislados. De esta manera se evitan problemas de competencia, por ejemplo en torno a la comida.
Pero en lugar de mejorar sus posibilidades de supervivencia, se estaba dificultando su desarrollo. Así que habrá que cambiar a la estrategia que ya se sigue con otras especies de tortuga: proteger las puestas hasta que eclosionan, y liberar inmediatamente a las “recién nacidas” para que tengan el soporte del grupo y puedan interactuar con otros individuos.