M.S.- Sus declaraciones hace unos años en Alerta Digital defendiendo la legalidad constitucional en Cataluña provocaron un tsunami político alentado al alimón por separatistas y partidos de izquierda. Pidió entonces la ilegalización de los partidos separatistas, denunció la miseria moral de la clase política y subrayó que los militares obran por sentido del honor y del deber. “¿La independencia de Cataluña? Por encima de mi cadáver”, espetó.

Hablamos del coronel Francisco Alamán Castro, cuyas manifestaciones le pusieron en el punto de mira de numerosos dirigentes separatistas. Las más duras procedieron del diputado Joan Tardá. Lejos de arredrarse, el coronel le hizo frente: “Si alguna vez pelease con usted sería de frente, no poniendo bombas como sus amigos de Terra Lliure”. Todo aquel revuelo pudo producirse a un hecho resaltado por el analista Eduardo Arroyo: “El coronel ha puesto voz a lo que piensan millones. El coronel se percata de que, mientras que a su gremio se le puede exigir la vida en el nombre de la patria, la casta política, desde los Tardá a los González, López, Fernández Díaz, Zapateros, Cospedales, Blancos y un sin fin de nombres vacuos, han hecho de una gran nación histórica una comunidad desmoralizada y sin norte”.

Tras superar algunas adversidades personales, entre ellas el fallecimiento de su esposa hace dos años, el emblemático coronel Alamán ha vuelto a insistir hoy en la obligación de que el Gobierno español ordene cumplir el mandato constitucional que establece “la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”.

“No tengo miedo a los catalanes, tengo miedo a Rajoy”

Alamán mantiene sin embargo grandes dudas acerca de cuál sea la respuesta de Mariano Rajoy al desafío de los soberanistas catalanes. “No tengo miedo a los catalanes, tengo miedo a Rajoy y al pollo del PSOE. Si no ha querido todos estos años que se aplique la ley en Cataluña, “¿por qué va a quererlo ahora?”, se pregunta.

Cree que si el Gobierno español se hubiese mostrado firme hace años, el actual proceso rupturista se habría paralizado entonces. “Cuando se colocó la primera estelada en un Ayuntamiento catalán, el Gobierno de Rajoy tendría que haber ordenado a la Guardia Civil la detención del alcalde. Cuando falla el principio de la autoridad, los malos se crecen. Imagínese a un fulano que dijese que va a asaltar el Banco de España. Sería inmediatamente detenido y enviado a la cárcel. Los separatistas llevan años incumpliendo la ley y amenazando con romper la nación, y como castigo les mandan millones de euros para ver si se calman”.

El coronel del Ejército de Tierra aseguró asimismo que el sentimiento independendista de un sector de la población catalana, que en su opinión ha sido inducido con fondos públicos, no tiene correlato histórico. Alude en este sentido al hecho de que Cataluña fuese un territorio propicio al bando carlista durante las guerras contra los isabelinos en el siglo XIX, así como a las adhesiones de los catalanes a Franco durante sus cuarenta años al frente del Estado.

“No hay mandos militares con prestigio, lo que hay son lameculos”

Aunque opina que finalmente no habrá referéndum de independencia, sostiene que “si España se deshace, el Ejército se tiene que levantar”, conforme a las normas constitucionales vigentes. Sin embargo, el coronel Alamán mantiene una actitud muy crítica con los mandos de la institución castrense. “No hay ambiente en las Fuerzas Armadas para que se imponga la autoridad legal en Cataluña. Si no lo ves claro no das un golpe en la mesa ni pones en peligro a tu familia. Tampoco hay mandos militares con prestigio. Los que hay son lameculos de esta gente. Saben que si quieren hacer carrera tendrán que tragar todo lo que te echen”.

“¿Qué país es éste donde los que mandan son los gays?”

Alamán Castro percibe muchas similitudes entre el estado actual de España y el que había en la II República, aunque con una diferencia a favor de aquel período que fue la antesala de la guerra civil. “La II República tuvo al menos a intelectuales de la talla de Ortega Gasset y Unamuno, que hoy no existen. El Ejército de entonces tuvo el peso moral que aportaron los africanistas, acostumbrados a guerrear en Marruecos mientras en España se quedaban los rácanos. La derecha de entonces defendía principios. La de hoy es una mierda. Los españoles de entonces, de uno y otro bando, tenían ideales y estuvieron dispuestos a dejar sus vidas por defenderlos. Hoy los ideales no se ven por ningún sitio. A Rato se le odia no porque haya robado, sino porque otros no han podido hacer lo mismo. Los españoles tienen hoy lo que se merecen”, señaló.

Preguntado por último sobre el desfile del orgullo gay celebrado en Madrid este fin de semana, dijo haber sentido pena. “¿Qué país es éste donde los que mandan son los gays? Son cuatro gatos, pero son los que enredan”, afirmó.