Así intentaba justificar Cuatro -antes de editar el titular para hacerlo menos obvio- el brutal asesinato cometido por una mujer, que tras no haber podido usar las armas legislativas y gubernamentales creadas para arruinar la familia, decidió destruirla con sus propias manos.

Cuatro: “Con un tóxico disfrazado de medicamento, Mireya Agraz, de 38 años, puso fin a la vida de su padre y sus tres hijos. Luego, ella se suicidó. La mujer acababa de perder la custodia de sus pequeños, unas gemelas de 6 años y un niño de 9, que pasaban a manos de su padre, al que ella había denunciado por abusar de ellos. Por su parte, el progenitor había solicitado exámenes psicológicos para Mireya ya que aseguraba que no era apta para el cuidado de los menores”.

El tono del artículo es claramente apologético con la mujer; los cuatro muertos casi se los atribuye al marido. Si hubiera sido al revés, tendríamos caso mediático para meses.

La manipulación de los medios de comunicación a favor de la mujer se debe a la necesidad de justificar la paranoia “machista” con que el Gobierno luego justifica políticas antifamiliares. La verdadera finalidad de estas políticas es, en primer lugar, la destrucción de la unidad familiar: piedra angular del Estado nacionalista; es la forma de organización más básica, el pilar social y la principal defensa del pueblo frente a sus enemigos. Básicamente, a la Unión Europea le interesa destruir la familia para debilitar a las naciones; con la desestructuración familiar, el pueblo es más fácil de malear y teledirigir desde el Estado.

Daily Stormer