El Juzgado de lo Penal nº 2 de Huesca dejó ayer visto para sentencia el juicio contra un joven de 26 años y con numerosos antecedentes, A. G., que se enfrenta a una petición fiscal de 6 años de prisión por herir a un policía local oscense de un tiro de perdigón tras perpetrar una emboscada con una falsa alarma.

La acusación particular eleva su petición hasta los 7 años y 8 meses por los delitos de atentado y lesiones al incluir varios agravantes, además de una indemnización de 3.566 euros. Subsidiariamente solicitó la misma condena como cooperador necesario.

Mientras, la defensa pidió la absolución por considerar que no había quedado acreditado que su cliente fuera el autor del disparo, ni el dueño del teléfono, ni quien hizo la llamada, y que hay “contradicciones” en los testimonios.

El incidente se produjo el 2 de marzo de 2015. Sobre las 16.00, el 112 recibió una llamada a través de un número oculto de móvil en la que el interlocutor solicitaba la presencia policial en la calle de Valencia, donde se suponía que había varias personas haciendo hogueras y rayando unos coches. Al lugar llegó primero una patrulla de la Policía Local. El aviso resultó ser falso y el agente que conducía, con la ventanilla bajada, recibió un impacto de un balín en la muñeca izquierda desde un edificio cercano. Tuvo que ser intervenido de urgencia en la clínica MAZ de Zaragoza, donde le aplicaron 14 puntos de sutura. Una semana después, el presunto autor del disparo fue arrestado.

La Fiscalía y la acusación particular sostienen que ha quedado probado que el móvil que hizo la llamada –según los datos facilitados por la compañía telefónica– y que la voz que quedó grabada en la central del 112 –según el reconocimiento de varios policías nacionales– pertenecían al acusado. Además, la propia víctima se giró al recibir el tiro e identificó “sin ninguna duda” al acusado como autor.