Abuchean y zarandean a Emmanuel Macron en una fábrica en la que previamente Marine Le Pen fue vitoreada por los obreros
Marine Le Pen ganó el primer asalto. Con una hábil maniobra, la candidata del Frente Nacional forzó a Emmanuel Macron a enfangarse en la campaña, soportar los silbidos de los huelguistas de la empresa Whirlpool y verse reflejado en unas imágenes electoralmente muy negativas. Fue una jornada de las que influyen en los votantes. Le Pen exhibió experiencia y una formidable astucia política, pero Macron demostró valor y evitó la catástrofe. Quedó claro que para el gran favorito la segunda vuelta de las presidenciales no será un paseo.
Los trabajadores de la fábrica de Whirlpool en Amiens protagonizan una huelga desde enero. El gigante estadounidense de los electrodomésticos ha decidido trasladar la factoría a Polonia el año próximo, donde los salarios son el 50% inferiores. Se perderán en la región de Picardía, muy castigada por el paro, casi 300 empleos directos y varias empresas auxiliares quedarán en situación crítica. Whirlpool se ha convertido en un símbolo de los problemas de la globalización. Y está en Amiens, la ciudad natal de Macron, donde la ultraderecha se ha hecho fuerte. El candidato de ¡En Marcha! tenía que enfrentarse al problema de alguna forma.
Emmanuel Macron optó por hacerlo con el menor riesgo posible. Consciente de que su programa liberal y su propia personalidad, la de un ex ministro de Economía tecnocrático, no eran populares entre los huelguistas, evitó acudir a la factoría y organizó una reunión con varios delegados del comité de empresa en el ambiente neutro de la Cámara de Comercio e Industria de Amiens. La reunión se desarrollaba con normalidad cuando Macron recibió un mensaje urgente: Marine Le Pen acababa de presentarse de forma triunfal en la fábrica.
Fue un golpe maestro. El Frente Nacional domina en el norte desindustrializado y sus militantes mantienen buena relación con los piquetes de Whirlpool. Hoy, temprano, llevaron cruasanes a los huelguistas. No era la primera vez. Y entonces, por sorpresa, apareció Le Pen. Sin otra cámara que la de su propio partido, con total tranquilidad, la candidata saludó, recibió algunas aclamaciones y cargó contra Macron: “Estaba reunida en París y he decidido venir al saber que Emmanuel Macron os había evitado, me parece una vergüenza, casi una traición”. Se autoproclamó la ‘candidata de los trabajadores’, prometió que si llegaba a la presidencia evitaría el cierre aunque hiciera falta recurrir a la nacionalización, y se fue.
En apenas un cuarto de hora de sonrisas y demagogia había conseguido un minuto de oro en los telediarios y había colocado a su rival contra las cuerdas.
Macron tenía que reaccionar. O contraatacaba o quedaba como un cobarde. Se armó de valor y, muy tenso, anunció que después de comer acudiría a la factoría de Whirlpool. Para entonces le esperaban trabajadores, militantes del Frente Nacional y un batallón de cámaras y periodistas. Su llegada fue tan mala como temía: silbidos, zarandeos y un formidable tumulto. Le acusaban a gritos de haber acudido a la fuerza, obligado por la visita de Le Pen. Macron resistió, logró que se calmaran un poco los ánimos y dedicó más de una hora a discutir con los huelguistas. Lo único que les ofreció fue lo que propone su programa, cursos de formación y reciclaje, y la posibilidad de que se encuentre un comprador para la fábrica, poca cosa para gente muy crispada, a punto de perder su empleo. En cualquier caso, evitó la catástrofe, demostró coraje y salió de la crisis con cierta dignidad.
Las imágenes de Whirlpool perseguirán a Emmanuel Macron durante el resto de la campaña, y más allá, pero sigue siendo el gran favorito, aunque hoy aprendiera una cosa: frente a Marine Le Pen, que ha vivido la política callejera desde pequeña y dispone de una militancia dura y bien implantada, no podrá permitirse ahorrar fuerzas. Cada día será una pelea cuerpo a cuerpo.
Fuente: El Mundo
Mientras tanto, en España, los obreros no votan o votan por los guarros de izquierdas.
Esos son obreros, inteligentes, que saben, que Macron, es el candidato, de los banqueros, y que les va ha dar más de lo mismo, estar a favor, de los empresarios.
El niñito pijo ultraliberal se ha cagado.
Personalmente con más de 6 millones de musulmanes oficiales, probablemente unos 7 millones reales metidos en Francia dudo mucho que se pueda hacer algo. ¿Que hará Le Pen, echarlos a todos? No lo va a hacer ni de coña porque tendrá toda la comunidad internacional en contra, todo ello sin mencionar que los musulmanes no se rebelen; ni ellos ni los izquierdistas pro islámicos, cuyo número incrementaría los 7 millones antes mencionados. Como mucho Le Pen podrá cortar el flujo migratorio externo, pero con lo que hay dentro es suficiente para seguir ganando terreno demográficamente a los autóctonos. Buaaa ja… Leer más »
Bastaría con prohibir el islam en el mundo occidental (o en el país que se trate), revocar las nacionalidades que no obedezcan al ius sanguinis, y eliminar por completo las ayudas sociales de todo tipo (que sólo se podrían cobrar durante un tiempo cuando regeresaran a sus países de origen). Solo con esas medidas, su número quebdaría muy reducido en un año. Obviamente el ejército debería estar permanentemente en la calle, y no de misiones por el mundo.
Si se puede hacer pero es para largo plazo, tu dices que toda la comunidad internacional en contra. Si Francia sale de la OTAN como va hacer marine le pen, rearma el ejercito y tiene apoyo de Rusia, Vladimir Putin la recibió el día 24 de Marzo, la comunidad internacional no ha hacer nada.
Además esto va por partes, primero cortar el flujo migratorio y luego hacer expulsiones, escalón por escalón: ilegales luego delincuentes así sucesivamente, hasta expulsarles a todos, eso si requiere tiempo y un poco de paciencia.
Yo no le he puntuado negativo,porque estoy de acuerdo en gran parte de su comentario. La judeo-masonería es la responsable. No “los franceses y los ingleses” como Ud. afirma. Reitero mi afirmación: “Sólo los Reyes Catolicos dieron solución al problema, la única que tiene”. El Islam es incompatible con una sociedad democrática. Se expande con la guerra. Su arma principal: la guerra de los vientres. Es el arma más mortífera. Los paises, no se destruyen por las guerras, más bien lo contario, la población se une en un frente común y la natalidad aumenta exponencialmente. Se destruyen por las invasiones,… Leer más »
Tampoco Alemania pudo contra el mundo, aún así hay que hacer lo correcto. Y Le Pen parece que va por ese camino.
Cuando no había trenes, ni coches, se expulsó a cientos de miles de musulmanes de Europa, a todos, hombres, mujeres y niños, no quedó ni uno. Stalin en dos días trasladó también a cientos de miles de Chechenos, tártaros y demás ralea simpatizantes de los nazis. No es difícil expulsar a los millones de Francia , es un problema de voluntad y tarde o temprano habrá que hacerlo, no solo de Francia, sino de Inglaterra, etc.
Como dicen los guarros de izquierdas: que se joda