Un restaurante vegano de Tarragona prohíbe dar el biberón a un bebé por ser de leche animal
La crítica de una madre a la que en un restaurante vegano le prohibieron dar el biberón a su hijo se ha convertido en cuestión de horas en un fenómeno viral en las redes sociales. y no es para menos, porque tiene todos los ingredientes necesarios (algunos de origen animal). Un cliente insatisfecho, un negocio intransigente, un bebé al que se le niega el alimento que han elegido sus padres y muy poca mano izquierda.
“De vergüenza, no le pueden dar biberones a los bebés deberían tener un cartel que dijera prohibido bebés!”. Este es el inicio de una crítica realizada por una mujer al restaurante El Vergel, que ha sido el que ha encendido la mecha. Y no precisamente por la respuesta del establecimiento.
La mujer compartió su mala experiencia hace tres días en la web especializada TripAdvisor, en la que indicaba que le negaron su derecho a alimentar a su bebé con un biberón y que le ofrecieron una alternativa elaborada con una mezcla vegetal a base de cereales. También lamentaba la intransigencia del dueño del establecimiento, ubicado en Tarragona, al que calificó de radicales.
Esta crítica no ha recibido respuesta del restaurante todavía. Algo que sí ocurrió con una clienta que hizo un comentario en los mismos términos y que recibió una respuesta tan absurda como desmesurada. Esta es la respuesta que ha rescatado el “Diario de Tarragona” y que ha desatado la polémica.
La afectada explicaba que estaban celebrando un cumpleaños en el restaurante y que a su bebé de cuatro años le tocaba comer. Entonces, sacó un biberón y lo alimentó. “Poco después de empezarlo, el camarero me puso un papel al lado de mi plato y se fue. El papel ponía que no se puede entrar con comida de origen animal y si se trata de biberón, pues tampoco. Alucinante. No sabía qué hacer, fue una situación totalmente inesperada, humillante y sin poder defenderme. Avisarme con un papel… El camarero no sabía qué tipo de leche le estoy dando a mi bebe, podría haber sido leche materna, o de origen vegetal pero es igual, creo que es muy personal, incluso diría íntimo”.
Por ello, la clienta lanzó unas preguntas al aire, que ella misma se encargó de responder: “¿que esperaba el camarero? ¿Que guardara el biberón como si nada? ¿Que acabara de darle el biberón a mi hija en la calle? Supongo que habrá madres que se levantan de la mesa y se van.. muy muy mal”.
Así, continúa la crítica, “me gustaba el sitio, el concepto, la comida, fui varias veces, pero no iré nunca más. Creo que en la hostelería hay que ser mucho más humilde y sobre todo respetar a tus clientes. Al acabar la cena me dijo que la próxima vez me prepararán un biberón de leche vegetal… Esto no funciona así. Los bebes están en desarrollo y no pueden cambiar de comida como un adulto”.
También recomendó que no llevaran sus ideas tan al extremo: “Si se meten con los bebés ya podrían prohibir la entrada de gente con bolsos, cartera o chaqueta de piel o prohibir el uso de los aseos a aquellos clientes que comieron carne/leche/huevos en las últimas 48 horas… El concepto que pretenden promover me parece genial y estoy totalmente a favor. La forma en que lo hicieron aquel día conmigo y con mi bebé más bien me recuerda a un régimen totalitario”.
Respuesta desproporcionada
La respuesta del restaurante, como en otros casos, fue contundente y desproporcionada. El camarero que no se atrevió a decirle a la cara a la clienta que estaba prohibido dar un biberón al bebé, se envalentonó y escribió (como ya hizo el día de autos) su respuesta:
“Siento mucho que se haya sentido humillada. Tiene razón en quejarse y en sentirse mal. Puede que la forma no fuera la más adecuada. Para nosotros tampoco es fácil afrontar estas situaciones. Intentamos que la gente que viene con niños reciba esta información antes de entrar al restaurante, tanto con el aviso que hay en la puerta de entrada como verbalmente al hacer una reserva, con el fin de minimizar estos conflictos.
Yo soy el camarero que les recordó esta norma establecida en nuestro restaurante; también soy uno de los propietarios. Decidí presentarles el aviso por escrito cuando comenzaron a dar la leche al bebé, dando por supuesto que no se habían enterado hasta ese momento. Haciéndolo de este modo intentaba evitar ponerles en evidencia y crear una situación incómoda delante de sus compañeros de mesa. Lamentablemente durante el tiempo que lleva abierto el restaurante hemos tenido que presenciar el suministro de potitos con ingredientes de origen animal tanto de manera directa como a escondidas por parte de algunos padres, motivo por el que hemos decidido que no se consuma ningún tipo de comida del exterior. Los clientes también deben tener en cuenta que en cada negocio hay unas normas; por ejemplo, un código de vestimenta, la admisión o no de animales domésticos, niños… Nosotros no discriminamos a las familias con niños, a pesar de que en muchas ocasiones el resto de clientes se quejan y nos piden que les prohibamos la entrada. No digo que en esta ocasión fuera el caso.
Respecto a que opine que tampoco dejemos entrar a clientes con carteras de piel o que hayan comido ingredientes de origen animal con anterioridad es, otra vez, una decisión de la propiedad. Las determinaciones que se toman en un negocio no son democráticas. Quien asume el riesgo y la responsabilidad somos los propietarios, y nuestras son las decisiones. Como local de restauración, no aceptamos comida del exterior. Disponemos de leche vegetal apta para bebés, papillas y purés de verduras y compotas de frutas. Tampoco tenemos ningún inconveniente en que las madres den el pecho a sus hijos en el restaurante. Nosotros no fabricamos bolsos, ni zapatos ni abrigos, pero sí hacemos comida que usted puede comprar acorde con las normas del restaurante. Si alguien cree que darle un alimento a su hijo diferente al que toma normalmente supondrá un grave perjuicio para él, tiene dos opciones: alimentarle en otro horario, fuera del restaurante, o ir a otro establecimiento con otras normas.
Desconozco si el biberón contenía leche de vaca o la suya propia, pero supongo que si se sintió atacada fue precisamente porque era de origen animal no humano. Sin embargo, las madres verdaderamente humilladas son aquellas violadas durante toda su vida para tener bebés que son robados y descuartizados para que los humanos les arrebatemos la leche que era para ellos: estas madres son las vacas, ovejas y cabras, víctimas del biberón de su hijo.
Ojalá algún día pueda realmente comprender nuestro punto de vista. Una vez más, pido perdón por el mal trago que pudiera pasar y espero que esta explicación sirva de algo”.
No es la primera vez que el restaurante responde a alguna de las críticas de forma desproporcionada. Una pareja indicó que es “un restaurante donde no cabe sitio para la gente que no piense como ellos” y lamentaron las escasas opciones que había para las personas que no les gusta ese tipo de comida y acuden a cenar con personas veganas.
Em este caso fue el dueño de El Vergel de Tarragona el que se encargó responderles: “Nos encontramos en un estado de profunda tristeza al no haber cubierto sus expectativas de unir en un solo restaurante toda la gastronomía interplanetaria. Siento contrariarle, pero creo que si comieron en El Vergel, efectivamente cupieron, pensaran lo que pensaran. Nuestro escáner de pensamientos para filtrar a los clientes todavía está en versión de pruebas. Quizá con esta tecnología descubramos porqué alguien que se jacta de lo mucho que le gusta probar cosas nuevas se queja de esta manera por no poder pedir los platos que toma en cualquier otro restaurante. ¿De verdad sabía a dónde venían? Una vez oí una historia de alguien a quien le pasó lo mismo que a usted. Fue a un restaurante chino y, ¡no tenían ninguna opción de cocina francesa! ¡Qué atrevidos!”
Otras respuestas en la misma línea recibieron otros clientes que, seguro, que se lo pensarán dos veces antes de volver: “Dado que se toma el derecho de dar tantos consejos, tomaré su ejemplo y le daré uno: nunca emprenda un negocio”. O “Lamento que no le gustara la comida, aunque entiendo que estaba demasiado ocupado midiendo su contorno y haciendo escandallos a ojo de buen cubero como para disfrutarla”. También ponen en duda que hayan estado en el local: “No comienzo esta respuesta con el acostumbrado “Estimada clienta” porque tengo muchas dudas de que alguna vez haya comido en El Vergel”.
Fuente: La Razón
Los veranos son radicales y además anturales. Comer verdura es bueno, claro que sí, pero el ser humano necesita también proteínas animales en su justa medida. Digo que son radicales no a la ligera, tengo experiencia con alguno y son muy obtusos. Ejemplo: barbacoa en casa del vegano, todo dios come comida vegana, barbacoa en casa de alguien normal? Al vegano se le tiene preparada comida vegaba.
Si van por Tarragona, no lo olviden: ” El Vergel”.
Los dueños de los negocios ponen sus reglas, pero los consumidores tenemos la última palabra.
Por ir a esa puta mierda
Y digo ecolojeta porque no son coherentes en casi nada con su supuesto ecologismo.¿A cuantos “ecologistas” habéis visto dedicar su tiempo libre gratuitamente en reforestar montes o limpiar riberas de ríos? ni los veréis…
Detrás de todas estas pseudoideologías hay negocio, generalmente subvencionando el mundillo de fundaciones y ONGetas.
Los véganos son otra secta izquierdista ecolojeta además de una moda para estrogenizados y anoréxicas.
Son pijos snobs, de lo que se podría llamar izquierda o progresía, infestados por la peste roja(=marxismo cultural). Me gustaría recordarles que nuestros primeros antepasados fueron vegetarianos, pero una serie de cambios en el ambiente impulsó la evolución en una dirección. Las sequías, menos árboles, propició el bipedismo, al necesitar erguirse por ejemplo para ver más lejos desde el suelo. Esto “liberó” las manos para empezar a poder manipular objetos y herramientas. Entre los cambios de estas sequías (según la antropología) también impulsó el cambio de dieta. Menos árboles y frutos, así que aquellos primates empezaron a comer carne, primero… Leer más »
Pues nada, supongo que solo aceptarán que alimente a su hijo con leche de tofu. Si a la madre le parece bien comer alfalfa, no veo por qué no dejó a su bebé en ayunas, a mayor gloria del ajo sagrado.
Lo que yo no entiendo es que qué hacía esta mujer en ese restaurante. Se supone que por estar de acuerdo con ese tipo de alimentación o de ideología, más bien. Entonces, ¿qué pasa? No defiendo al restaurante porque si dijera mi opinión sobre estas dietas hervíboras y la ideología que les acompaña, necesitaba un buen rato, que no lo merecen. Pero esa mujer, que ya estaba involucrando a su hijo en esa ideología, ¿por qué acude a un local de esos? Este hecho ha causado conmoción en Tarragona, según he leído en la prensa local, este restaurante parece que… Leer más »
Pues habrá que prohibir también la lactancia materna puesto que también esa leche procede de un animal.
Si ya la raza blanca concibe poco, lo poco que se concibe se intenta que se aborte por todos los medios, y los escasos bebes que llegan a ver la luz tampoco pueden ser alimentados por la teta materna, casi mejor que se lancen todas las ojivas nucleares disponibles y acabemos de una vez con este mundo de gilipollas y mamarrachos indignos de pertenecer a la especie humana y mucho menos a la raza blanca.
Aunque nos parezca ofensivo, idiota o absurdo, el restaurante es un local privado y puede establecer normas absurdas como estas libremente, aunque debería advertir o anunciar esas normas de forma clara a los consumidores.
Y el que no esté de acuerdo con esas normas que no vaya al restaurante.
Es privado en sus zonas así delimitadas y fuera del horario de apertura. Si puede prohibir el consumo de productos no comprados en el lugar.
Una ley contra los padres y la libertad:
http://citizengo.org/hazteoir/pc/45079-ley-adoctrina
que un ser humano sienta mas misericordia y/o afecto hacia los animales que por otros seres humanos parece mas una patologia psicologica que no una opcion ideologica