Los disturbios de París incendian la campaña francesa
François Hollande visitó ayer Aubervilliers, una localidad del extrarradio parisino, con el objetivo de llevar un poco de calma a toda esta zona donde cada noche se registran actos de violencia urbana como respuesta a la brutal agresión que sufrió un joven durante un control policial el 2 de febrero. El Gobierno se ve atrapado entre la necesidad de dar respuesta a lo que parece un grave abuso, al mismo tiempo que respalda la acción de la Policía para no ser acusado de laxista ni dejar la defensa del ejercicio de la autoridad en manos de la derecha alternativa.
Desde el inicio de las revueltas urbanas se han producido 245 detenciones, y parece que la calma no llega. Los expertos comienzan a dar la señal de alarma ante una situación que reúne todos los ingredientes que en 2005 provocaron una ola de violencias sin precedentes en las barriadas de París. Entonces el motivo fue la muerte por electrocución de dos jóvenes que, huyendo de la Policía, se habían refugiado en un transformador eléctrico. La visita de Hollande tenía como objetivo promover un dispositivo destinado a favorecer el empleo de los jóvenes, pero el presidente francés tomó la palabra para hablar de «respeto» a las instituciones, a la Policía, a la Justicia, a los bienes públicos y a la propiedad privada. «Existe la libertad de manifestarse, pero no la autorización para destrozar», concluyó Hollande.
Théo, un joven de 22 años, tuvo que ser hospitalizado tras su detención en el marco de un control de identidad en Aulnay-sous-Bois. El médico dictaminó que sufría una herida grave en el ano provocada por una porra telescópica. Uno de los policías fue inculpado por violación y otros tres por violencia voluntaria. Cinco días después, el presidente acudió al hospital a visitar a Théo acompañado por la Prensa, y declaró que el joven había tenido «un comportamiento ejemplar» y que tanto él como su familia habían reaccionado «con dignidad y responsabilidad». Durante los días previos se habían sucedido los altercados en las calles de diversas localidades, y Théo, agradecido por la visita de Hollande, dijo que le gustaría encontrar su ciudad «tal y como la dejé», y animó a la gente a poner fin a la violencia. «Stop a la guerra, rezad por mí», declaró. Pero su mensaje no llegó a oídos de los interesados, y la noticia de una nueva agresión no va a calmar los ánimos. «L’Obs» publicó ayer las fotos de Mohamed, un amigo de Théo, con el rostro totalmente deformado por los golpes que le propinó unos días antes el mismo policía, lo que ha obligado al ministro del Interior, Bruno Le Roux, a abrir una investigación.
Mientras, Marine Le Pen aprovecha la oportunidad electoral para denunciar «la responsabilidad de los políticos que han gobernado durante años», y asegura que su «laxismo» es lo que ha permitido esta ola de incidentes. «Se han adquirido malos hábitos –aseguró en Europe1– y algunos piensan que pueden actuar con toda impunidad», dijo. Prometió «devolver a los policías los medios para actuar», calificando de «terriblemente grave» que los dirigentes «echen el oprobio sobre la integridad de la Policía».
Estoy seguro que a mucha gente les parecerá la actuación policial excesivamente violenta y fuera de lugar. Craso error amigos. Lidien cada día con esa gentuza. Soporten sus insultos y su escupitajos. Agachen la cabeza ante ellos para que nos les llamen racistas. Intenten aguantar impasibles como se crecen ante los agentes del orden y ante cualquier otro civil. Prueben esa receta, la receta de convivir con el islam en vivo y en directo, y estoy más que seguro que cada noche se irán a sus casas con las ganas de haberle metido a mohamed, no una porra por el… Leer más »
A mi parecer la actuación policial es demasiado tibia,” intentan aguantar impasibles”,¿sirven al pueblo o a la élite?.