Los ataques islamistas obligan a los belgas a cambiar sus costumbres
Una de cada tres personas en Bélgica ha cambiado su comportamiento tras los ataques islamistas perpetrados en la capital del país el 22 de marzo de 2016, según un estudio publicado por el Instituto Belga de Seguridad Vial y recogido este martes en el diario belga De Redactie.
La encuesta, realizada a 2.100 personas mayores de 16 años, ha revelado que un 19% de los belgas asiste con menos frecuencia a eventos de gran afluencia de público, mientras que un 12% evita los centros comerciales y cines.
Además, un 16% ha señalado que siente una mayor desconfianza hacia los desconocidos y, en particular, hacia las personas de religión musulmana (12%), y uno de cada cinco encuestados considera “probable” que un ataque tuviera lugar en su barrio de residencia o en un radio de 15 kilómetros alrededor del mismo.
Sobre la persistencia en el tiempo de la amenaza terrorista, un 52% ha dicho que no existe una forma de erradicarla y que hay que “aprender a vivir con ella” y un 84% opina que no es un problema temporal, sino que se mantendrá durante años.
Durante el año 2016, el terrorismo se ha situado como la segunda preocupación de los ciudadanos belgas -uno de cada dos encuestados lo considera un problema-, sólo superado por los robos domésticos, que fueron mencionados por un 57%, y por encima de los accidentes de tráfico (48%).
Los agentes de la Policía de Bruselas recibirán a partir de febrero clases sobre cómo actuar en intervenciones policiales con musulmanes y para prevenir la radicalización, según ha informado este martes la televisión pública belga RTBF.
Los policías seguirán un curso de ocho horas de duración en el que se abordarán temas como la inmigración que Bélgica ha recibido desde 1960, los conocimientos básicos del islam, las comunidades musulmanas en el país y las diferencias entre religión y cultura.
El proyecto, desarrollado por un centro holandés de expertos en prevención e intervención contra el extremismo y promovido por la Escuela Regional e Intermunicipal de Policía (EPIR) de Bruselas, prevé además una segunda formación, también de ocho horas, que abordará el yihadismo y los mecanismos de radicalización.
El lanzamiento de la iniciativa llega casi diez meses después del doble ataque perpetrado el 22 de marzo de 2016 por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Bruselas, que costó la vida a 32 personas en el principal aeropuerto de la región y en una de las estaciones de metro en el corazón del barrio europeo.
El ministro presidente de la región de Bruselas capital a cargo de la prevención y la seguridad, Rudi Vervoort, ha dicho al diario belga La Libre Belgique que este tipo de cursos son necesarios, ya que “una de las funciones de la policía es precisamente la prevención de la radicalización”.
Hamid Benichou, policía que cuenta con 27 años de experiencia en la zona norte de Bruselas -en barrios como Schaerbeek, con un importante porcentaje de población musulmana-, cree sin embargo que los cursos propuestos por el EPIR serán “inútiles y sin interés”.
Fuente: Intereconomía
La única solución es armarse, como ha indicado el presidente Zeman, y hacer leyes para echarlos. Allá donde arraigan acaban con la población autóctona, antes o después. Véase su historia desde el siglo VII.
No es suficiente con concienciar a la población y con que ésta halle una forma de expresar su rechazo a la gentuza. Ahora es necesario -y más eficiente- actuar contra los que los emplean, contra la quinta columna. No es posible atacar al Estado pero si ir contra los que tienen un empleado de esa innombrable extracción.