Kevin Kreham, mártir europeo
Max Romano.- Después de una larga inactividad, debida a la preparación de varios proyectos, creo que es hora de que el Oso salga de su letargo.
El martirio de Kevin Krehan, asesinado por el régimen del racismo anti-blanco y los traidores al poder que quieren destruir a los pueblos europeos.
Este hombre fue asesinado el 30 de diciembre en la cárcel británica donde cumplía una injusta y excesiva condena, y lo podemos considerar el primer mártir del 2017. Mártir por Europa y por la supervivencia de Europa, de sus pueblos y su identidad.
Para quien no lo sepa, Kevin Krehan fue condenado por dejar emparedados con panceta a las puertas de una mezquita, en señal de protesta contra el Islam.
¿Acción inadecuada la suya? ¿Discutible? Puede ser, pero quizá la única manera que este hombre tenía de protestar, en un país represivo, con leyes liberticidas que hacen cada vez más difícil la crítica a las inmigración masiva y la destrucción de la propia tradición, un país de espionaje electrónico sistemático donde la policía puede arrestarte por opiniones políticamente incorrectas vertidas en las redes sociales y por críticas a la sociedad multicultural.
Lo que es seguro es que no merecía un año de cárcel, y mucho menos morir asesinado con la complicidad del Estado, por dejar un poco de tocino a las puertas de una mezquita. Un año de cárcel que estaba cumpliendo íntegramente mientras hay verdadera basura humana que no pisa la cárcel o cumple penas ridículas, por graves delitos. Recordemos que esto ha sucedido en el mismo país donde una banda de paquistaníes violaba y prostituía a adolescentes blancas inglesas ante la pasividad de las autoridades y el Estado, y que pudieron hacerlo durante mucho, muchísimo tiempo precisamente por su raza. Todos tenían miedo de meterles mano por motivos de corrección política.
Tras ser condenado a esta pena aberrante, se dejó sin protección a este hombre en una cárcel llena de criminales, asesinos, violadores y traficantes, muchos de ellos islamistas violentos. Y podemos estar seguros de que toda esta carne de horca sabía por qué Kevin Krehan estaba allí. Que le plantaran un cuchillo en el cuerpo era solamente cuestión de tiempo.
Asesinado por una falta insignificante, pero sobre todo por ser europeo y blanco. Asesinado por la tiranía de la corrección política y el el régimen de racismo anti blanco instaurado por los traidores al poder. Asesinado por quienes promulgaron leyes aberrantes. Asesinado por quien lo condenó a un año de cárcel por poner tocino en la puerta de una mezquita. Asesinado por quien debió protegerle y lo dejó a la merced de los degolladores.
No deseo que este crimen les pese sobre la conciencia, porque probablemente no la tienen. Y también porque sinceramente me importa un comino que les pese o no. Pero lo que sí me importa y sí deseo es que un día esta casta de enemigos de Europa caiga, y naturalmente que se les obligue a responder por sus actos.
Por tanto, esta vez no voy a mear mirando a Inglaterra, como aconsejaba nuestro Blas de Lezo a todo buen español, y dedicaré estas breves líneas a la memoria de Kevin Krehan, mártir de Europa. Que su sangre sea semilla de rebelión.
Mi más sentido pésame.
Mi más sentido pásame.