Participación directa de los ciudadanos. Democracia participativa para la sostenibilidad (II de III)
Pelayo del Riego*.- LA PARTICIPACIÓN, COMO ACTUACIÓN ANTICIPATORIA. Ricardo Díez Hochleitner, insiste en añadir, con mucha razón, la necesidad, de que la participación directa de los ciudadanos, en asuntos socioeconómicos, para la sostenibilidad del sistema y para la mejor gobernación, reúna, además, la capacidad y la virtud de ser anticipatoria, la de prever el futuro, a partir de factores y magnitudes conocidos y cotidianos, que nos rodean y nos mandan mensajes, a los que no solemos atender debidamente o que si los atendemos, no sabemos darles la lectura que exigen. En el ámbito de la educación, Ricardo Díez Hochleitner, viene abogando por la introducción programada, de la prospectiva como disciplina académica, desde el principio de la década de los 70. Rastrear en el futuro, es algo que comienza a ser vital, para todos los componentes de una humanidad, que se enfrenta a graves problemas, originados por su creciente entidad y su propia conducta. De su previsión y cambios, depende su mejor o peor futuro y el de sus descendientes. No por decimonónica, es menos inteligente y acertada la positivista frase comtiana, voir pour prevoir, prevoir pour pourvoir.
Existen unas necesidades, para las que la participación directa y efectiva, de los ciudadanos, se reconoce como un valor positivo. Requieren el concurso de todos. No como actores inducidos, sino como aportadores de sus ideas anticipatorias, de su prospectiva, de sus iniciativas, de sus deseos, de la cesión y cambio, en usos y hábitos posibles, hasta ahora, de propuestas, pensando en las generaciones futuras. Al fin, de administrar con un criterio de cambio pactado, tal y como prescribe el Programa 21 de la ONU y como ya apuntaba Rousseau, en 1762: opinar, proponer, dividir, discutir…. El desencadenante, de esta actuación de los ciudadanos, es el barrunto de una catástrofe igualatoria para la humanidad, que ha aconsejado prudentemente y al margen de estos criterios predominantes, prescribir, por convencimiento e inteligentemente, la participación directa en lo local. Hacerlo desde el consenso y en concurrencia convergente, con otras medidas y otros actores que proceden de la democracia representativa. Si bien esta vez, no para ponerse a las órdenes de, sino precisamente, para contribuir a la búsqueda de soluciones y a la toma de las mejores decisiones, junto a, en un plano de igualdad cierta y valiente, como requiere la verdadera participación directa y aconsejan las circunstancias.
La participación, legitima y apoya la autoridad, genera concienciación y compromiso, fomenta mejor entendimiento de problemáticas, facilita soluciones, revitaliza al Estado y a la política pública, mejora la transparencia en la gestión pública, obstaculiza la corrupción, facilita la información y la formación, aumenta la corresponsabilidad social, involucra a los ciudadanos en los problemas y en la búsqueda de soluciones, supone un salto cualitativo en la relación político-ciudadano, rompe la perniciosa indiferencia, de la sociedad, hacia lo político y la cosa pública, produce receptividad a iniciativas limitatorias y sin duda, facilita establecer prioridades y soluciones así como tomar mejores decisiones, todo ello, con mayores probabilidades de acierto. Si además, reúne, como apunta Díez Hochleitner, la virtud de ser anticipatoria y previsora, su eficacia y sus resultados, van a reportar mayores y mejores beneficios a la sociedad humana y al entorno biológico que la sustenta.
La máxima participación posible, se muestra ya como imprescindible, para las cuestiones locales, que son su primer escalón. Téngase muy en cuenta, que aquí no se trata de conocimientos generales académicos, (matemática, física, química, etc) que se suelen producir con carácter horizontal y a requerimiento de parte, como se actúa con el médico, con el abogado, con el arquitecto, con el experto, sino de temas socioeconómicos locales, de un entorno humano, que vive diariamente en contacto visual y personal, con las autoridades y giran sobre la percepción de la problemática, de cada municipio, que es específica y compleja. De ahí, que actuar localmente, pensando globalmente, sea vital para un futuro sostenible de todos. Información, convencimiento, concienciación y cambio de conducta. Tiene similitud en principio, con un consejo de familia, bajo la presidencia de la autoridad, en circunstancias graves y previo a cualquier consulta o auxilio externo. A este respecto, anotamos que hay un proverbio castellano, que reza muy gráficamente: más sabe el tonto en su casa, que el listo en la ajena. Al fin se trata de caminar juntos (???????).
No valen, para el cambio exigido, por el Desarrollo Sostenible, los slogans, ni las catas al pulso social, que suponen los sondeos de opinión y las encuestas, fácilmente manipulables e inducibles, sino el esfuerzo mancomunado y directo que propugna el Programa 21, para el que hay que abrir nuevos cauces y del que no puede faltar la población, de cada porción de biosfera, que es el término municipal, en el que se habita, donde se vive día, a día. Así, una práctica de siempre, como era el concejo abierto, reconocido en numerosos fueros y cartas pueblas de la España medieval, se convierte, con las modulaciones necesarias, en la última y más novedosa de las contribuciones, porque el Programa 21, lo considera imprescindible. A la sabiduría popular, se ha confiado, con la asistencia y servicio de especialistas cuando han sido requeridos y han estado disponibles, lo más importante: el cuidado y la crianza de los seres humanos, su salud, su alimentación, su educación, el trato con la tierra, los animales, el uso del agua, la construcción… Como dice Luís Racionero, la sabiduría popular, en contraste con la información y el conocimiento, es un don de acción y en esto lo fundamental es el momento y la intensidad. Es un conocimiento vital, no sistemático, ni racional, ni lógico, sino vivido, intuido y ganado por la experiencia. Al decir de Heraclio, según dice el mismo autor, Sofía, consiste en decir la verdad y actuar según la naturaleza, escuchándola.
VENTAJAS QUE REPORTA LA PARTICIPACIÓN DIRECTA
Cuando se procede, según prescribe el Programa 21 en su capítulo 28 y participan los habitantes de los municipios, a través de la Agenda 21 Local, los alcaldes, detectan aquellas carencias, necesidades y demandas de los ciudadanos, que normalmente no aflorarían de otro modo:
1)Los vecinos quedan, en virtud de su participación, concienciados en el desarrollo sostenible, por lo que son receptivos a futuras iniciativas de los gobernantes.
2)Se produce una aglutinación de las fuerzas sociales, en torno a los políticos.
3)Facilita a los políticos, la confección de programas futuros, gracias a la información obtenida de la colaboración activa de los ciudadanos.
4)Aporta, a las corporaciones locales, una titularidad legitimada por el consenso y la participación tanto para la obtención de fondos nacionales o europeos (para llevar adelante los objetivos acordados) como para otros fines.
5)Produce, un compromiso de futuro, tanto de ciudadanos como de autoridades, para el cambio que se requiere, para pasar del desarrollismo al desarrollo sostenible.
6)Fomenta la ciudadanía activa y la participación de todos.
7)Ofrece, a los representantes públicos, un abanico de estrategias de desarrollo local sostenible.
8)Proporciona, la posibilidad de ser actores activos, en el desarrollo del territorio.
9) Identifica, campos de acción por explotar y soluciones a los problemas existentes.
10) Refuerza el concepto y el ejercicio, de la democracia participativa en el territorio.
11) Contempla los aspectos sociales, económicos y medioambientales de forma integrada.
12) Desarrolla una perspectiva positiva, sobre el futuro de las poblaciones.
14) Contribuye a superar, las barreras ideológicas, religiosas y culturales.
13) Se basa en la capacidad y voluntad, de todos los implicados para construir un futuro mejor.
14) Informa sobre el verdadero valor del entorno y sobre las maneras para mejorarlo.
15) Propone cambios de mentalidad y de conductas.
16) Potencia la creación de redes de cooperación, entre los agentes locales (sociales y económicos).
17) Define y fomenta, iniciativas de desarrollo local ejemplares.
18) Aumenta la confianza de la población, en sus instituciones.
19) Favorece la unión, entre los municipios, para enfrentarse en común a retos y problemas comunes. Muy especialmente en la lucha contra el terrorismo, al establecerse un cauce fluido, entre ciudadanos y autoridades locales.
20) Racionaliza las acciones, a llevar a cabo, por las Administraciones públicas, en los municipios, favoreciendo la coordinación entre todas ellas.
21) Combate las tendencias destructivas, que se producen en un mundo global, que tiende a minusvalorar lo local.
22) Contribuye a reducir la exclusión social y a integrar a todos en el progreso del municipio.
23) Favorece la eliminación de las diferencias, entre el Norte y el Sur, fomentando la solidaridad, entre las poblaciones.
24) El proceso participatorio, además, va a ser, sin duda, ocasión para la identificación y postulación, de futuras personalidades locales, con aptitudes, actitudes y vocaciones políticas, valiosas para todos y desde la arena de la práctica y la transparencia. Fuera de los cenáculos, amiguismos, fidelidades inquebrantables y camarillas al uso.
SOBRE LA AGENDA 21 LOCAL
El Programa 21, ó Agenda 21, en su capítulo 28, crea la nueva institución llamada Programa 21 Local ó Agenda 21 Local. Denominación esta de Agenda, aportada posteriormente a Río 92 y en ambos casos, por el propio Dr. Maurice Strong, Secretario General de las cumbres de Estocolmo 72 y Río 92. Hoy por hoy, es el único vehículo legítimo y legitimado, para la participación directa de los ciudadanos, si bien, limitada a la materia socioeconómica local.
Desde gobiernos firmantes del Programa 21, de Río 92, se viene permitiendo, que la institución de la Agenda 21 Local, para los municipios del planeta, haya sido interpretada arbitrariamente, por la asociación ICLEI, que obvia absurdamente la letra y el espíritu de lo prescrito, en su capítulo 28, reduce la esencial importancia, de la participación directa de los ciudadanos, la limita, a lo urbano –sin considerar que la huella ecológica se vincula a la superficie y biocapacidad del territorio, del que viven, que es el municipio- la complica gratuitamente, con unas auditorias, diagnósticos y dictámenes previos, que no responden a lo preceptuado y la desnaturaliza.
Induce esa breve participación y hace infactible su implantación, en la mayoría de los municipios del planeta, que son bastantes más de un millón. Como resultado, la Agenda 21 Local, se ha convertido en una entelequia, de la que nadie es responsable, se ha centrado absurdamente en ciudades, insistimos, es algo complicado, caro y que no se sabe para qué sirve, olvidándose, de que es una institución universal y de primera necesidad. Existe otro modelo de Agenda 21 Local, denominado modelo DEYNA, que es fiel al Programa 21 y es factible en el Planeta.
Precedentes
Como ya indicamos anteriormente, en los años 60 del pasado siglo XX, la comunidad científica, comienza a alertar a las administraciones, sobre los grandes problemas del planeta: pobreza, pérdida de biodiversidad y deterioro medioambiental. Se empiezan a hacer patentes, las interrelaciones, físicas e inevitables, entre las actividades humanas y la naturaleza y que el medio ambiente, -la biosfera en la que vivimos- resulta ser un sistema complejo, dinámico, sinérgico e incierto y que existe una interdependencia mutua, entre el ecosistema y el sistema socioeconómico, que exige una mutua adaptación de ambos. En 1968, Aurelio Peccei y Alexander King, crean el Club de Roma, para atender a los retos de esta nueva problemática. En 1972, sale a la luz, el primer informe al Club de Roma, elaborado por los Meadows, titulado Los límites del crecimiento, que, con sus aciertos, errores y críticas, es todo un aldabonazo, en las conciencias de los dirigentes y de los estudiosos.
Mediante la primera reunión mundial de 1972, sobre medio ambiente (Conferencia sobre el Medio Humano, de Estocolmo), se comienzan a poner los cimientos, para la más importante Cumbre de la Tierra, que se celebraría 20 años mas tarde, en Río de Janeiro (1992). En esta Conferencia, de Estocolmo, sobre el Medio Humano, de 1972, participaron 113 naciones y su Secretario General, fue el Dr. Maurice Strong, que también lo sería de Río 92. Antes de ella, relata el Dr. Strong, jamás un tema -en este caso, el medio ambiente- considerado prácticamente una novedad, fue llevado a un nivel tan alto de discusión. Las conclusiones de esta Conferencia, posteriormente, en 1987, se recogieron en el Informe Brundtland, titulado Nuestro Futuro Común, presidido por Gro Harlem Brundtland, ex-Primera Ministra de Noruega. Como resultado de esta Conferencia de Estocolmo, se instauró el Programa del Medio Ambiente, de las Naciones Unidas (PNUMA) y la ONU estableció, en 1983, la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y el Desarrollo.
Esta Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo (CMMAD), llamada Comisión Brundtland, en 1987, definió el Desarrollo sustentable, como el que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras, para satisfacer sus propias necesidades. En definitiva, más que un modelo definido, el desarrollo sostenible, se presenta como un proceso de cambio y transición hacia nuevas fórmulas de producir y consumir, pero también, hacia nuevas formas de ser, estar y conocer. El concepto ecología, se impone como definidor, de que el ser humano, es una parte de la naturaleza, de un sistema interdependiente y cerrado, que debe mantenerse en equilibrio, dada su fragilidad, en bien de todos. De ahí lo de actuar localmente, pensando globalmente, de ser conscientes, de que nuestros actos, pueden repercutir en todos, de forma negativa o positiva.
En 1989, como decíamos, la ONU, comenzó la planificación de la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo, en la que se trazarían los principios, para alcanzar ese Desarrollo Sostenible. Durante dos años, numerosos expertos, en todo el mundo, se dedicaron con ahínco a la concertación de acuerdos, que jalonaron el camino hacia la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992, bajo la dirección de su Secretario General, el Dr. Maurice Strong. En ella, se concertaron dos acuerdos internacionales, se formularon dos declaraciones de principios y un vasto programa de acción, sobre Desarrollo Mundial Sostenible. Este programa es el Programa 21, ley blanda, consensuada por 179 naciones, en la mencionada Cumbre de Río’92 y ratificada por España, en 1993, que recoge, a lo largo de sus más de 600 páginas, normas, tendentes al logro de un Desarrollo Sostenible, desde el punto de vista Social, Económico y Ecológico.
Introducción
La Fundación Desarrollo y Naturaleza (DEYNA), entidad decana en España, en materia de sostenibilidad, que viene trabajando para esto, desde 1992, fecha de su creación, se ha centrado en el estudio del Programa 21, por lo que la mayoría de sus proyectos, están basados en el mismo. Esta Fundación, trabaja sobre sus prescripciones, lejos de compromisos políticos, eclecticismos descomprometidos o intereses perturbadores y considera su deber, difundir cuanto se expone a continuación, tras comprobar, lo que se viene haciendo sobre Agenda 21 Local, no sólo en España sino en Europa y a los veinticuatro años, de haberse creado la Institución de la Agenda 21 Local. Lo que se viene intentando hacer, por Agenda 21 Local, no coincide con el mencionado Capítulo 28, ni en la letra, ni en el espíritu. Es preciso dar a conocer la situación anómala y que los actores de la Agenda 21 Local, estén informados.
1.- El Programa 21, es la Agenda 21. Por tanto, un Programa 21 nacional, es un Agenda 21 nacional. Un plan de acción nacional o una estrategia nacional para el desarrollo sostenible, es decir una actuación desde arriba hacia abajo. Normalmente, ya están en marcha por parte de autoridades, científicos, técnicos, etc. Se trata de actuar globalmente, pensando localmente. Puede aplicarse a autonomías, provincias, regiones, comarcas, etc.
2.- El Programa 21 Local, es la Agenda 21 Local. (ver Capítulo 28 donde se crea esta institución) y es un plan de acción, o estrategia municipal. De todo el Programa 21, que suma 40 artículos, el 28, es el único que establece y hace posible, que los ciudadanos de los municipios, se suban al desarrollo sostenible. Actuación desde abajo hacia arriba o bien, la manera de actuar localmente, pensando globalmente.
Ambas estrategias, deberán converger, para cerrar el círculo efectivo de la sostenibilidad, tal y como prevé, muy sabiamente, el Programa 21.
Por tanto, la Agenda 21 Local, no es otra cosa, que un plan de acción socioeconómico, a la luz del Programa 21, pactado, entre autoridades locales y ciudadanos de un municipio, para emprender el desarrollo sostenible del mismo, en toda su extensión y que se produce, mediante el ejercicio de la participación, más directa posible, real y efectiva, de los ciudadanos, en consenso, con las autoridades locales representativas.
Se ha permitido, desde los gobiernos, haciendo dejación de su compromiso -pues quienes firmaron fueron los gobiernos, no los ayuntamientos, ni otras entidades- que esta institución, la Agenda 21 Local, haya sido tergiversada, por la asociación ICLEI, que ha obviado y conculcado, absurdamente, la literalidad y el espíritu de lo prescrito en el capítulo 28. Ha reducido jíbaramente, la importancia de la participación directa de los ciudadanos, a la vez que ha complicado gratuitamente, su implantación, con unas auditorias, diagnósticos y dictámenes previos, que ha prescrito arbitrariamente, desnaturalizando la institución y haciéndola prácticamente infactible en la gran mayoría de los municipios del planeta. Como resultado, la Agenda 21 Local ha tomado, en Europa muy principalmente, derroteros de huida hacia adelante, como lo de las ciudades por el clima, ciudades 21 y otros sucedáneos. Todo, para eludir y minimizar la imprescindible participación directa.
Consideramos, tan fundamental para el Desarrollo Sostenible, la factibilidad de la Agenda 21 Local, como institución universal, a implantar en el planeta, en el menor plazo de tiempo posible, que esta Fundación trata por todos los medios, de precisar el concepto, en beneficio no sólo de España, sino de todos los países (179), que firmaron el Programa 21, en Río de Janeiro, que suman el 98% de la población mundial, nada menos y a los que se viene induciendo a error, produciéndoles desconcierto e incertidumbre. La confusión existente, ha sido sembrada, sin duda, por una interpretación poco rigurosa, torticera y mezclando capítulos del Programa 21 arbitrariamente, huyendo de la verdadera participación, por lo que se conculca lo estatuido en su Capítulo 28. La fundación DEYNA, sale al paso para contribuir a una aclaración, que parece oportuna y necesaria, cuando han transcurrido, más de dos decenios, desde que se consensuó su implantación y llama poderosamente la atención, la exigua cifra de municipios, en los que se ha implantado, paradójica e inquietantemente, cuando uno de los señalamientos más claros del Capítulo 28, son las fechas en las que debían producirse las implantaciones. En este retraso, el ICLEI no ha prodigado indicadores.
El error fundamental, creemos de buena fe, puede estar en no haber considerado el Programa 21 completo y en profundidad y no haber advertido, que el Programa 21 (o Agenda 21), sugiere diferentes ámbitos de Agendas 21 y diferentes ámbitos de competencias, en el desarrollo sostenible, empezando por gobiernos, instituciones y estados y que una de esas Agendas 21, con carácter muy específico y complementaria, de las demás, es la Agenda 21 Local. También puede ser, que esté el error y esto es mas grave, en lo que apuntamos más adelante, ya que algunos afirman, que la Agenda 21 Local se creó en Aalborg. Esto ya tiene cariz de sabotaje y de corrupción, para que unos desaprensivos, ganen cuartos. De esto ya hablaremos.
Es de destacar, el papel de las empresas –se habla de auditorias, solo en este caso- (capítulo 30); el papel de la comunidad científica y tecnológica, (capítulo 31); el papel de la transferencia de tecnología y cooperación para el aumento de la capacidad (capítulo 34); el papel de la ciencia, para el desarrollo sostenible (capítulo 35); la ordenación del territorio (capítulo 7 y 10), etc.
Esta complementariedad, que se infiere de su sencillez de definición, objetivos y breves tiempos de implantación, parece sin duda, no tener otro fin que la incorporación de todos los ciudadanos, de todos los municipios, del mundo en su mayor porcentaje posible, al desarrollo sostenible, para su concienciación, su compromiso y su receptividad, que solo puede surgir de una participación real y efectiva, de los ciudadanos, en consenso con sus autoridades locales. Sin duda, este planteamiento del Programa 21, constituye un circulo de actividades, cerrado, armónico y coherente, buscando la eficacia.
Los científicos, los técnicos y los políticos, vienen siendo conscientes de la importancia del Desarrollo Sostenible, desde hace muchos años y también de los sacrificios y cambios de conducta, que implica este concepto integrado de la ecología, pero el último eslabón, para que se produzca el desarrollo sostenible, de manera efectiva, es esa incorporación masiva de los ciudadanos y por ende, la importancia transcendental, que tiene la participación de los ciudadanos, de las mujeres, de los jóvenes, de las ONGs, de los pueblos indígenas, de los empresarios, sindicatos, etc., implicación imprescindible de la sociedad civil, en una palabra, para su concienciación en la problemática, ya que, como es de dominio público, los ciudadanos/hogares, son los mayores contaminadores, con diferencia. En consecuencia, las variadas Agendas 21 (desde arriba hacia abajo), es decir las que llevan iniciativas de políticos, técnicos, científicos, etc., son una cosa, pero la Agenda 21 Local (desde abajo hacia arriba), es otra, tal y como, se desprende de la simple lectura del Capítulo 28.
Fundamentos y concepto
El Programa 21, en su Capítulo 28, dice textualmente al respecto y como objetivos, después de justificar la importancia de las autoridades locales, en esta materia del Desarrollo Sostenible, en las Bases para la acción:
28.2,a) Para 1996, la mayoría de las autoridades locales de cada país, deberían haber llevado a cabo un proceso de consultas, con sus respectivas poblaciones y haber logrado un CONSENSO, sobre un Programa 21 Local para la comunidad.
28.2,d) Debería alentarse, a todas las autoridades locales, de cada país, a ejecutar y supervisar programas, encaminados a lograr que las mujeres y los jóvenes, estuvieran representados, en los procesos de adopción de decisiones, planificación y ejecución.
28.3 Cada autoridad local, debería iniciar un diálogo, con sus ciudadanos, organizaciones locales y empresas privadas y aprobar un Programa 21 local. Mediante la celebración de consultas y la promoción de un consenso, las autoridades locales, recibirían aportes de la ciudadanía y las organizaciones cívicas, empresariales e industriales, locales y obtendrían la información necesaria, para formular las mejores estrategias. El proceso de consultas, aumentaría la conciencia de los hogares, respecto de las cuestiones relativas al Desarrollo Sostenible. Los programas, la política, la legislación y las reglamentaciones de las autoridades locales, para lograr los objetivos del Programa 21, se evaluarían y modificarían, sobre la base de los programas locales, aprobados en el marco del Programa 21.
Hay que recordar, aquí además, que en su Capítulo 25, ha dicho remarcadamente: 25.12 Es menester que se tengan plenamente en cuenta los intereses concretos de la infancia en el proceso de participación relacionado con el medio ambiente y el desarrollo. Esta participación, la prescribe en el Capítulo 27 para las ONGs y en el 26, para las poblaciones indígenas. Los Capítulos 24 y 25, los dedica íntegramente a la participación directa, real y efectiva de mujeres y los jóvenes.
*Miembro del Capítulo Español del Club de Roma desde 1993.