Juicio por el ‘caso Blanquerna”

Por José L. Román.- A nadie que en España esté al cabo de la calle, le ha debido sorprender el fallo absolutorio de Rita Maestre por la Audiencia Provincial de Madrid, después de que la concejala de PODEMOS asaltase en 2011 la capilla católica de la Complutense.

Tampoco debe extrañarnos, en contraste con el trato judicial recibido por la podemita, que la Fiscalía llegase a pedir en su día hasta NUEVE AÑOS de cárcel, para los jóvenes que irrumpieron un 11 de septiembre en el Club Blanquerna de Madrid, para decirles a los separatistas: “No nos engañan, Cataluña es España”.

Y, que les voy a contar sobre la oleada de improperios lanzados por parte de todos los medios de comunicación, incluidos liberales y de la Conferencia Episcopal, cuando varios jóvenes lanzaron unas bengalas junto a la mezquita de la M-30 de Madrid, para protestar contra los atentados islamistas y la entrada ilegal de musulmanes en nuestro país.

Si estos agravios comparativos no fuesen suficiente para entender la deriva político-judicial española, ahora nos obsequian también con otra patada en los pelendengues al objeto de que entendamos de una vez quienes son los que mandan aquí, rebajando la pena de los terroristas chilenos que colocaron y explosionaron las bombas en la basílica del Pilar de Zaragoza en octubre de 2013, de DOCE, a solo CUATRO años y medio de prisión.

Estas son algunas de las recetas “político-judicial” del sistema liberal-socialista avalado también por el PP, para alimentar a todo disidente que ose cuestionar la gestión de las más altas magistraturas del Estado. Ahora bien, si el “disidente” es de corte marxista, entonces, la receta para él, por muy criminal y terrorista que sea, será la de un trato exquisito y con todas las garantías procesales por parte del gobierno, de los partidos, de los medios informativos, y de los Tribunales de justicia.

Es evidente que el sistema adolece de una grave patología, y no me cansaré de repetirlo. El sistema constitucional que nos rige viene viciado de origen; lo que sucede es que los parásitos instalados en la política y quienes les apoyan, como resulta que controlan el poder mediático y también el judicial, no dejan que prospere un movimiento de reconstrucción nacional que, a través de aquellos medios, irrumpa con fuerza para frenar de una vez por todas esta insistencia sistemática en el error.

El sistema liberal-socialista, que fue avalado, firmado y defendido por el Partido Popular, no funciona. Las políticas de endeudamiento de la nación han hipotecado a los españoles de por vida y también a las futuras generaciones. El poder judicial está severamente contaminado y politizado. La situación actual de desmadre, agresividad, falta de respeto, e inseguridad, es más que preocupante. Solo hay que contemplar las cifras de crímenes y de parricidios en nuestro país para constatar el estado patológico de la nación.

Estas cifras escalofriantes podrán ser publicadas en algún periódico digital o de papel, pero no salen en la “tele”. Y, como todos ustedes saben, lo que no sale en la “tele” no existe.

Los altos índices de criminalidad no se derivan únicamente de la falta de empleo o de la crisis económica como nos quieren hacer creer, no. Son otras las causas. A saber:

La institución familiar sufre la misma metástasis que el ser mismo de España. La Monarquía no solo ha quedado relegada como un mueble inservible e inutilizable, sino que está carcomida por la corrupción y guillotinada por los separatistas. Las iglesias católicas se quedan sin feligreses, mientras la Conferencia Episcopal española mira para otro lado cuando desde el mismo gobierno se respalda la laicidad por no decir cristianofobia. La Justicia está tan politizada y se dictan sentencias tan sumamente aberrantes, que ha perdido el prestigio y toda credibilidad. Nuestros militares garantizan la paz en el extranjero, mientras en España se les insulta y menosprecia por parte de terroristas, marxistas, y secesionistas con acta de alcalde, concejal o diputado, sin que nadie mueva ni un solo dedo.

¿Acaso las autonomías políticas -germen rupturista de la nación contemplado en la misma Constitución-, no son las causantes de la ruina económica de la nación?

¿Acaso “La Veneno”, no ha sido la persona más buscada por los españoles en Google en 2016?

El sistema liberal-socialista, fruto de la Constitución de 1978 y avalado por el Partido Popular, nos ha encanallado y envilecido de tal manera, que solo se consideran dignas de ser aprendidas las cosas que nos proporcionan placer, prestigio y dinero. Y sin embargo, el amor que Dios nos demanda, y que debemos también a nuestros padres y a la Patria, como no nos proporciona ventajas en el sentido moderno, es algo por lo que no estamos dispuestos a invertir, ni tiempo ni energías.