Pablo Echenique y Pablo Iglesias durante el acto de Podemos en Pamplona.

Podemos, el partido que se erigió como baluarte de la lucha contra la corrupción y ajeno a la «casta» política se está especializando en excusar cada uno de los escándalos protagonizados por miembros de su formación. Ellos, bajo ningún concepto, son los responsables de sus actos. Es el sistema el que les obliga a cometer pequeñas irregularidades que, en otros partidos, siempre realizan por pura maldad y perversión.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, defendió este jueves tras su reunión con el Rey Don Felipe a Pablo Echenique, de quien dijo ser un «ejemplo moral». El líder de la formación morada no vio inconveniente alguno en que el predicador más ilustre del alta en la Seguridad Social para los empleados domésticos, tuviese en su propio hogar a su cuidador sin contrato y, por supuesto, sin contribuir a las arcas de la misma.

Iglesias afirmó no ver «ninguna irregularidad» en la actividad de Echenique, quien sí reconoció haber actuado mal pese a no presentar su dimisión ni asumir ninguna responsabilidad política. Asimismo, el número uno de Podemos pasó la pelota al tejado del Partido Popular al manifestar que Echenique había dado más explicaciones en las últimas 48 horas de las que ha dado hasta la fecha Mariano Rajoy por su inclusión en los papeles de Bárcenas.

Éste no es sino el último ejemplo en el que Podemos exime de cualquier compromiso a uno de sus componentes tras destaparse algún caso de este calado. El primero de los más sonados fue el de Juan Carlos Monedero, número tres de Podemos.

Monedero facturó por asesorar a los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua —para la creación de una moneda común— 425.125 euros de los que no informó en un primer momento. Tras sendas investigaciones emprendidas por Hacienda y la Universdiad Complutense de Madrid, Monedero declaró esos ingresos mediante el impuesto sobre sociedades gracias a la empresa Caja de Resistencia Motiva 2, que fue creada por el propio Monedero y que no consta de ningún trabajador y de ninguna estructura organizativa.

Aunque Monedero finalizó saliendo del partido, Podemos trató de desviar la atención mediática en su día hablando de una «persecución» que trataba de deslegitimar al partido de cara a futuras elecciones. Podemos, además, defendió siempre la inocencia de Monedero por el fraude a Hacienda y después presumió de que el exnúmero tres de la formación regularizase su situación.

Otro señalado fue Íñigo Errejón, que fue inhabilitado por la Universidad de Málaga por cobrar una beca de investigación de 1.825 euros mensuales sin acudir a trabajar. Errejón trató de justificarse alegando que estaba realizando su investigación desde Madrid porque desde allí podía acceder a «bases de de datos y bibliografía de la que se carece en Málaga, especialmente en lo que a datos no digitalizados se refiere».

Podemos recuperó entonces el discurso de «campaña de infamias» contra los suyos y se reafirmó en el miedo a su partido que se le intentaba infundir a la sociedad. Posteriormente, Errejón pidió perdón por el cobro de la beca y a la cúpula de su formación le bastó con la disculpa de su número dos como único «castigo» a su anomalía.
«Chistes» de mal gusto

Entre los escándalos también figuran algunos que tienen relación con el cuestionable sentido del humor exhibido por algunos de los componentes de Podemos. El propio Pablo Iglesias ha sido denunciado recientemente por la presentadora Mariló Montero por decir de ella que «la azotaría hasta que sangrase». Iglesias se defendió argumentando que ese mensaje fue escrito en un grupo de conversación privado y en un tono jocoso.

En este sentido, fueron muy sonados los tweets del edil Guillermo Zapata, cuyo grupo amparó por considerarlos meros mensajes de una persona aficionada al humor negro. Entre los mensajes vertidos por Zapata en la red social Twitter figuraban algunos como «el Estado de Israel no sabe para qué necesita tanto espacio si cada persona ocupa un montón de ceniza», entre otros que bien podrían entenderse como discurso del odio —algo no protegido por la Constitución—.

Otros casos

Entre las controvertidas actuaciones de los figurantes de Podemos, sobresale el asalto liderado por Rita Maestre a la capilla de la Universidad Complutense de Madrid en 2011. Maestre entró en ella al grito de «vamos a quemar la conferencia episcopal» mientras se quitaba la camiseta y se situaba ante el altar de la misma.

Pablo Iglesias nunca ha dudado en defender a su compañera al considerar que es excusable su comportamiento por tener como fin la defensa de las mujeres y de la laicidad del Estado.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también estuvo en el punto de mira por la promoción en el metro de un poema que mezclaba religión con contenidos sexuales. El conocido como «Padrenuestro blasfemo» era un canto a la libertad según la alcaldesa sin ánimo alguno de ofender las creencias de cada uno y que combatía «la represión de una cultura patriarcal que aún hoy sufrimos».

Por último, el pasado mes de mayo la juez Victoria Rosell decidió retirar su candidatura a diputada por Las Palmas por presunta prevaricación de fondos para beneficiar los negocios particulares de su marido.

Desde la formación morada se alabó el gesto de la jueza por considerar que se apartaba por no perjudicar al partido de cara a las elecciones del 26 de junio, pero se reiteró su «máxima confianza» en ella y que su imputación era —como siempre— «fruto de la cacería política de la que ha sido víctima desde el mismo momento en que anunció su incorporación a este proyecto político».