Desde la gran estafa tras la muerte del Generalísimo, donde una considerable parte de la clase política de entonces, pactó con los enemigos internos de España, integrándose en el sistema mediante un nuevo régimen, el devenir de éste, encarnado en un régimen en descomposición, no ha hecho más que empeorar las condiciones de vida de los nacionales y mejorar las condiciones de vida de los los inmigrantes (ya sean invitados, por tener papeles o de los intrusos, por no tenerlos).

Bajo la ilegítima tutela de la UE que ha devastado nuestra Patria, hemos sido anestesiados y sometidos a la dictadura.

Esa dictadura es política (al imponernos la cesión de nuestra soberanía en materias muy diversas), económica (al imponernos sus “directrices” sionistas y la tiranía de esos casinos que son los mercados financieros, donde sólo ganan los leones pero nunca las gacelas), social (al imponernos la destrucción de nuestros valores, la familia, el aborto, el homosexualismo y demás basura con la que ensuciar nuestras mentes) y jurídica (al imponernos una legislación que nos sobra como la ideología de género y la selectiva memoria histórica, entre otras muchas cuestiones).

Toda esta imposición es producto de la denominada dictadura bruselense, donde el Parlamento Europeo tiene poco que decir, siendo la Comisión Europea quien corta el bacalao.

Basta con preguntarse a qué eurodiputado votaste (si cometiste el error de ser cómplice de participar en una manipulación electoral masiva) o quién es el presidente de la Comisión Europea, para darte cuenta que ni te acuerdas o ni lo sabes como un incauto en manos de quien mueve los hilos de la agenda del Nuevo Orden Mundial (NOM), donde tú eres un borreguito más, como yo.

España requiere de ese movimiento patriota donde integrar a quien se siente español sin matices y con todas las consecuencias.

Ese movimiento, por y para españoles, ha de tener unos principios fundamentales.

A título enunciativo, esos principios deben pivotar sobre:

1º.- Unidad de España;
2º.- Sistema político meritocrático y administrativamente centralizado;
3º.- Economía de libre mercado con intervención estatal mínima;
4º.- Renegociación del estatus español en organizaciones internacionales de carácter político y económico diverso (ONU, OTAN, UE,etc);
5º.- Reintegración territorial en España de Gibraltar, Portugal, Sáhara y territorios de ultramar de nuestro imperio colonial;
6º.- Nacionalidad exclusiva por derecho sangre;
7º.- Restricción de la inmigración;
8º.- Solución demográfica;
9º.- Reubicación poblacional;
10º.- Garantía de mínimo vital para los nacionales;

El desarrollo de todos estos principios será objeto de futuros artículos.

Todo movimiento patriota que no recoja todos o una gran parte de los mismos, estará condenado a fracasar.

Tal movimiento debe ser simiente de algo más grande que germinará, transformándose en un vehículo que nos retorne a la idea de Patria y la importancia de ésta en nuestras vidas, para desarrollarlas en ese marco, y hacernos sentir, nuevamente, dueños de nuestro Destino Nacional, amparado en el poder de la calle.

El poder de la calle está en despertar.

Es ése poder adormecido que tenemos todos los patpriotas y al que tanto miedo tienen los que controlan nuestras vidas y que tanto revuelve las tripas a la castuza política en cuanto se cuestiona no la parte, sino el todo.

Lógicamente, la reacción inmediata de la régimen, para sostener el sistema, como es natural, es embridarlo como disidencia controlada (el ejemplo bilduetarra y el podemita son paradigmáticos), asimilándolo para hacerle perder toda impronta revolucionaria, bravura combativa y en definitiva, domesticarlo para echarle las sobras y si no se conforma, darle algo más.

El régimen sabe que el gran enemigo interno es un movimiento patriota (que no patriotero), popular (que no populista) y revolucionario (que está por superar lo que hay para conseguir algo mejor).

Para que la semilla dé fruto, la calle debe ser el lugar donde empiece todo, recogiendo el descontento total existente entre quienes ahora están huérfanos de Patria como referente vertebrador que el régimen nos ha hurtado (y esperemos que momentáneamente).

El denominado Movimiento 15M fue una oportunidad perdida, que ha sido aprovechada por los podemitas, enfermos de hispanofobia (además de estar conformados por marxistas perversos, como bien se confiesa su amado líder Pablito Potemos), para colocar a toda clase de políticos tarados y renegados, a sueldo nuestro, y a toda su “militancia” perroflautil, ávida de vivir del cuento, a nuestra costa, mientras se revuelca en el pesebre público, como cerdo en lodazal y dormita en el escaño, como ponedora que no cuenta ni nos representa.

En cambio, con un discurso excluyente, demagógico, hipócrita, pero por encima de todo, entregado al régimen para prosperar a nuestra costa, se perdió una oportunidad de oro para superar al sistema y los fervientes defensores de Movimiento 15M, nuevamente, se vieron defraudados, precisamente, por optar por un subproducto de la peor materia prima, en vez de por un producto de categoría extra.

Son ya varias décadas de dictadura de mayorías manipuladas por el engaño sistemático ya sea en programas políticos o en algo quizás, mucho más grave (la manipulación electoral), relativamente sencilla con los sistemas informáticos al uso.

Ha llegado el momento de decir basta, levantarse, dar un puñetazo y decir las cosas claras.

Ese movimiento ha de recoger todo lo aprovechable de uno y otro lado y ha de nacer y desarrollarse inmaculado, sin manchas ni hipotecas que siglas anteriores puedan evocar, para ser, esencialmente, superador del régimen que sustenta al sistema, por y para España.

Movimientos de este carácter ya existen en Europa definiéndolos como identitarios o populistas.

Unos siguen siendo éso y otros se han organizado en partidos políticos, lo que constituye un tremendo error pues se diluyen en el sistema para ser absorvidos dentro de la castuza.

El movimiento patriota, como movimiento ciudadano, con acciones a pie de calle, debe pretender el poder total para el cambio radical, de forma pacífica y democrática, si por ello entendemos el que la gente pueda participar con carácter directo, libre y secreto, escogiendo, en listas abiertas, ajenas a las garras de los partidos políticos, a los más capaces y con mayores méritos, a fin de gestionar el destino de nuestra Patria, dándonos otra constitución y otro ordenamiento jurídico.

Primero los principios fundamentales. Después los líderes. Estos surgirán y sabrán que sin principios no tendrán ningún futuro.

En definitiva, ha de buscarse una democracia real para que esta agonizante España sane.

Todo lo demás es más de lo mismo, esto es, atomización de partidos políticos que no llegan a ninguna parte, en beneficio de los pocos “grandes” que por la presencia mediática, su financiación resuelta y su traicionera trayectoria con España (y en defininitiva con los españoles) que ya conocemos.

De los patriotas de derechas y de izquierdas depende el futuro de España, pues sin nosotros, España no será nunca más, y además, créanme si les digo que el momento es propio y con ello, no es tan difícil.

El régimen lo sabe y por éso pretenderá acallar voces como la mía (aunque yo no sea importante ni lo pretenda), pero habrá otras que continúen la misión que tenemos encomendada para alcanzar el objetivo.

Para ello, nuestras mejores armas son nuestros principios, nuestra determinación y nuestra fe en alcanzarlo pues en política no hay nada intocable ni eterno.

Simplificando mucho, y para que lo entiendan, quédense con ésto: somos los buenos, somos los mejores y estamos llamados a esta misión.

*Abogado y miembro de la resistencia patriota.@edumorato92