Disturbios en Barcelona.

J. Flores- España se ha convertido en un país donde los “delitos de odio” tienen diferente grado dependiendo del color político del que presuntamente los comete. En ningún caso se actúa con un criterio objetivo e igual para todos, sino que se somete ese criterio a la conveniencia ideológica del que interpreta el papel de ‘inquisidor’, casi siempre vinculado a organizaciones subvencionadas vinculadas a la izquierda. Es la moral de letrina de los progresistas españoles. Cualquier información adicional sobre su verdadero rostro resultaría ocioso dado el cúmulo de pruebas que el lector podrá encontrar en nuestras páginas.

La más reciente, sin embargo, bate todos los registros en cuanto a impostura manifiesta y desvergüenza funcional.

La Red de Inmigración ha anunciado este jueves la presentación de una denuncia ante Fiscalía porque aseguran, se cometieron delitos de odio durante la manifestación del colectivo Hogar Social Madrid, un grupo patriota que con la autorización de la Delegación del Gobierno en Madrid, marchó pacíficamente por el centro de la capital el pasado 21 de mayo.

Según explica Red de Inmigración, se denuncia “a raíz de los hechos sucedidos y acreditados a través de testimonios gráficos y audiovisuales obtenidos por los equipos de prensa de la Red durante el transcurso de la manifestación”. Obvia aclarar que entre los testimonios “gráficos y audiovisuales obtenidos” no figura el lanzamiento a los manifestantes de huevos y otros objetos por parte de miembros de la izquierda radical. Ya se sabe que, para la progresía campante, lo de “perro muerde a hombre” no tiene el mismo valor noticiable ni emocional que si se invierten los términos.

Como prueba del macartismo hipócrita de la que hacen gala los apóstoles del antirracismo y de la tolerancia, remitimos a los lectores un comunicado público, de hace escasas horas, suscrito por la organización ultraizquierdista Arran y que, sin discusión posible, constituye uno de los casos más claros y rotundos de exaltación de la violencia a los que nos hayamos enfrentado. Y como la mejor evidencia es el propio texto difundido, lo reproducimos de forma textual:

“Piedras, pintadas, martillos y contenedores ardiendo. La dignidad, recuperada a la fuerza y sin pedir permiso, se abre camino estas noches en las calles de la Vila de Gràcia con la resistencia organizada en torno al desalojo del Banco expropiado, en el enésimo intento del estado de derrumbar nuestros sueños. Porque no nos está permitido tener sueños, hacer realidad un nuevo mundo que rompa las cadenas a las que nos ata este viejo mundo en el que sobrevivimos. No nos está permitido portar las ideas de la cabeza y el corazón en las manos.

Esteban Ibarra, del Movimiento contra la Intolerancia, “mudo y ciego” tras la nota incendiaria de Arran.

De esta batalla por la dignidad, los medios de comunicación criminalizan la lucha y nos consideran unos vándalos, construyendo una opinión basada en el uso de la violencia, que es empleada por nosotros como medio de autodefensa (sic). Olvidan el fondo y la raíz del problema que atacamos. Miran el dedo y no la luna.

¿Para qué se utiliza la violencia? La juventud catalana ha sido obligada a vivir en la miseria del sistema capitalista y patriarcal, bajo la dominación de los estados que nos oprimen; ahogada y asesinada a manos del machismo (sic) por el hecho de ser mujeres o en nuestros miserables puestos de trabajo, eso en el caso de que nos se nos margine para acceder a ellos; condenadas a la dependencia y excluídas de poder desarrollar una emancipación en unas viviendas que podamos sentir como nuestra casa; perseguidas por el fascismo, la bestia útil de este sistema de nuevo reactivado cuando la estabilidad se tambalea; empujadas a la alienación más absoluta por parte de una cultura consumista que no nos llena sino que nos vacía. Nosotros no hemos elegido todo esto. Las reglas del juego estaban marcadas cuando llegamos y nuestra elección es plantar cara y dar la vuelta a esta situación. El sistema capitalista y patriarcal, sin embargo, intenta mantenerse intacto y no permite la existencia pacífica de alternativas que busquen destruirlo. No es la práctica de esta autodefensa, materializada a través de múltiples formas de lucha plenamente legítimas, desde la desobediencia al uso de la violencia (sic), el método que nosotros hayamos escogido sino el camino que nos obligan a tomar para hacer de las vidas de todas las personas unas vidas dignas.

Han sido múltiples los ejemplos, algunos recientes y otros no tanto, de que la lucha es la llave que nos abre la posibilidad de conseguir estas victorias hacia la construcción de este nuevo mundo de dignidad, socialista y feminista; de que sólo luchando tenemos futuro. Desde la conquista laboral de la jornada de ocho horas a casa a través de la huelga de La Canadiense de 1919 a la parada de la contrarreforma de la ley del aborto planteada en España por el gobierno del PP y paralizada por la lucha encarnizada del movimiento feminista, pasando por la reciente victoria del movimiento estudiantil contra la aplicación del 3 + 2, las ejemplares luchas cotidianas de la PAH y la defensa de Can Vías o el barrio de Gamonal, en Burgos.

Ahora no nos queda otro camino que seguir luchando en esta vía hacia la realización de nuestros sueños y la materialización de nuestras utopías. No nos queda otra que seguir haciendo frente a los embates del sistema y del estado, combatiendo la precariedad laboral y recuperando viviendas vacías, impidiendo la destrucción de nuestro territorio, atacando las instituciones de los estados que nos oprimen (sic), como las elecciones al Congreso de España, deteniendo los presupuestos de miseria y obediencia que presenta el gobierno de la Generalidad de Cataluña y destruyendo el machismo desde el empoderamiento de la autodefensa feminista, y así hasta la victoria final.

Las calles son la escenificación de nuestra ruptura, la evidencia de la ruptura con las instituciones podridas, pero también con una situación llena de sombras y con un clima asfixiante. Su orden va muriendo poco a poco y nosotros no queremos paliar su dolor, sino agudizarlo hasta que desaparezca. Es la hora de reapropiarnos de la vida, de la posibilidad de crear una existencia sin ellos, de recuperar y habitar las calles como si ellos sólo fueran las cenizas de una pesadilla que se hace demasiado dura. Porque juntas somos un gran incendio”. Fin del comunicado de Arran.

Como se ve, todo un ejemplo de candidez y buenas formas democráticas, de respeto a los bienes ajenos; de amenaza criminal al Estado, sí, aunque precisando que esta amenaza nunca puede ser equiparada a la gravedad de exigir, por ejemplo, la prioridad de los españoles en el disfrute de los bienes públicos. Apelar “al uso de la violencia” no es sí mismo un hecho que a organizaciones como Red de Inmigración o Movimiento por la Intolerancia les deba preocupar demasiado. De hecho, ¿no subyace en el fondo de la violenta conminación de Arran la pretensión de un mundo mejor, de una Arcadia feliz de ‘okupas’, perroflautas, feministas y abortistas, que termine fertilizando sus mejores sueños en contra de una sociedad que, porque ellos lo dicen, tiene que ser radicalmente arrasada.

Lo de “atacar a las instituciones del Estado que nos oprimen” formaría parte del matiz, demasiado elástico para ser tenido en cuenta. O al menos con la severidad con la que observan con lupa las protestas de un grupo de patriotas españoles que se manifiestan en las calles de Madrid exigiendo más atención a los españoles, sin amenazar al Estado ni empleando “la violencia como método de autodefensa”, como pomposamente hace Arran, sabiendo como saben sus miembros que no van a ser denunciados ante Fiscalía por quienes instrumentan la tolerancia y los derechos humanos para recabar subvenciones de las instituciones gobernadas por la izquierda. Y también por el PP.

Para leer un documento tan apologista del terror habría que remontarse a los comunicados de la banda ETA. Empieza a ser el tono habitual en la izquierda radical española, sin que a las instituciones que velan por la seguridad de todos parezca preocuparles demasiado. La violencia exaltada de estos grupos está siendo amplificada en las redes sociales (ver imagen superior). ¿Creen que a la Red Inmigración o a la asociación de Esteban Ibarra les preocupará el asunto hasta el punto de someterlo a la consideración de los órganos jurisdiccionales españoles? ¿Ustedes lo creen? Pues nosotros tampoco.

Un violento historial

Arran es la organización juvenil de la izquierda independentista catalana, que surgió del proceso de confluencia entre las organizaciones Maulets, CAJEI y agentes externos (como las asambleas de jóvenes independentistas de Tarrasa, Valencia o el colectivo de jóvenes de La Puebla, en Mallorca), que se inició el año 2008 y concluyó en 2012.

La organización, que se define como independentista, socialista y feminista, tiene por objetivos estratégicos la superación de los sistemas de opresión capitalista y patriarcal mediante la construcción del socialismo en los “Países Catalanes”, su independencia y unificación. Aunque según su programa político sus tres pilares fundamentales son el independentismo, el feminismo y el socialismo, hay una amplia mayoría de miembros que defienden el comunismo. Se trata de un grupo radical, por el perfil de sus acciones, que incluyen ataques contra sedes de partidos y entidades financieras.

Apuesta, para conseguir estos objetivos, por la organización y cohesión de la juventud trabajadora catalana y los sectores populares en el movimiento juvenil, la formación política y la lucha ideológica, la lucha de masas y la agitprop, la desobediencia y la acción directa. Su modelo organizativo es asambleario.

La organización se presentó en sociedad el 14 de julio de 2012 en Berga, en el marco del festival “Rebrot”, que celebraba su undécima edición. En el momento de su creación Arran contaba, según la propia organización, con más de 600 militantes en sus filas, repartidos en casi 60 asambleas, en 36 comarcas de Cataluña, la Comunidad Valenciana y las islas Baleares. En octubre de 2013, Arran contaba ya con 72 núcleos y más de 700 militantes.

El colectivo Arran reivindicó durante 2012 y 2013 la autoría de una parte de los ataques que, en forma de pintadas, rotura de cristales, y lanzamientos de pintura, se han producido en distintos puntos de la geografía catalana y también en Baleares contra las sedes de los partidos contrarios a la secesión de Cataluña (PP, PSC y C’s) y contra CIU.

Asimismo, en diciembre de 2012 miembros de Arran decapitaron el Toro de Osborne situado en la localidad balear de Algaida y declarado patrimonio cultural.

Manifestación de Hogar Social Madrid

Ofrecemos una elocuente fotografía (abajo) realizada en el transcurso de la manifestación de Hogar Social de Madrid el pasado sábado. La instantánea, en la plaza Dos de Mayo, feudo podemita, fue hecha por una lectora de Alerta Digital. Puede verse en la foto a uno de los radicales, en el centro y con un polo azul, haciendo el gesto de la decapitación.

“Es indudable que el nivel de crispación por parte de los perroflautas podemitas se está generalizando a todos los niveles. Si esto no se para tenderá a ir a más, como ya estamos viendo en Barcelona y el pasado fin de semana en Madrid. Podemos está introduciendo un clima incendiario a nivel nacional y sus muestras de radicalización son cada día más evidentes y tienden a ser la tónica general electoralista que estamos por ver y padecer”, señala uno de los miembros más veteranos del colectivo, José F. Ortega.

‘Perroflautas’ ultraizquierdistas increpando a los patriotas de Hogar Social. El del polo azul hace el gesto de la decapitación.

La propia encargada de fotografiar a los radicales nos cuenta lo vivido el sábado. “El gesto que nos hacían era de cortarnos el cuello, como se observa en la foto. Estuvieron insultando y amenazando a los asistentes a la manifestación patriota. Las amenazas fueron especialmente violentas contra todo aquel que llevaba una bandera española o algún distintivo españolista. Un chico fue golpeado brutalmente por ello. Yo acudí acompañada por algunas personas mayores. Entre ellas destaco a Faustino, de setenta años y con una minusvalía física. Fue insultado y amenazado en la plaza Dos de Mayo. Las amenazas fueron subiendo de tono. Pese a su incapacidad, uno de los violentos quiso agredirle. La plaza Dos de Mayo se convirtió en una trampa. Tuvimos que coger un taxi y abandonar el lugar para evitar males mayores”.

Subraya la misma fuente que “este clima enrarecido, corrupto y envenenado nos hacen pensar en cómo debieron ser esos horribles años de la II república”. “Solo hay que recordar que en noviembre de 1936, los republicanos asesinaron a mas de 5.000 personas, incluidas mujeres y niños. Parece que mucha gente próxima a Podemos está encantada con recrear esos años, emponzoñando, dividiendo y enemistando a la sociedad española”, añade.

Destaca también la paradoja de que, pese a la forma pacífica en que transcurrió la marcha, se haya denunciado a Hogar Social por enaltecimiento del odio, cuando las únicas enseñas visibles fueron las españolas y sin que hubieran más voces “disonantes” que las que daban “vivas” a España y exclamaban: “¡Refugiados no, españoles primero!”.

Como se ve, el ideal “democrático” del que se nutre la izquierda pasa por considerar más subversivo y generador de odio la exigencia de priorizar las ayudas a los españoles que apelar, sin lindeces semánticas, a la aniquilación física del adversario.