Dos niñas afganas rodeadas de mujeres con burka.

La directora del Instituto de Estadística de la UNESCO, Silvia Montoya, ha declarado que 16 millones de niñas nunca recibirán ningún tipo de educación lo que facilita que “veamos claramente dónde comienzan las injusticias y cómo se acumulan durante la vida de la mayoría de las niñas y mujeres marginadas”.

Montoya subrayó que “los datos indican también que las niñas que consiguen empezar los estudios primarios y logran ingresar en la enseñanza secundaria tienden a obtener mejores resultados que los niños y prosiguen luego los estudios”.

El Atlas sobre la desigualdad en la educación demuestra que las niñas siguen siendo las primeras a quienes se les niega el derecho a la educación, a pesar de todos los esfuerzos realizados y los adelantos obtenidos en los últimos veinte años.

En el informe realizado por el departamento de Silvia Montoya se constata que la desigualdad sigue siendo máxima en los Estados Árabes, el África subsahariana y el Asia Meridional y Occidental.

Según los datos en el África subsahariana, 9,5 millones de niñas nunca entrarán en un aula, en comparación con cinco millones de niños. Algunos de ellos empezarán los estudios a edades más avanzadas, pero muchos más permanecerán totalmente marginados y, entre estos últimos, las niñas son las que se enfrentan a los mayores obstáculos. La brecha de género es aún mayor en el Asia Meridional y Occidental, donde el 80% de las niñas sin escolarizar nunca recibirán educación formal, en comparación con el 16% de los niños. Unos cuatro millones de niñas padecen esta situación, frente a casi un millón de niños. Además son las niñas las que constituyen la mayoría de los millones de párvulos marginados de las escuelas en los Estados Árabes, aunque resulta imposible elaborar estadísticas exactas debido a los conflictos en la región.

Para la directora de la UNESCO, Irina Bokova “nunca alcanzaremos los Objetivos de Desarrollo Sostenible si no logramos vencer la discriminación y la pobreza que paralizan las vidas de las niñas y las mujeres de generación en generación”. Irina ha afirmado que “debemos trabajar a todos los niveles, desde la base social hasta los dirigentes mundiales, para hacer de la equidad y la integración los ejes de toda política, de modo que todas las niñas, cualesquiera sean sus circunstancias, vayan a la escuela, prosigan los estudios y lleguen a ser ciudadanas emancipadas”.