Cuando la poesía se hace compromiso
L. Serrano.- Juan Gelman, nacido en Buenos Aires (Argentina) el día 3 de mayo de 1930, acaba de morir en la ciudad de México el pasado día 14 de enero de 2014. Curiosidades de la vida: muere el mismo día en que nació mi padre, que por cierto también escribía versos.
Juan Gelman es uno de los grandes poetas de habla hispana del siglo XX. Por encima de las ideologías, este hijo de inmigrantes judíos ucranianos en Argentina ha escrito una larga historia poética de compromiso humano y búsqueda de la justicia, aunque en su vida personal se equivocara a veces. Perteneció a las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), luchó contra la dictadura argentina que le arrebató a un hijo, a una nuera y a su nieta, se vio obligado al exilio y al final terminó renunciando a casi todo menos a su creencia en el hombre.
De su larga obra poética reconocida internacionalmente (entre otros, Premio Cervantes 2007) queremos reseñar el poemario Gotán, publicado en 1962. Gotán (tango al revés) ya es de por sí todo un símbolo, por cuanto el tango reúne en su ser, entre otras, notas de amor, de poesía y de pueblo. Su pueblo, Buenos Aires, sus raíces poéticas que nacen en el histórico barrio de Villa Crespo, la aspiración al amor que nunca lo abandonará. Con palabra casi coloquial, aparentemente sencilla pero difícil en su conquista, con humor, con asociaciones poco usuales, con imágenes elementales que precisamente cautivan por su elementalidad («Cómo ha sido posible/ que te fueras por un agujerito/ y que nadie haya puesto el dedo /para que te quedaras…»), quiero señalar en consecuencia tres líneas temáticas recurrentes en Gotán.
Línea de su poesía
Una es la función de la poesía. En la línea de poetas como Neruda, Miguel Hernández, Benedetti, Celaya… quiere darnos a creer Juan Gelman que la poesía tiene capacidad de transformación. Pero a la postre resulta que esta es poco o nada aceptada («los poetas se mueren de vergüenza»), o de escaso reconocimiento («y alguna vez condecorarán al poeta/ por usar palabras como fuego, /como sol, como esperanza»).
Otra es la de la poesía como compromiso con el pueblo. De este modo aparece en Gotán la denuncia de la hipocresía social (poema de «María la sirvienta»), o la revolución como deseo («un hombre deseaba ardientemente la Revolución»), la revolución que irónicamente nunca llega («se fue otro mes/ y no hicimos la revolución todavía») y que cuando llega no solo es vista con la inmediatez del presente y de sus personajes («la Historia arreglará sus cuentas allá ella»). De cualquier modo, aun tratándose de revolución humanísima, el poeta no llega a la trascendencia de la «revolución desde arriba», a la que se refería el beato Manuel González, por lo que el mensaje se acurruca en los espacios del inmovilismo vital («Mi Buenos Aires querido: Ni a irse ni a quedarse, /a resistir, /aunque es seguro/ que habrá más penas y olvido»).
La tercera línea temática es la del amor. El amor que está al alcance («tomé mi amor que asombraba a los astros»), que siempre está dispuesto («era un país siempre dispuesto para el amor»), que sabe la ocurrencia del contrario («aquí amarán, aquí odiarán»), que se da con otras cosas («un libro salpicado/ por el amor, por la tristeza, por el mundo»), y que en su expresión definitiva se llama Dios aunque no se nombre.
Por eso no es de extrañar que en su discurso de recepción del Premio Cervantes Juan Gelman pronunciara estas palabras: «santa Teresa y san Juan de la Cruz tuvieron para mí un significado muy particular en el exilio al que me condenó la dictadura militar argentina. Su lectura desde otro lugar me reunió con lo que yo mismo sentía, es decir, la presencia ausente de lo amado, Dios para ellos».
Gotán
AUTOR: Juan Gelman
PÁGINAS:176
AÑO: 1962
EDITORIAL: VISOR LIBROS
PRECIO:10,00€
Este comemierda era el responsable de logistica del grupo terrorista montoneros, junto al actual director del diario página 12, los dos judíos y marxistas. Ojalá arda en el infierno semejante hijo de remil putas.