Porque sí
Con todo el alboroto de las crónicas interminables de los partidos políticos para formar gobierno, nos estamos olvidando del resto de noticias sobre nuestro país. Quiero sacar de la caja de actualidad el problema catalán, aunque sin caer en el morbo o el odio irracional.
El pueblo de Cataluña eligió el 27 de septiembre del año pasado a la coalición JxSÍ, liderada por Artur Más, para que intentara gobernar una de las comunidades más problemáticas de nuestro país y con un registro de elecciones elevado. Sin embargo, estos independentistas de derechas tuvieron que bajarse los pantalones para que la CUP de Antonio Baños le diera el apoyo necesario para formar gobierno.
Tras pitos y flautas colocaron a un no elegido a gobernar, Carles Puigdemont, personaje muy desapercibido en la prensa nacional y con un apellido complicado al pronunciarlo. Obviamente, el proceso separatista iba a ser su programa electoral y no lo iba a parar ni Dios.
Ahora bien, no pienso criticar las inquietudes de Carles y su equipo de gobierno porque por democracia es lo que la mayoría de los catalanes quisieron. Además no quiero meterme en camisa de once varas, ya que a nivel nacional tenemos al equipo más corrupto como el más anhelado por los españoles. Sin embargo, sí quiero criticar las formas de Puigdemont y de sus seguidores.
Estoy a favor de que se haga una consulta para saber el futuro de Cataluña, desde mi punto de vista debería opinar toda España porque se está decidiendo sobre un trozo de mi país, aunque el gobierno catalán no quiera eso.
Un equipo de una provincia autónoma se rebela contra las leyes del Estado sin dar un motivo claro, porque sí. Añadir que está muy bien proteger la cultura del lugar, pero no hay razón de ser para desprestigiar la cultura nacional. Atacar las leyes de educación porque preservan el idioma nacional o multar a las pymes y grandes empresas por tener sus rótulos en castellano es dictatorial, y me muerdo un poco la lengua para no descalificar.
La fantasía de la Constitución Catalana, según ellos, se acerca por los actos que quieren realizar y están programando con tanto ahínco. ¿Sacará adelante Puigdemont el ejército catalán? ¿Seguirá amenazando a las autoridades catalanas para que hagan caso omiso al gobierno central?
Tanto unos como otros hemos estado envueltos en rencillas y disputas por cualquier tema; ya sea por el deportivo, la historia, la economía, las banderas, el odio al himno… Deberíamos de bajarnos del burro y cortar las cuerdas que nos hacen títeres de los interesados en esta situación.
El sentimiento de cada uno va por dentro, no debe de imponerse al resto o de adoctrinar a las nuevas generaciones para que sigan los pasos de los antecesores. Si el futuro nos separa, que no sea para imponer fronteras y más barreras, si no para el bien común de todos. Lamentablemente, esto no tiene buena pinta…