Dos millones de personas toman las calles de Roma para defender la familia natural
Italia se rebela contra la invasión del género. Una gran fiesta por la familia natural, fomentada por parte del episcopado italiano, ha sacado a la calle a 2 millones de italianos contra la ideología de género y las imposiciones del lobby homosexualista.
El mítico Circo Máximo, situado en el centro de Roma y en el que cientos de cristianos fueron martirizados en el pasado, ha servido de escenario para dar cabida a la mayor manifestación que se ha celebrado en Italia a favor de la familia y en contra de la “ley Cirinna” que quiere imponer el Gobierno de Matteo Renzi.
El Senado debatirá finalmente esta semana, tras haber sido pospuesto, esta ley que abrirá la puerta al llamado matrimonio homosexual y a la adopción mediante distintas argucias legales. Y a pesar de la oposición que muestra la ciudadanía en las encuestas, el Ejecutivo pretende imponer el rodillo parlamentario.
Este sábado Matteo Renzi se ha encontrado con la respuesta de la sociedad civil. Una concentración sin parangón en el país. Los grupos profamilia se han unido a los pujantes movimientos de la Iglesia y con el apoyo de la Conferencia Episcopal Italiana han conseguido sacar a dos millones de personas a la calle sólo en Roma.
Exultante desde el escenario uno de los organizadores, Massimo Gandolfini, afirmaba que“somos muchos, muchos más de los que pensábamos. Esta movilización no es contra nadie, sino a favor de la familia”.
Un escenario que, para la ocasión, mostró una pancarta con este mensaje: “Prohibido desguazar a la familia”. Gandolfini se mostró a favor del respeto a los valores tradicionales y pidió que no se reconozca el derecho de adopción del hijo de la pareja.
Destruye el núcleo familiar y lo demás se desmoronará por si mismo. Eso decían ya los comunistas que salieron de sus madrigueras tras la muerte del Caudillo.
La familia es el principal obstáculo que se interpone entre el mundo que conocemos y el caos bajo el yugo mundialista. Protégela con tu vida si es preciso. El futuro de nuestros hijos y nietos está en juego. Se lo debemos a ellos y a los que nos precedieron.