Sobre el atentado de París
Alejandro Sosa Laprida.- Algunos comentarios sobre lo sucedido en París. Esto no es ninguna sorpresa. A decir verdad, a mí lo único que me sorprende es que no haya ocurrido antes. Hay que comprender que esto no sólo era inevitable, sino que no es sino el comienzo de lo que probablemente conducirá, a término, a una guerra civil entre dos facciones igualmente detestables: el islam fanático e inhumano por un lado y la abominable sociedad occidental “moderna”, laicista, feminista, abortista y homosexualista por el otro.
Quien conoce la historia y tiene una mirada teológica sobre ella sabe que el islam ha sido siempre, desde su orígen, un instrumento entre las manos de Dios para castigar las sociedades cristianas que fueron infieles a su bautismo. Aquí pasará exactamente lo mismo, no hace falta poseer el don de profecía para aventurarse a afirmarlo. Y no me extrañaría para nada que este enfrentamiento entre el islam fanático y el mundo occidental secularizado y apóstata degenerara en una conflagración bélica de proporciones planetarias…
Al margen de la compasión debida hacia las víctimas y de las oraciones que debemos elevar todos al Cielo por ellas y por sus familias de duelo, me parece indispensable entender que estamos ante un merecidísimo castigo para una sociedad que es absolutamente abominable ante los ojos de Dios, en la que campean a sus anchas e insolentes todo tipo de escándalos y de iniquidades sin nombre: la pornografía de masa, el ateísmo de Estado, la destrucción sistemática de la familia, la perversión en regla de la niñez y de la juventud con la “teoría de género” y la “enseñanza laica”, el odio visceral a la Iglesia, el pretendido “arte” blasfematorio, la eutanasia y una lista interminable de maldades perpetradas por una sociedad otrora cristiana y devenida apóstata, hundida en el fango pútrido de su materialismo hedonista y de su arrogancia e impiedad ilimitadas, sociedad envilecida e insensata que ha perdido toda noción de respeto hacia el orden natural y hacia las realidades sagradas…
Recemos y vivamos en espíritu de fe, de piedad y de oración, no dejemos de inculcarle eso a nuestros hijos, es esencial, pues la hora presente es de una gravedad extrema, tanto para el mundo como para la Iglesia: nos encontramos en la recta final apocalíptica que conduce inexorablemente al advenimiento del imperio universal de Satanás a través del gobierno mundial del Anticristo, secundado por el Falso Profeta, el cual, dicho sea de paso, bien podría ser nuestro inenarrable compatriota, aunque eso solamente el tiempo nos lo dirá.
No estaría de más que los católicos leyesen las revelaciones a Juan, y en su interior resonase : ven y mira y miré. Todo que va acontecer escrito está, al igual que Pablo, la humanidad anda perdida, la humanidad no esta por encima de todo la humanidad se suicida en nombre de la humanidad.
SIMPLEMENTE FANTÁSTICO!!!
La pena es que es tan inteligente y claro que la gran mayoría de los europeos, imbecilizados hasta el infinito, no lo entenderán y seguirán -como imbéciles que son- amando las frases canallas de sus políticos, y seguirán llamándose a sí mismo “Charli”, “Paris”, y cualquier cosa ñoña antes que sus propios nombres, porque ya ni los conocen. Ni eso les queda de sus padres!, ni sus propios nombres!!!!!!!!!!!!
Si erá evitable, esto no tiene nada que ver con Dios.
Aunque este articulo lo haya publicado Alerta Digital el autor esta errado y me ahorro otro calificativo peor, porque esto es lo que piensan los terroristas que ellos son el instrumento de Dios. Dios no mata inocentes, destruye a los culpables.