EM.- Ada Colau sigue engrosando su retahíla de conflictos. A sus enfrentamientos con el sector hotelero, el Ministerio de Fomento o la Iglesia, debe añadirse ahora el choque con la Corona. La alcaldesa de Barcelona retiró ayer sorpresivamente el busto del Rey Juan Carlos I que presidía el salón de plenos del Ayuntamiento desde 1976, cuando sustituyó al del dictador Francisco Franco.

El Gobierno de la capital catalana alegó que Don Juan Carlos no es el actual jefe del Estado y que, por tanto, su presencia constituía una «anomalía». Según un Real Decreto de 1986, todos los ayuntamientos españoles deberán colocar una «efigie» del Rey «en un lugar preferente del salón de sesiones». El primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, defendió que el Consistorio ya incumplía esa norma desde que en junio de 2014 el Rey Juan Carlos abdicó, pero en ningún caso se comprometió a sustituir el busto por una imagen del actual Monarca, Felipe VI. Pisarello únicamente abrió la puerta a estudiar con los grupos de la oposición municipal «cómo cumplir una ley muy interpretable». «Podemos poner un dibujo, una pintura o una estatua ecuestre», bromeó en tono jocoso el número dos de Colau, quien se negó a concretar por cuánto tiempo pretenden desobedecer la normativa estatal.

El Gobierno de Barcelona ofreció diálogo al resto de partidos con representación en el Consistorio, pero practica los hechos consumados. La mano derecha de Colau justificó esta nueva actuación unilateral por la necesidad de evidenciar las «profundas convicciones republicanas» del Ejecutivo barcelonés.

La retirada del busto

Mientras el primer teniente de alcalde se esforzaba por argumentar la controvertida decisión de Colau, los operarios de mantenimiento aguardaban su turno en el salón de plenos. Provistos de una escalera, esperaron la llegada de la comitiva gubernamental y mediática y retiraron el busto de Don Juan Carlos, lentamente, para deleite de los fotógrafos. Siguiendo órdenes, repitieron la operación para garantizar que la escena quedaba convenientemente registrada y después depositaron la estatua del Rey en una caja de cartón. Su destino será, previsiblemente, el Museo de Historia de Barcelona.

La performance provocó un enorme enfado en el jefe de filas del PP en Barcelona. Alberto Fernández irrumpió en el salón de plenos sólo unos minutos después de que Juan Carlos I dejara de presidirlo para denunciar el «escarnio» que advirtió en la decisión de Colau y el modo de ejecutarla. Después reclamaría la inmediata colocación de una imagen de Felipe VI.

Más cambios en la ciudad

Pero la opinión del popular difícilmente será tenida en cuenta por el Gobierno de Barcelona si cumple con los planes ayer anunciados. El primer teniente de alcalde adelantó que seguirán «corrigiendo la sobrerrepresentación» en el Consistorio y las calles de Barcelona de una institución «con privilegios y opacidades que no se corresponden con un régimen representativo del siglo XXI».

Colau también tiene previsto retirar del Ayuntamiento otros dos bustos de los abuelos del Rey Felipe VI, Don Juan y Doña Mercedes de Borbón. Y estudiará la conveniencia de conservar otras obras como el cuadro que representa a la Reina Regente María Cristina y su hijo Alfonso XIII en el salón de plenos.

El Ayuntamiento quiere, además, renombrar calles que aludan a la monarquía y pretende devolver a su estado original el monolito republicano situado en la plaza Juan Carlos I. La intención de Colau es restituir la estatua y el medallón dedicado a Pi i Margall que la dictadura franquista retiró tras tomar Barcelona.