Soldados con honor y funcionarios con uniforme
Hay noticias que surten el efecto balsámico de tranquilizarnos a todos. La de los soldados que opinan sobre las cosas de España es una de ellas. Mientras queden soldados patriotas y con apego al honor y al compromiso genuino con España, no todo estará tan perdido como parece. Me honra que AD haya servido de altavoz a varios mandos ilustres. El teniente coronel Enrique Area Sacristán, articulista de esta casa, ha tenido que hacer frente a una sanción disciplinaria por opinar en estas mismas páginas que el honor de un soldado está por encima del deber impuesto por los políticos, siempre que ese deber implique traicionar cuestiones tan irrenunciables como la unidad de la nación. Sin militares como Enrique Area Sacristán, el estamento castrense español sería ya una más de esas instituciones ineficaces y aborrecibles que vegetan a la sombra de esta umbría partitocracia.
Como se ve, algunos siguen reprochando a nuestros uniformados que se preocupen por las cosas de comer. Mal médico sería el que no se preocupara por la salud del doliente. En el caso de los militares españoles, parece sin embargo que la consideración de su valía debe ser directamente proporcional a su desinterés por el estado de salud de la nación, de tal forma que hemos llegado al punto grotesco de confundir a un buen soldado con un gris y mediocre funcionario.
Me crié entre militares y a lo largo de mi vida los he tratado de todas las condiciones. He conocido a los que les traía al pairo la descomposición progresiva de España y otros a los que no. Militares que solo piensan en embadurnarse de brillo y otros a los que les preocupa el brillo de España. Conozco a militares peseteros y otros que están liberados de cualquier mezquidad económica. Los primeros, amorales y logreros, sólo piensan en servirse a sí mismos; los segundos han conservado la honorabilidad de la que hablaba Calderón y ansían servir a España como sólo la sabe servir un soldado.
Lo que prevalece hoy sin embargo es la sujeción de las reglas castrenses a esta España tan moderna, tan multicolor y tan moralizante que nos ha sido dada. Si un general español se declarase públicamente admirador de la obra de Franco, su futuro en el ejército estaría más comprometido que el pudor de una barragana en un congreso de mujeres pías. Si en cambio defendiese la discriminación positiva en favor de los soldados homosexuales, o de los pacifistas, o de los filoislamistas, o de los partidarios de Podemos, no habría organización progre que lo dejase de glorificar como un ejemplo de liberalidad marcial bien entendida. ¿Qué sabrían aquellos viejos soldados africanistas lo que es un ejército ye-yé?
A algunos, cuando leen y escuchan en silencio estos casos de ‘ejemplar modernidad’ en nuestros soldados, les entra la nostalgia. Incapaces de acoplarse a los nuevos tiempos, sienten aún devoción y reconocimiento por aquellos soldados españoles que durante siglos y siglos fueron los reyes de las batallas y asombraron al mundo con su valor hasta el sacrificio, con su estoicismo ante las adversidades, con su alegría en los momentos más difíciles. Recuerdan con escasa lucidez chaconiana a aquellos soldados que lucharon contra lo imposible en Cuba y Filipinas, los que murieron en la interminable guerra de Marruecos, los que defendieron hasta la muerte el castillo de Simancas, los que resistieron en el Alcázar de Toledo, los que llenaron de valor y coraje la gelidez de la estepa rusa…
No son los únicos equivocados. Leo las impresiones de un historiador romano, Trogo Pompeyo, contemporáneo de Estrabón, sobre los pobladores de aquella Hispania de comienzos del imperio y de la era cristiana. “Tienen preparado el cuerpo para la abstinencia y la fatiga, y el ánimo para la muerte: dura y austera sobriedad en todo”. Y añadía: “Prefieren la guerra al descanso, de modo que si les falta enemigo extraño, lo buscan en casa”.
Los gobiernos de la democracia se obstinan en refutar a Trogo Pompeyo y reiteran que la función de un soldado español es la atención asistencial en ignotas tierras, algo así como una ONG rebautizada como ‘Soldados sin patria ni fronteras’. Quisiera que en el ánimo de muchos militares españoles calasen otros principios y otras ideas distintas de las oficiales. Por ejemplo, que el deber de las Fuerzas Armadas es permanecer siempre vigilantes porque son portadoras de una exigencia que viene de muy atrás y que se basa en el honor y en la tradición por encima de cualquier otro concepto partidario.
Los responsables políticos están jugando con fuego. Y el problema es que lo saben. Como consecuencia, se ha gestado una inquietante paradoja. Lo central (compromiso con la defensa nacional y fidelidad del soldado a lo que España, pese a esta democracia entreguista, representa y es), es lo menos y lo marginal (el toque distintivo de declararse progre), es lo de más. Nuestro ejército en Melilla y Ceuta no es ajeno a este relativismo castrense que han pretendido imponernos los últimos gobiernos, por mucho que intenten camuflar la desconfianza de numerosos mandos militares con recurrentes campañas de captación donde lo importante no es la procedencia ni la fidelidad del soldado sino el cumplimiento estadístico de unos cupos políticamente correctos.
Ese mismo honor, norte y guía de quien viste un uniforme militar, debe orientarles siempre, especialmente en los momentos difíciles, cuando el peligro externo o interno amenace a España. Ese honor permitió que de un país de hambrientos y analfabetos a finales de los años 30 surgiera la gran potencia que España, pese a todo y a pesar de los pesares, aún sigue siendo.
Pero vamos a ver, a este tío como se le ocurre hablar a los vascos y catalanes de cerdos, teniendo esa cara de personaje, que no tiene inteligencia me parece a mí. Antes de llamar a alguien cerdo, mírate al espejo y piensa en lo que eres y lo que haces para darte cuenta de que… NO VALES NI PARA HACER LA O CON UN CANUTO. Aupa athletic!!!
Un temiente coronel, tiene la valentía y las agallas de decir lo que es justo e injusto. Pero a la vuelta de la esquina le esperaban los traidores. La basura que gobierna y los eunucos de los altos mandos que no apoyan a este teniente coronel. Que tuvo el valor de decir lo que realmente esta pasando. La respuesta a su valor es que lo apuñalan por la espalda. Los más traidores en este caso son los altos mandos, militares maricas con uniforme y galones que no merecen. Tan solo merecen desprecio por su cobardía y traición al pueblo español… Leer más »
Arreglaos estamos si el único que levanta la voz solo es un teniente coronel. y encima le castigan. Que mas quisieramos que fueran unos simples funcionarios, poco o mucho para algo servirían, estos solo sirven para gastar y para llenarse el pecho de chatarras que se cuelgan unos a otros por jugar a las enfermeras.
Menos mal que nos queda la memoria y soñaremos con aquellos tercios,, deflandes y de Franco, Blas de Lezo y Gran Capitán, eso sí, los que lo hemo leído. desgraciadamente las nuevas generaciones gracias a la desmemoria histérica ssolo encontrarán libros escritos al revés.
Un mercenario como es lógico no siente la patria,solo se debe al señor de turno que le paga el sueldo y como buen asalariado que es no muerde la mano que le da de comer,dice ser lo que no es para vestirse de dignidad pretendiendo engañar a los demás pero a si mismo no se engaña por que sabe que su bajeza lo empaña sin embargo convence al idiota indocumentado,por eso se sabe fuerte ya que de este ganado el terreno anda mas que minado.
El que reniega de Dios reniega de si mismo,el que reniega de su madre reniega de sus raíces,el que reniega de las tradiciones reniega de su historia,el renegado hoy día es vergonzosamente vitoreado cuando antes era pisoteado y con razón pues era y es la ponzoña que envenena el corazón de una nación,la nación española,la misma que ni en sus momentos mas tristes estuvo contaminada con tantos y tantos desgraciados malnacidos desagradecidos,la nación de Cristo,la nación de la lealtad y el honor ha pasado a ser el paraíso del blasfemo,del cobarde y del traidor. SOLO DE CRISTO VENDRA YA LA… Leer más »
en los tiempos en que yo hice la mili en el portaaeronaves principe de asturias (6/91) todavia el ejercito era ejercito y alli no se movia ni dios, no como hoy en dia lleno de gente de otros paises , mujeres , mariconas y por supuesto algun español heterosexual y patriota .
parece mentira que antaño fuesemos un imperio , dueños de la la mitad del mundo y hoy en dia si entraramos en una guerra real nos defendieran tirando gominolas y besitos
Grande Armando, grande. Cuanta guerra darías en cualquier tertulia de radio o televisión, donde siempre invitan a los mismos para que se puedan dar la razón unos a otros como si fuesen idiotas. Si Carlos Cuesta, Ana Pastor, Sergio Martín, Luis del PIno, etc., tuviesen lo que hay que tener, te invitarían a sus programas para que pusieses a más de uno en su sitio con planteamientos y verdades irrefutables. Pero te temen Armando. Te temen porque no le debes nada a nadie, y no necesitas lamerle el culo a ningún obispo o magnate para ganar unos euros. Grande Armando,… Leer más »
Hoy MUCHOS, son funcionarios del Mº de Defensa.
El éxito del pogre y su manera de entender su modo de vida consiste en colonizar todo aquello que le puede ser útil, lo tenebroso del asunto que coloniza al precio que sea, no tan solo son prebendas, privilegios es apoderarse del término absoluto como pueda ser el significado del HONOR y el deber y convertir términos tan absolutos en relativismo solo por la causa de asegurarse y crecer mutando como es el ejercito, esta pandemia del arte del eufemismo hunde la garantía sacrosanta de los pilares básicos de una nación, una vez extirpada la independencia de los más altos… Leer más »
Sigo con interes los articulos del teniente coronel Enrique Area Sacristan y lamento leer que su actividad literaria le esta provocando problemas con los peces gordos del estamento castrense, una verdadera lastima que los garantes ultimos de la libertad hayan quedado relegados a meros censores mamporreros al servicio de los intereses del amo extranjero y no de los de la patria. Si pudiera saltarme el conducto reglamentario le diria a los peces gordos del estamento castrense que no me parece bien que hayan elegido comportarse como autenticas mariconas aferradas a la mamandurria y no dimitir de sus puestos de responsabilidad… Leer más »
Por qué hablamos de peces gordos y no se dan sus nombres, para vergüenza y escarnio
Estoy de acuerdo contigo, replicante protestante, soy también de tu cuerda (promoción XXVIII). La traición ya se debería haber sido castigada hace años, empezando por presidentes de gobierno.
La democracia ha traido consigo la aparición de muchos idiotas y desgraciadamente una institución tan noble como el ejército seguramente también se ha visto afectada. Esperemos que lo casto y puro se siga inponiendo ante la barbarie progresista que tan mal ha hecho a las instituciones y al país en general.
Espero que dentro de nuestro ejército sigan habiendo siempre militares patriotas y que la politica progre destructora de este país no haya conseguido lograr su fin que no es otro que la debilitación moral y personal de esta institución prácticamente única en nobleza y amor a la patria. Una vez más Sr. Robles, gracias por sus artículos de tan agradable lectura y tan fácil comprensión.
Como siempre, no puedo más que felicitar al Sr. Robles, por su gran exposición en este artículo relacionado con los militares, fieles a nuestra Patria.
Viva AD, por ser fiel a sus seguidores, y ojalá cada día sean más los españoles que le sigan.