El 20 por ciento de los cuarenta procedentes de España que combaten en Siria e Irak son mujeres, incluso menores y adolescentes, según las informaciones que manejan los Servicios de Inteligencia e Información de nuestro país. Es decir, al menos ocho españolas están hoy en manos del Estado Islámico (EI). El incremento de esta cifra, que preocupa en medios antiterroristas, coincide con la apertura de diferentes cuentas en las redes sociales, dirigidas exclusivamente a reclutar muchachas para la yihad. Precisamente, la última red desmantelada en nuestro país se dedicaba a captar mujeres para enviarlas a las zonas en conflicto.

La captación de muchachas occidentales no es un fenómeno nuevo, pero sí su gran aumento en apenas dos años. Y resulta doblemente inquietante que también crezca entre ellas el número de menores y adolescentes. En algunos casos se desplazan acompañando a sus padres. El mal llamado Estado Islámico quiere aprovechar el impulso propagandístico que ha logrado actualmente en las redes sociales para extender su proselitismo entre las jóvenes. De hecho, en los últimos meses se han abierto en España varias cuentas, fundamentalmente en Facebook, con el objetivo de captar a mujeres, mediante una imagen totalmente distorsionada de lo que ocurre en Siria e Irak y prometiéndoles unos parabienes que nunca encontrarán. Antes, al contrario, les espera una muerte casi segura o una vida entregada a la esclavitud sexual.

«Locas por un yihadista»

Una de estas páginas fue creada en Facebook el pasado 13 de octubre. En pocos días tuvo bastante aceptación, no solo entre mujeres ‘españolas’, sino también entre sudamericanas, marroquíes y francesas. Uno de los comentarios colgados hacía referencia a la existencia de «jóvenes occidentales locas por un yihadista». «Es un fenómeno que se expande por Europa y Estados Unidos -añaden las fuentes-: adolescentes occidentales abandonan su hogar para viajar hasta Siria y casarse con un yihadista».

También se difundían supuestas noticias encaminadas a presentar a los yihadistas como garantes de los derechos y libertades de las mujeres. Por ejemplo, en otra cuenta se «informaba» de que un «tribunal de Al Shabad lapida a un joven por violar a una mujer en Somalia». Al Shabad es un grupo de corte yihadista que comenzó a actuar en Somalia a principios de 2001 y que poco a poco fue adquiriendo capacidad operativa, hasta el punto de cometer atentados también en el extranjero. Insistía el autor en el comentario: «Mogadiscio. 22 de octubre. Un tribunal de la milicia islámica Al Shabad ha ejecutado mediante lapidación a un joven de 18 años».

Otro de los recursos desplegados en las redes sociales para captar mujeres es el que subraya sus cualidades respecto al varón: «Me siento orgullosa de llamarme musulmana». El texto va acompañado de varias fotografías en las que aparecen mujeres, con el rostro completamente cubierto, leyendo el Corán o empuñando un rifle. «Oh! Hombres -se afirmaba en otro comentario en el que se ensalza a las mujeres a costa de burlarse de los hombres cobardes-; la batalla se ha iniciado, las llamadas a la yihad se han enviado. Las puertas del paraíso están abiertas. Si no eres un jinete guerrero, apártate y deja sitio a las mujeres para dirigir la batalla. Reemplázalas. Coge sus utensilios y serás una mujer aunque tengas barba y lleves turbante».

La desarticulación, el pasado 16 de diciembre, de una red yihadista, en un operativo llevado a cabo por la Comisaría General de Información y la Policía marroquí, acredita que la mayor implicación de mujeres españolas en la yihad no es solo desde el punto de vista cuantitativo, sino también cualitativo. Entre los detenidos figuraban las cuatro reclutadoras activas, de la máxima confianza de los cabecillas, que ya habían logrado captar a doce mujeres para desplazarse a Siria e Irak. Las cuatro mantenían una frenética actividad en las redes sociales para enganchar a otras muchachas. Colocarse un cinturón cargado de explosivos para perpetrar un atentado suicida -acto de martirio lo llaman-, o ejercer como «exclava sexual» para reposo del guerrero siguen siendo los destinos preparados para las ingenuas que sigan el camino de la yihad. Pero, poco a poco, algunas van adquiriendo responsabilidades mayores en organizaciones como el EI.
Reino Unido, el pionero

El pasado 19 de junio, un combatiente británico aseguraba desde una cuenta en las redes sociales que cerca de 20 mujeres -«hermanas»- llegaban a diario a tierras controladas por el EI procedentes de Occidente. Y a quienes fueran a partir les daba una serie de consejos: que mantuvieran en secreto sus planes, que no lo revelaran ni a sus familiares. Y que tampoco se pusieran en contacto con ellos durante el viaje o una vez en destino.

En España ya se empieza a vislumbrar esa tendencia, aunque el Reino Unido es el país occidental pionero. Los Servicios de Inteligencia estiman que cerca de un centenar de mujeres musulmanas han abandonado en los dos últimos años Gran Bretaña para viajar a Siria e Irak. Pero muchas más han mostrado interés por los terroristas del Estado Islámico a raíz de que un británico converso decapitara al periodista norteamericano James Foley, el pasado agosto, según han detectado los Servicios de Información.

Varias mujeres británicas se han incorporado a una brigada, que actúa en territorio controlado por el EI, en funciones de policía islamista. Una de sus misiones es obligar a mujeres no musulmanas de Siria e Irak a que se sometan a la Sharia y, en caso contrario, castigarlas. Al parecer, una figura clave en la denominada brigada «Al-Khansa» es Aqsa Mahmood, mujer de 20 años nacida en Glasgow (Escocia). Mahmood, que se desplazó a Siria en noviembre de 2013, arenga a los musulmanes para que imiten a aquellos que asesinaron al soldado Lee Rigby en Londres en mayo de 2013. En un tweet reciente escribió para animar a cometer atentados en las calles de Londres: «Si usted no puede asistir al campo de batalla, a continuación, llevar la batalla a ti mismo».