Por Enrique de Diego.- El PP es una mafia –impropiamente llamado partido- que ha sido especialmente depredadora en aquellos lugares donde la gente ha confiado más en ellos, y en su falsa retórica, como es el caso de la Comunidad Valenciana, a la que han dejado como un erial, como la pandilla de chorizos avariciosos que han demostrado ser.

Los chorizos peperos han hundido y quebrado todas las instituciones financieras de la Comunidad Valenciana: Bancaja, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Banco de Valencia. Se trata de instituciones con más de ciento cincuenta años de existencia, fruto de la iniciativa de la sociedad civil y de personas altruistas para democratizar el crédito, que han pasado por todos los avatares de la historia Patria –democracias, dictaduras, monarquía, república, incluso una guerra civil- hasta que llegaron al poder los depredadores peperos. Todas las mafias extorsionan pero no pretenden arruinar a sus clientes aunque sólo sea para seguir extorsionándoles. Sólo esta gentuza cruel y canalla se ha dedicado a dejar la caja vacía, hasta el punto de que la CAM, que llegó a ser una de las instituciones financieras más solventes, la cuarta caja de España, con un patrimonio inmobiliario ingente, fue vendida por un euro al Banco de Sabadell.

Los vulgares chorizos del PP valenciano saquearon sin medida las cajas poniéndose sueldos y dietas multimillonarios, autoconcediéndose los consejeros créditos al cero por ciento de interés y sin plazo de devolución o dando créditos blandos que nunca se han devuelto a los políticos financiadores de la mafia pepera. Dada la mayoría absoluta de la que ha gozado el PP en la Comunidad Valenciana –y de la que ha abusado sin medida- su responsabilidad en ese hundimiento es absoluta. Una pandilla de ladrones.

A pesar del control político de la Justicia, el PP tiene el veinte por ciento de sus diputados en la condición de imputados. La mafia pepera ha producido personajes patibularios como Carlos Fabra, que se llevaba el dinero en bolsas de basura y se cachondeó de toda la nación pretendiendo estar abonado al premio gordo de Navidad. Valiente chorizo que fue el cacique sempiterno de la mafia pepera en Castellón y que ha colocado a su hija como diputada y a su compañera sentimental (antes, amante) como vicepresidenta de la Diputación.

En el PP valenciano han robado todos, desde Torrevieja, cuyo exalcalde está en la cárcel, hasta Alicante, donde la inútil de la alcaldesa Sonia Castedo, dos veces imputada, se ha aferrado al cargo porque no tiene donde ir, salvo a la empresa de Enrique Ortiz, que ha conseguido tener el 70 por ciento del suelo urbanizable, merced a las mordidas que ha ido pagando al PP y a sus políticos, sufragando incluso mítines de Esperanza Aguirre.

Estos chorizos, entre los que no pocos han ido de católicos oficiales, como el último presidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, el ultrachorizo Modesto Crespo, que era diácono y administraba la Comunión en la Basílica de Santa María de Elche, hicieron negocio corrupto a gran escala incluso con la visita del Papa a Valencia. Los peperos cerraron Canal 9 después de depredarla y convertirla en la cloaca donde chapoteaban y sacaban tajada todos los lacayos peperos, desde Alfonso Rojo hasta Isabel Durán.

De hecho, el PP no tiene personalidad jurídica en ninguna población de la Comunidad Valenciana, sino que funciona a través de asociaciones sin ánimo de lucro que no fiscaliza el Tribunal de Cuentas sino la propia Generalitat, antro de corrupción irrestricta. Esto significa que “todo” el PP de la Comunidad Valenciana desde siempre y durante todo el tiempo se ha financiado a través de comisiones corruptas, que nadie ha podido fiscalizar. Una estafa en gran escala de dimensiones estratosféricas.

Para pagar todos sus desmanes, la mafia pepera valenciana ha perpetrado estafas electorales del nivel de ganar unas elecciones suprimiendo el impuesto de sucesiones para después volverlo a poner a mitad de legislatura, con nocturnidad y alevosía. Y ¿para qué esa voracidad fiscal confiscatoria? Para pagar los kínder de Alberto Fabra y su compañera sentimental (antes, amante). Literal. Las tarjetas black, la cultura de lo gratis, los sobres en negro son la constante de la mafia pepera. No deja de ser una ironía que pusieron a Alberto Fabra, en sustitución de Francisco Camps, porque se suponía que era el único honrado del que podían echar mano. Pues bien ese incapaz se ha gastado 1.150 millones, 600.000 euros diarios, de la caja fija de gasto de la Generalitat y muchos de ellos son delirantes: como la compra de vitaminas o huevos kínder.

El caso de Alberto Fabra es mucho peor que el de Monago, pues Fabra ha ascendido a su compañera sentimental Esther Pastor al puesto de secretaria autonómica de coordinación de Relaciones Institucionales; algo así como la número dos del organigrama de la Generalitat. Pues de esa caja opaca han salido dineros para el pago de hoteles y restaurantes donde ambos han vivido su aventura sentimental y sus desfogues. Pero es que también con ese dinero se han hecho compras que sugieren con claridad que la pareja Alberto Fabra-Esther Pastor han hecho de manera habitual la compra para su domicilio: chorizo de Cantimpalos, flanes de huevo, ñoras, pechugas Villaroy y gran cantidad de huevos kínder.

Habría que añadir la prima constante a la familia de Juan Cotino, cuyo hermano Vicente Cotino está imputado en el sumario de Gürtel, el escándalo de Terra Mítica, la quiebra de la Ciudad de la Luz, el fiasco calatravo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el caso Brügal en el que está imputada la antigua jefa de prensa de Eduardo Zaplana, Vea Reig, hasta llegar a la astracanada del inefablemente gris –tanto o más que Mariano Rajoy- de Alberto Fabra, quien, tras cerrar Canal 9 con un déficit astronómico, ha propuesto un consenso de las fuerzas políticas para ¡abrir un canal de televisión autonómico! ¿Para seguir robando?