La concejala Belén Arganza junto a su abogado, Andrés Martínez Cellanes, a la salida del juicio.

EC.- Ni conducía ningún coche, ni insultó a nadie. Es lo que sostuvo la edil feminista de Foro Oviedo Belén Arganza durante la vista oral celebrada en el Juzgado de Instrucción número 3. Estaba en calidad de acusada junto a una amiga suya por unas supuestas vejaciones contra un ciudadano de origen colombiano cometidas en lo alto del Naranco, hasta donde las acusadas subieron conduciendo bajo los efectos del alcohol, como quedó demostrado en la alcoholemia realizada a la acompañante de Arganza condenada en un juicio rápido.

Insistió Arganza en que todo era mentira y le preguntó entonces el fiscal Tomás Álvarez-Buylla a qué se debía «todo ese cuento», que según ella se inventaba el denunciante, aunque corroborado por un policía nacional que presenció los hechos. «El único motivo que veo es económico. Me pidieron dinero a cambio de que ellos contaran la verdad. Me pidieron 5.000 euros», expresó, dejando a un lado la conspiración política que alegó tras los hechos. Según Arganza fue el ciudadano colombiano quien las insultó a ellas. «Nos equivocamos en coger el coche después de haber bebido. Eso fue un error, pero no insultamos a nadie, fue él quien nos gritó ‘putas zorras, que vais conduciendo como locas’», expresó la concejala.

Ellas, según su versión, iban a lo alto del Naranco a tomar algo en el bar, «porque no sabíamos que estaba cerrado», cuando al bajarse del coche se inició la discusión con el hombre. De hecho, la otra acusada reconoce haberle insultado. «Y él a mí también. Fue una discusión de tráfico, pero no sé por qué montan esta película. Yo no me había enterado que nos pitaban».

Lo que sostiene el denunciante, según quedó también reflejado en el atestado elaborado por la Policía Local el 11 de marzo, el día de los hechos, es que vio como un coche conducía de forma temeraria, haciendo eses en la carretera que conduce a la cima del monte Naranco. «Les pité varias veces con el claxon. En la curva de San Miguel de Lillo casi me dan dando marcha atrás. Seguí el coche hasta que paró arriba», expresó.

En ese momento, sostiene, una de las acusadas salió del coche reprochándole que hiciera sonar el claxon. Luego la otra, la edil, «me llamó sudaca de mierda, negro de mierda, te voy a deportar soy concejala. Me asusté y llame a la Policía». La grabación de esa llamada se escuchó ayer en el juzgado. El hombre advertía de la conducción temeraria, mientras por detrás se oía a una mujer increpándole, diciéndole que era «un síndrome de down». Era la acompañante de Arganza, como ella misma reconoció ayer. «Le llame mongolín y faltoso, pero nada de sudaca, ¡por favor!», comentaba la acusada amiga de la edil, que durante todo el juicio, dados sus comentarios en voz alta, fue llamada varias veces al orden por la jueza.

Los testigos

El fiscal reconoció que ambas versiones eran lineales, antagónicas y sin contradicciones, pero hay para él una diferencia: los testigos. El denunciante aportó varios testigos de los insultos. Por un lado, un policía nacional que suele pasear por lo alto del Naranco y que de esas caminatas conocía al ciudadano de origen colombiano. Durante la vista oral, relató que el día de los hechos se encontró con su amigo en el aparcamiento. «Estábamos saludándonos cuando la mujer se acercó recriminándole los pitidos del coche. Luego se bajó la segunda, la concejala, y le dijo que seguro que no tenía papeles, que se los enseñara. Le pregunté que quién era ella para pedir papeles y me dijo que era concejal. Como mi conocido estaba llamando a la Policía Local se fueron», expresó.

La patrulla les dio alcance en el aparcamiento de los monumentos prerrománicos para realizar un control de alcoholemia. Allí, supuestamente, la concejala volvió a insultar al hombre. «Nos dijo que éramos unos gays y nos sacó una fotografía», coincidieron el denunciante y el policía. También un agente municipal que iba en la patrulla asegura que escuchó a la concejala llamar al denunciante ‘sudaca de mierda’.

El fiscal pide una multa de 300 euros para Arganza y otra de 60 para la otra acusada por una falta de vejaciones. La acusación particular, representada por Fernando de Barutell, les reclama 5.000 euros de indemnización.