Piden que las autoridades se hagan cargo de su hija menor tras fugarse de casa 15 veces
No es la primera vez que lo hace, ni la segunda…ni siquiera la décima. Pero no por ello el miedo y el sufrimiento de sus padres es menor. Rocío, una joven malagueña de 16 años, se fue de casa el pasado 15 de diciembre y desde entonces sus padres desconocen dónde está y con quién. En el último año se ha fugado voluntariamente en quince ocasiones, y la impotencia de sus progenitores es tal que hacen una petición desesperada: «Queremos que la administración competente se encargue de ella y que la internen para que estudie al menos hasta que sea mayor de edad». Son las duras palabras de su padre, Antonio D., que dice que él y su mujer están dispuestos a renunciar a su tutela «si es por el bien de ella y pueden controlarla».
«Es una niña, no puede estar tirada en la calle y a saber con qué personas», señala Antonio, que dice que no pueden conciliar el sueño pensando en sus mayores temores desde que se marchó con los 20 euros que le dio su madre para ir al supermercado, sin móvil y con una bolsa de ropa: «Pueden violarla, darle dos puñaladas, aparecer con una barriga… le pueden hacer mil cosas», dice con voz temblorosa. Aunque hace dos días la menor -que mide 1,75 y es de complexión delgada- se comunicó con su madre a través de las redes sociales asegurando que está bien, sus padres no pueden estar tranquilos. «Nos dice que cuando entendamos que quiere hacer su vida la podremos ver», cuenta Antonio, que afirma que nunca antes había estado tanto tiempo fuera de casa. Sus fugas han durado siempre unos pocos días y la más larga hasta ahora fue el pasado mes de marzo, cuando estuvo desaparecida diez días y fue localizada en el piso de una amiga. En esta ocasión han pasado ya casi dos meses desde que presentaron la denuncia por su desaparición.
«Sabemos que está en una casa ‘okupa’ con algunas amigas que también se encuentran en paradero desconocido y seguramente con otras personas mayores», detalla el padre, que cuenta que a los pocos días de marcharse del domicilio familiar, situado en la zona de La Victoria, se encontró a su hija por la calle. «La enganché y la llevé a casa, pero desmontó la cerradura de la puerta y volvió a marcharse», relata.
Y así hasta hoy. El único contacto que tienen con ella es a través de los mensajes que se cruzan madre e hija por las redes sociales, como ya ha hecho en huidas anteriores. Los padres confían en encontrarla y en que alguien les ayude a afrontar esta situación. «Hemos ido a psicólogos y psiquiatras, pero no sirve para nada, vamos para atrás, nos están mareando», se lamenta Antonio, que afirma que en alguna ocasión ha planteado a los trabajadores sociales la posibilidad de que las autoridades se hagan cargo de su hija «para que la controlen»: «Nos han dicho que eso sólo pasaría si delinquiera y que entonces podrían internarla en un reformatorio, pero yo no quiero que esté en un correccional». Hasta el momento, según su padre, Rocío se ha visto involucrada en la presunta agresión a un tendero y en un hurto de ropa, asuntos que están pendientes de resolverse.
Cambio de carácter
Con un lógico sentido de culpabilidad – «supongo que algo tendremos que ver nosotros», dice-, insiste en que «no hay que buscar culpables, sino soluciones». Porque su mayor deseo es recuperar a su hija tal y como era antes: «era una niña de su casa, no la dejábamos salir», recuerda. Sin embargo, al cumplir los 15 años y cambiarla de colegio, cambió completamente su carácter. Abandonó los estudios -está matriculada en un Programa de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) pero «apenas va»-: «Empezó a salir con otras niñas y a encerrarse en sí misma», comenta Antonio, que considera que el problema ha surgido por las «malas influencias» y que dice desconocer si consume algún tipo de droga.
Sus progenitores están convencidos de que Rocío es «una niña» y que no tiene la madurez suficiente para estar sola. Por eso temen que pueda ocurrirle alguna desgracia. Ayer pasaron el mal trago de contarle a sus abuelos paternos, de 72 y 78 años, que su nieta lleva casi dos meses en paradero desconocido. «No quería decírselo, pero ahora se van a enterar», apunta Antonio, que pide a cualquier ciudadano que pueda dar una pista que contacte con la Policía.
Fuente: Sur
Lo siento mucho por los padres, la sensación de fracaso, miedo e impotencia tiene que ser insoportable.
Está claro que el cambio de colegio y entorno ha tenido algo que ver más alguna mala influencia a través de las redes sociales.
“Era una niña de su casa, no la dejábamos salir.” – Ése es el problema. Seguro que la tenían recluída y en una burbuja, ‘porque yo lo digo’ y ‘cuando seas grande comerás huevos’. Al final la niña (a la que no disculpo) ha dicho ‘ahí os quedáis’. La confianza entre padres e hijos se demuestra a base de negociación. Yo te dejo volver media hora más tarde y tú me demuestras que me puedo fiar de tí cumpliendo las normas (respetar horarios, no descuidar estudios y otras tareas, etc.). PD.Ya que este ‘panfleto’ se deja guiar tanto por prejuicios… Leer más »
No te enteras de la pelicula, “CHuZ”. Voy a explicarte lo que ha pasado: a la chavalita esta la captaron por internet cuando tenia 12 o 13 años, en el “tuenti” o en algun otro de los “chats” que la mafia de los maricones y las feministas tienen montados precisamente para estos asuntos. Les lavan el cerebro por internet durante una buena temporada y las preparan para unirse al “clan”. A los 15 o 16 ya les dan la “orden” de dejar el hogar paterno y largarse a alguna “casa okupa”, que es como llaman a los pisos-patera llenos de… Leer más »
El padre no es colega, ni amigo de sus hijos. Confianza, si. Y autoridad.
Por padres que piensan como tu, la juventud esta agilipollada y vendida.
Una idea, que no tiene por que ser la mejor ni la única posible: que los padres de Rocío se pongan en contacto con el Programa “Hermano Mayor” de Canal 4 TV.
Muchos casos de los que se presentan en ese programa, son parecidos a los que cuenta el padre de la chica, y entiendo que se solucionan bastante bien.
Lamentablemente les ha salido una perro flauta que dedica su vida a fumar porros y no pretende tener ninguna responsabilidad. Ya veremos a partir de los cuarenta si la vida sigue siendo alegre.
En los 70, si te pillaba la policía, te daban unos “cates” bien dados, luego llamaban a tus padres, y delante de ellos te llevabas la siguiente “toma”, sin olvidar el castigo de “sin vacaciones ni salir”. La culpa no es de los padres; les han quitado la autoridad, la capacidad para “enderezar” a esa rama torcida que tienen por hija. La niñata, que se sabe intocable gracias a la Justicia Española, un día aparecerá en el lecho de sus padres fornicando con un moro y un negrito de Togo, y será ella quien le grite “viejo, respeta mi intimidad,… Leer más »
Llevas mucha razón. Saludos
No añado mas….perfectas palabras caballero.