Tras la presentación el pasado sábado del partido Soluciona en Madrid, me llama mucho la atención algunos de los comentarios que leo en las Redes Sociales. A ver si logro explicarme un poco sin que surjan las suspicacias propias del carácter que padecemos los españolitos.

No sabemos escuchar con la debida atención sin que antes nos asalten los prejuicios hacia las personas. No hemos aprendido a separar el “trigo de la paja”. Nos quedamos en la simpleza de decir; es que “fulanito” tiene un timbre de voz que me irrita, y eso basta para dejar de escuchar las ideas, propuestas o inquietudes del tal “fulanito”. Es tremendamente difícil hacerse escuchar entre tanto espíritu destructivo. Todo se reduce a las “tripas”, a los sentimientos más primarios, todo se reduce a negar el pan y la sal al próximo, por puro egoísmo protagonista y por no ser uno el que lleve la iniciativa. No se perdona, aquí, que otro pueda aportar algo que a uno se le haya ocurrido, y por tanto no ser el protagonista.

Así pues la labor de difusión y de formación en los valores y principios de un movimiento, asociación o partido, es de vital importancia. Oiga, que no se trata de que sea usted menos o más que un servidor, se trata de aunar los esfuerzos para lograr objetivos que están muy por encimas de nosotros mismos. ¿Cómo se lo puedo hacer llegar a su interior? Que yo, personalmente no deseo nada, no quiero nada, no ambiciono ningún protagonismo, pero admítame que necesitamos unir esfuerzos y voluntades. No podemos estar eternamente matándonos por la cerrazón, la envidia y el egoísmo. Es hora de ponernos, hombro con hombro, a trabajar por aquello que nos supera, España.

Me produce cierta tristeza ese espíritu destructor de muchos, que antes de leer o escuchar (que no oír), ya te han colocado la etiqueta, te han encasillado y son incapaces de abrir su espíritu a nada que no sean ellos mismos. De verdad, así jamás lograremos salir de este pandemonio de país, y que debido a ello mismo, unos viven muy bien a costa de la discordia, desorganización, egoísmo y desunión de todos los demás. ¿Es que no somos capaces de verlo?

Hemos de aprender a ser más humildes, aprender a escuchar, a mirar lo que nos rodea, a tener una inteligencia crítica, a preguntarnos constantemente el por qué de las cosas y no el quien las dice o denuncia. Dejar de un lado las simpatías o antipatías personales para centrarnos en lo fundamental, en lo importante. Lo importante no es mensajero, señores, es el mensaje.

A días de hoy existen muchos movimientos que buscamos los mismos objetivos, queremos las mismas cosas para nuestro país. Pongámonos a charlar, aunemos los esfuerzos, tomenos a los mejores y cedámosles las herramientas para luchar por esos objetivos. Yo estaré, ahí y me será muy fácil reconocer a cualquiera que me supere, la mayoría, pues por mi parte lo que deseo es lo mejor para el futuro del país, de nuestro país. Creo que merece la pena. No nos dejemos cegar por la vulgaridad y la ignorancia que solo llevan al egoísmo y la soberbia, defectos que nos llevarán a la total ruina en todos los sentidos.