Los controles en colegios de Valencia se intensifican para acabar con el tráfico de drogas
La Guardia Civil de Valencia ha intensificado los controles en el entorno de los centros escolares para prevenir y combatir el tráfico de drogas y otros delitos cometidos por menores y jóvenes mayores de edad. Las estadísticas del instituto armado en los cuatro primeros meses de este año reflejan una lucha sin cuartel contra el consumo y trapicheo de sustancias estupefacientes entre estudiantes.
Un total 1.245 servicios preventivos, 50 aprehensiones de pequeñas cantidades de droga en Sueca, Carcaixent, Oliva, Catarroja, Benetússer y Enguera -entre otras mucha localidades de la provincia de Valencia- y 90 entrevistas con directores y jefes de estudios sirvieron para erradicar varios puntos de venta de droga en los últimos meses, así como para disuadir de sus intenciones a los traficantes.
Los controles de guardias civiles de paisano y uniformados en el entorno escolar se han incrementado con respecto al mismo periodo de 2012. Según informaron fuentes de la Guardia Civil, el año pasado se realizaron 2.011 servicios preventivos y 92 incautaciones de sustancias estupefacientes en zonas estudiantiles de la provincia de Valencia. Estas cifras no incluyen los controles y aprehensiones realizados por la Policía Nacional en ciudades como Valencia, Torrent y Gandia.
Las drogas más incautadas durante 2012 en ambientes escolares de la Comunitat Valenciana fueron la marihuana, el hachís y la cocaína. La Policía Nacional y la Guardia Civil aprehendieron el año pasado 311 gramos de hachís y 48 gramos de cocaína, según datos facilitados por el Ministerio del Interior. También se incautaron de dos gramos de heroína, una de las sustancias estupefacientes con mayores efectos negativos.
Uno de los jóvenes detenidos en 2012 por la Guardia Civil llevaba 52 gramos de marihuana distribuidos en bolsitas para su venta inmediata entre los estudiantes de un instituto. El individuo fue imputado por un delito contra la salud pública, pero la mayoría de intervenciones policiales se saldan con una propuesta de sanción por posesión o consumo de drogas en la calle.
El artículo 25 de la Ley 1/92 sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, conocida también como Ley Corcuera, contempla como infracción grave el consumo de droga en lugares, vías, establecimientos o transportes públicos, así como la tenencia ilícita de sustancias estupefacientes -aunque no esté destinada al tráfico-, siempre que no constituya una infracción penal. El abandono en la calle de instrumentos utilizados para drogarse también se considera una infracción grave. Las sanciones oscilan entre 300 y 30.000 euros, pero pueden suspenderse con un tratamiento de desintoxicación en un centro o servicio debidamente acreditado.
Para la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Paula Sánchez de León, las Fuerzas de Seguridad del Estado «ponen freno al consumo de drogas entre los estudiantes con actuaciones directas en los centros escolares y su entorno». El objetivo de estos operativos policiales no es otro que «obstaculizar la oferta de droga a nuestros jóvenes», asevera Paula Sánchez. «Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional tienen agentes especialmente formados sobre esta materia que ofrecen charlas en los centros para concienciar a los estudiantes de los peligros de la droga», añade la delegada del Gobierno.
El consumo de sustancias estupefacientes se ha traducido en los últimos años en un aumento del número de menores que demandan tratamientos contra la adicción. La edad de inicio de consumo de hachís es cada vez más temprana, y algunos estudios la sitúan en los 13 años. Los expertos en drogadicción advierten de que el cerebro no acaba de desarrollarse hasta pasados los 20 años, y cuanto antes empieza un joven a tomar drogas más pronto puede sufrir problemas psicológicos. Además, el repunte del consumo de sustancias estupefacientes en los últimos años ha generado también un mayor fracaso escolar en algunos centros educativos de la Comunitat Valenciana.
‘Urco’ infunde respeto. El perro corretea por el andén del metro hasta que se topa con un sospechoso. El can olfatea el pantalón vaquero y la mochila del individuo. Un policía de la Unidad de Respuesta Canina Operativa de Burjassot sigue atento a las sacudidas del pastor belga malinois. El joven se queda inmóvil y protesta para que el agente le retire el perro. Sus quejas son atendidas por el policía, que cachea a continuación al veinteañero y le interviene varios gramos de hachís y dos bolsitas con marihuana. ‘Urco’ y su guía canino han detectado a otro consumidor de droga en un control rutinari.
Tenemos a los camellos en casa, magrebíes y demás chusma….. ellos son los que importan la mierda.
Más les valdría emplear esfuerzos en combatir el relativismo, la perdida de valores cristianos y la degeneración moral y social que asola España.
Sin unos buenos principios sobre los que asentar una sociedad moralmente sana, de poco sirve poner policías en los colegios.
Con controles no se acaba con una degeneración cultural que ya dura muchas décadas y que va a más.
QUE MALDITO NARCOTRAFICANTE HACE TOMAR DROGAS A LOS ADOLESCENTES . LE APLICARÍA LA LEY NAZI perdón pero es que esto me cabrea muchísimo ,ver como nuestros hijos caen en las redes mafiosas de la camorra