El Madrid remonta al Levante (5-1) y el Barça golea al Mallorca (5-0) en la vuelta de Abidal
DM.- De la prehistoria del balompié a la excelencia posmoderna. Más que 90 minutos de juego fueron 90 minutos de horno, del equilibrio a la goleada y del tanteo a la exhibición. Así es el Madrid. Lo sabía el Levante y lo comprobó ayer en sus asadas carnes.
Lo del principio, ahora lo sabemos, fueron, en su mayoría, pistas falsas. En la primera media hora asistimos a un partido inesperado. El Madrid alteraba la receta y ofrecía posesión sin llegada. Hablo de posesión jugosa, abundante, casi lujuriosa para lo que acostumbra, hasta el 70% de control. Y me refiero a una llegada mínima para el dominio ejercido. Algo parecido a buen fútbol, diría, si no fuera pecado elogiar la retórica. Modric, Xabi y, sobre todo, Kaká dinamizaban el juego del equipo. Se alternaban las bandas, las opciones y los movimientos. Nada apasionado, porque no era tarde para eso, pero todo de una estimable agilidad.
El Levante, entretanto, defendía con absoluta pulcritud, ordenadísimo y sin excesivos apuros. La portería contraria le quedaba más allá del horizonte, pero la vida es una cuestión de prioridades y sobrevivir es la primera. Se recuerdan ocasiones de Higuaín y Kaká, y apenas un acercamiento de Míchel, que provocó un córner.
A los 30 minutos terminó el equilibrio del modo más insospechado. El Levante montó un contragolpe tan rápido y mortal que lo hubiera podido firmar su adversario. Entre Míchel y Pedro Ríos se bastaron para recorrer 80 metros y depositar el balón en la portería rival. La alegría, desbordante, les duró poco. Igual de breve fue el calentamiento de Cristiano y Di María.
En ocasiones da la impresión de que el Madrid no remonta partidos, sino que castiga osadías. Esta vez el rayo vengador lo lanzó Higuaín. De pronto, y sin conexión con cuanto ocurría, el argentino enganchó un balón de media volea, o casi de media chilena, porque chutó con los dos pies en el aire. El tiro se coló por la escuadra y el Bernabéu tardó en reaccionar, de puro atónito. No había sido Benzema, ni siquiera Cristiano. El gol lo había marcado Higuaín, el delantero al que algunos quieren empaquetar en verano. Craso error será ese.
No había terminado el último aplauso cuando Clos Gómez pitó penalti por mano tonta del alemán Lell, que aleteó en un lugar lejano y desmilitarizado. Kaká transformó la pena y lo celebró con verdadera alegría, como si fuera un debutante o como si ganara una apuesta. Si lo que festejó fue su buen partido, tenía razones. Ayer Kaká exhibió, además de su elegancia natural, el brío de un caballo del Grand National. Lástima que pocas veces llegue hasta el último obstáculo.
Cristiano ocupó la plaza de Callejón después del descanso y, aunque el Madrid ganó velocidad y filo, el equilibrio volvió a apoderarse del partido. Ante un enemigo mejor, el Levante estuvo cerca de marcar en el 56’: Acquafresca rozó el palo en su intervención más destacada (quizá la única).
Mourinho añadió dinamita con Di María (por Kaká). A esas alturas, el centro del campo ya era un lugar de paso, una gasolinera cerrada. Madrid y Levante respondían con contraataques a los contragolpes del otro; unos con bombas y otros con puños. Prueba de lo roto que estaba el partido es que Arbeloa tuvo dos ocasiones de gol; será difícil verle tan cerca del doblete. Entre la defensa y Munúa (magnífico portero) fueron desbaratando las oportunidades de un Madrid que elevaba su temperatura. En el 76 entró Özil (por Benzema). Y brotó el fuego.
El tercer gol llegó por el tesón de Higuaín, que persiguió un balón que se perdía por la línea de fondo y lo transformó en asistencia. Cristiano ‘sólo’ tuvo que controlar con un pellizco y volear con un cañón. Qué fácil se acostumbra a uno a lo bueno. El cuarto tanto se lo regaló Cristiano a Özil, después de una estupenda maniobra coral. El quinto gol fue parecido. Otra estampida de tipos geniales y hambrientos culminada por el alemán turquesa.
El resultado final confirmó el drama de los equipos que visitan el Bernabéu. No basta con hacer lo que uno sabe, ni siquiera con hacerlo bien. Tampoco es suficiente ser valiente o disciplinado. Además, hay que aliarse con los ángeles y alinearse con los astros, rezar mucho y que te deban una en el cielo. Y generalmente, ni así.
EL BARÇA GOLEA AL MALLORCA EN LA VUELTA DE ABIDAL
El Barcelona se sacó una fiesta de un partido que no prometía mucho y acabó goleando a un esforzado Mallorca (5-0), que no pudo contener a un rival que, sin Messi, sacó lo mejor de dos jugadores que no atravesaban su mejor momento, como son Cesc y Abidal, y se emocionó por la reaparición de Eric Abidal, que retornó al equipo en el segundo tiempo tras 13 meses inactivo. A falta de Messi y Xavi, el Barcelona debió echar mano de nuevas asociaciones para generar juego ofensivo, y encontró un dúo letal, el formado por Cesc y Alexis, quienes marcaron los cinco goles, cuatro de ellos con participación directa de ambos.
El partido arrancó con el Mallorca como colista, después de la victoria del Depor, y aunque el equipo insular mostró lo mejor que podía ofrecer en ataque, estuvo muy poco acertado, igual que en defensa, donde se vio incapaz de neutralizar a la pareja de la noche, los goleadores Cesc y Alexis. El partido estaba hecho para Iniesta, capitán del equipo, ante la ausencia del lesionado Messi y del descartado Xavi Hernández. El manchego no desentonó, en su nivel, pero destacó que fue él quien impuso el ritmo a sus compañeros de cómo se debía morder al rival. Dos robos de pelota en el centro del campo marcaron el listón que no debían bajar los suyos.
A pesar del buen partido de los azulgrana, el Mallorca tuvo buenos minutos, con llegadas peligrosas y algunos remates que inquietaron. El bueno tono en momentos obligó a alternancias en el control del partido. Pero los malloquinistas no tuvieron continuidad. Hemed lo tuvo en una indecisión de la defensa azulgrana, pero el balón salió ligeramente alto. Giovanni, en el 19, centró con peligro, pero el balón se paseó por delante de la meta de Pinto. El Barcelona, sin la elaboración que marcan Messi y Xavi, fue mucho más directo. Las bandas se activaban a la mínima y al Mallorca le llovía peligro por todas partes.
Dos de los jugadores con la autoestima más baja en el Barça (Cesc y Alexis), iban a vivir un cambio radial de estado de ánimo a partir del minuto 20, cuando en una pared virtuosa, Alexis hizo el último servicio a Cesc para que anotase en primer tanto (1-0). Dos minutos más tarde, fue Cesc que de fuerte disparo obligó a un rechace de Aouate, que recogió el chileno para marcar el segundo (2-0).
En el 27, los mallorquistas pidieron penalti en unas claras manos de Thiago tras un córner. La pólvora del equipo insular se acabó en un disparo del israelí Hemed, tras perder Montoya un balón en la frontal. De lo mejor de Cesc y Alexis se pasó a dos clamoroso errores de los protagonistas de la noche, casi de forma consecutiva, cuando tuvieron sendas acciones para marcar, especialmente el chileno, que casi en la línea de gol no acabó de golpear bien, aunque reclamó penalti, que ninguno de sus compañeros secundó.
Después de este doble error, ambos lo enmendaron con dos sensacionales jugadas: en la primera, una nueva pared de Alexis con Cesc habilitó a éste para marcar el tercero de la noche (3-0). Más espectacular fue el pase del catalán al chileno en carrera, en el minuto 39, en el que Alexis hizo un control orientado para marcar su segundo tanto (4-0).
El segundo tiempo no pudo arrancar peor para un Mallorca que había realizado dos cambios para intentar lo imposible, ya que a los pocos segundos un pase preciso de Iniesta encontró al goleador Cesc, quien recortó al defensa y colocó al palo corto (5-0). El partido se le pudo haber complicado aún más cuando Hutton despejó el balón con la mano dentro del área, que al árbitro no vio, a pesar de que Tello protestó el penalti. El Barça empezó a desacelerar cuando sacó a Iniesta para darle descanso de cara el partido de vuelta de los cuartos de final contra el PSG el próximo miércoles en el Camp Nou. En su lugar, entró Jonathan dos Santos, quien se encontró como oponente a su hermano Giovani.
En un partido que había bajado de tono, la emoción apareció cuando trece meses después Eric Abidal entró en el campo por Piqué, un momento que hizo que todo el Camp Nou se pusiera en pie para dar la bienvenida a su jugador, sometido a un trasplante de hígado, y que no jugaba al fútbol desde el 29 de febrero del 2012, cuando lo hizo con Francia en un partido en Alemania. El Barcelona acabó con diez jugadores, después de que Alexis abandonase el campo en el minuto 40, cuando ya se habían realizado los tres cambios, con problemas musculares.
LA REAL SOCIEDAD SE ASIENTA EN LA CHAMPIONS (4-2)
La Real Sociedad, tras una brillante primera parte, se consolida en la cuarta plaza de la clasificación de la que aleja a un Málaga al que derrotó por 4-2 y que se queda a cuatro puntos y pierde el balance de goles con los guipuzcoanos. Manuel Pellegrini reservó a sus mejores hombres para el partido de vuelta ante el Borussia Dortmund alemán e introdujo hasta diez cambios con respecto al partido del pasado miércoles. Los teóricos suplentes, sin embargo, trataron de aprovechar la oportunidad que les brindaba su técnico y, en el inicio, encerraron en su campo a una Real que echaba en falta a su líder Xabi Prieto, lesionado a última hora.
Los donostiarras fueron sacudiéndose el dominio a medida que avanzaba el choque y, en el minuto 19, dieron un gran susto a Kameni en un tiro al larguero de Griezmann a pase de Zurutuza que finalizó en saque de esquina. Griezmann se encargó de centrarlo y su balón fue rematado por el mexicano Carlos Vela que marcaba además el gol número 3.000 en Primera División para la Real.
Los blanquiazules se desbloquearon a raíz de ese tanto y en la siguiente jugada lograron el segundo con un poderoso disparo de De la Bella desde fuera del área, ante el que Kameni no pudo hacer otra cosa que seguir la trayectoria del que se convertirá en uno de los goles de la jornada.
La fiesta estaba en marcha y el Málaga arrojó la toalla para ser un partícipe más de la exhibición blanquiazul que tuvo continuidad en el minuto 29 con un gol de Griezmann, el mejor jugador del partido, al aprovechar un centro desde 30 metros de Illarramendi. Faltaban dos minutos para el descanso cuando de forma sorpresiva y con un Málaga tocado llegó el gol de Morales, que contó con la colaboración de Bravo al no acertar a blocar su fuerte aunque localizado remate.
No parecía, sin embargo, que el equipo andaluz pudiera inquietar mucho más a la Real y así fue porque, tras el descanso, en el primer acercamiento serio, otro saque de esquina fue aprovechado por el central Iñigo Martínez para redondear el resultado.
La lesión del mejicano Vela, tras rematar al poste en el tramo final del encuentro, fue el único lunar en una victoria local que minimizó Santa Cruz con un gol de cabeza a veinte minutos para el final.