La Audiencia de Lérida ha condenado a dos años y medio de prisión el acusado de abusar sexualmente una niña de seis años, el pasado 12 de octubre en Mollerussa. Serigne M. G., natural del Senegal, que se encuentra en prisión provisional, no acabará de cumplir la pena a cambio de ser expulsado de España, al no disponer de residencia legal, donde no podrá volver durante 10 años. En el momento de los hechos, el acusado vivía en casa de los padres de la menor, con su primo. La madre de la niña denunció que se encontró su hija en la cama con el acusado tapada con una manta y que, cuando fue a mirar qué estaba pasando, vio que a la niña tenía la ropa interior y los pantalones bajados.

El acusado, con la ayuda de un traductor, explicó durante el juicio que fue la niña quien se metió voluntariamente en la cama con él y que, cuando la madre entró, los dos estaban vestidos. El hombre, que tiene una hija también de seis años, negó cualquier tocamiento. “Yo nunca le haría esto”, aseguró.

La fiscalía solicitaba para el acusado una pena de cinco años de prisión por un delito de agresión sexual y la defensa la libre absolución. Finalmente la Audiencia de Lleida ha dado la razón a la fiscalía pero ha rebajado la pena a la mitad.

Las versiones de los hechos

El acusado, con la ayuda de un traductor, explicó durante el juicio que aquel día, el 12 de octubre del 2012, él estaba durmiendo a su cama, a la habitación de los invitados, y que la niña de seis años entró en la habitación y se acostó con él. “Yo le dije que se marchara, que estaba cansado y que quería dormir”, va explicado, “pero ella se quedó”. A la cabo de un rato, la madre de la menor entró a la habitación y empezó a llamar y a insultar el hombre, acusándolo de abusar sexualmente de la niña.

Durante el juicio también declararon dos psicólogos que atendieron la menor. Uno de ellos explicó que a la niña le costaba mucho relatar los hechos con palabras pero que hizo unos dibujos que mostraban de manera secuenciada qué pasó según ella. Los dibujos empezaban con la casa desde fuera, después unas manos, un hombre abriendo la puerta de la habitación y al último de los dibujos, tal como explicaron, se veía un hombre encima de la niña. “Cuando nos enseñó este dibujo nos dijo que aquí le hacía daño la barriga”, explicó el psicólogo, que añadió que la dificultad de expresarse de la niña era causada por un bloqueo emocional y que su relato era creíble.