Ni mestizaje, ni multicultu?ralismo
Lluís Fernández Bergüés.- La proliferación de mezquitas y oratorios islámicos en nuestro continente es sólo un reflejo superficial de un tema mucho más complejo y de un alcance mayor: la inmigración. Un tema muy delicado, ante el que mucha gente piensa de manera crítica, pero muy pocos dicen en voz alta lo que piensan por temor a que gente pagada por el sistema como SOS Racismo, Movimiento contra la Intolerancia o Cáritas les acusen de un supuesto y en la mayoría de los casos inexistente “racismo”.
Llegados a este punto, quiero llamar la atención sobre el hecho de que cuando alguien defiende la supervivencia de nuestra cultura e identidad, los enemigos de la misma o algún autóctono con complejo de inferioridad nacional, acostumbran a ponerse del lado de los foráneos, pretendiendo justificar unos derechos de los inmigrantes que en ninguna parte del mundo tienen tan reconocidos y garantizados como en Europa, y nos acusan –¡qué fácil es tirar la piedra y esconder la mano!– de racistas, intolerantes, xenófobos y otras memeces por el estilo. Estas acusaciones serían fácilmente rebatibles, si no fuera porque quienes las hacen tienen detrás a fuertes medios de comunicación.
Son estos mismos medios de comunicación al servicio del sistema quienes, juntamente con las organizaciones más arriba mencionadas, nos hablan de mestizaje y de multiculturalismo. Desde hace años están lanzando la idea de que las culturas foráneas deben formar parte de la cultura autóctona. Esto no es más que el último capítulo de una ofensiva cuyo fin es difuminar todo aquello que caracteriza nuestra cultura e identidad por medio de la mezcla.
La teoría de que la cultura europea es una mezcla hecha durante siglos no tiene fundamento. Todas las culturas del mundo son mezclas y una suma de aportaciones, pero cuando estas aportaciones se realizaron, la cultura europea todavía se estaba formando, estaba en gestación, y no como ahora que ya es madura. La cultura árabe, como todas las demás culturas, es magnífica, pero en los países árabes.
Mi posición personal es contraria a esta mezcla por diversos motivos, que por cuestiones de espacio no puedo detallar ahora. Solamente diré que con una mezcla con las culturas foráneas, los autóctonos no tenemos nada que ganar y sí mucho que perder. Por poner sólo un ejemplo: ¿qué podemos ganar mezclándonos con una cultura como la africana que incluye la castración de las niñas?
En Europa ya tenemos una cultura propia, milenaria, rica y original para que tengamos que mezclarla con otras supuestas culturas que han llegado últimamente a nuestro continente. Y esto no quiere decir que desprecie de ningún modo las culturas foráneas. Al contrario, las respeto y les deseo una larga vida, pero en su territorio propio e histórico, que es donde han nacido y deben desarrollarse, y siempre dentro del respeto a los derechos humanos más elementales (aquí la castración de las niñas antes mencionada no tendría ninguna cabida).
Por otra parte, este mestizaje no es nada más que una cortina de humo para disimular la progresiva desaparición de la identidad y la cultura autóctonas, una desaparición que, seamos realistas, avanza día a día. Aún estamos a tiempo de evitarlo.
Buen artículo que denuncia la realidad que estamos sufriendo. Sí podemos hacer algo (a mí me dicen: es lo que hay, ¿tú qué puedes hacer?, y me repiten siempre lo mismo). Podemos oponernos, sumar a nuestros hermanos que valoran su identidad europea y nacional.
Es lo más repugnante y vomitivo que he leído. Ojalá estuvieramos en Alemania para poder denunciarte por apologia del repulsivo, asqueroso y mentiroso NacionalSocialismo.
Pensemos en quien está en contra del mestizaje y la multiculturalidad en su tierra y para su pueblo y veremos de donde viene la defensa de ello… para los demás. Además, las élites no se mestizan jamás y obligan al pueblo a disfrutar de las bondades de la mezcla. Puro Kalergi.
Buen articulo señor Fernández.. Europa esta infectada de hipócritas, unos bien pagados y los más, unos estómagos agradecidos, con la única “cultura” de vivir del cuento y el poco cerebro que tienen inundado de estúpidas consignas vertidas por energúmenos sin escrúpulos. El día que éstos sientan en su familia la bonanza del islan!! quizá sea demasiado tarde y habrán obtenido la recompensa de sus aberraciones.