Enrique de Diego presenta ‘Las Navas de Tolosa’ en Navarra: “El inútil y débil Rajoy lleva los pantalones a la altura de los calcañares”
Enrique de Diego.- Quiero agradecer a Nieves Ciprés, presidenta de Derecha Navarra y Española, la deferencia de la organización de esta presentación de mi novela “Las Navas de Tolosa” que me permite estar hoy con vosotros, en esta hermosa y amada tierra Navarra y española. Quiero agradecer a todos y cada uno vuestra presencia.
Derecha Navarra y Española resume conceptos que son fundamentales para la regeneración de España. Estamos en un momento gravísimo del devenir patrio, en el que todos los problemas están encrespados en situación terminal, con retos fortísimos, como si se hubiera perdido la cordura y en efecto llevamos cuatro décadas de demolición de nuestra Patria y los valores de nuestra sociedad, esos por los que lucharon nuestros ancestros el 16 de julio de 1212.
Aunque me extenderé más adelante sobre el dramático y apasionante momento de nuestra Patria, no he querido dejar pasar un momento más sin mostrar mi amor a Navarra y mi amor a España, a la que siempre habría amado, pero en estos tiempos de ofensas y decadencia me siento inclinado a amarla con pasión. Para los tiempos que se avecinan, Derecha Navarra y Española es un baluarte, un reducto fundamental, y os solicito que le prestéis todo vuestro apoyo, vuestro respaldo y vuestra colaboración, pues todos nos vamos a ver implicados y no va a quedar tierra de nadie para el sesteo o la tibieza.
Es tan inmensa la emoción estar hoy aquí, que soy incapaz de describírosla y transmitírosla. Al fin y al cabo, soy un segoviano, descendiente de quienes, en la costanera derecha, lucharon bajo el mando del gran Sancho VII el Fuerte, al que hoy he tenido la dicha de rendir homenaje en Roncesvalles, como tuve el honor de rendírselo a don Rodrigo Ximénez de Rada en Santa María de Huerta. No traicionaremos su memoria. Quiero mostrar mi admiración y agradecimiento a esos dos grandes hombres que son hoy ejemplo e inspiración.
Vuestro escudo es deudo de aquella jornada épica de Las Navas. Los eslabones de hierro del palenque y la esmeralda que se halló en la tienda bermeja del Miramamolín. España, Europa, la Cristiandad deben mucho a Navarra. Los navarros han sabido estar siempre a la altura de las circunstancias y siempre se ha podido contar con vosotros en los momentos más duros, en esos en que se prueba el temple y se acrisola el honor. Y los navarros brillaron en Las Navas y destacaron como lo hizo su gran rey con sus más de 2,20 de altura arremolinando el látigo de hierro.
Con intensa emoción recibió el ejército de Cristo la llegada providencial de los navarros. Sucedió a la altura de Calatrava, cuando ya había sido tomada la fortaleza y habían abandonando la hueste los miles de ultramontanos que habían acudido a la Cruzada proclamada por el Papa Inocencio III. Los ultramontanos habían sido una continua fuente de problemas en la expedición. En Toledo habían asaltado la judería provocando una masacre parada por el rey de Castilla, Alfonso VIII. En Malagón, habían matado a todos los prisioneros rompiendo las leyes de la guerra de estas tierras que contemplaban el rescate aunque se hubiera defendido la fortaleza. Recalentadas sus lorigas y capacetes, abrumados por el hambre que asomó sus fauces en las jornadas lentas y agotadoras –dieciséis hasta llegar a Las Navas- bajo un sol inclemente, despechados del escaso botín y resentidos de que no se masacrara a los vencidos en Calatrava, los ultramontanos volvieron grupas, devolviendo la unidad de mando al ejército, pero hundiéndole en una negra depresión.
Ved a lo lejos flamear el águila negra de Navarra. Bendita polvareda. Los ánimos resurgen, vuelven las sonrisas y entre vítores se incorpora la comitiva navarra. Don Rodrigo Ximénez de Rada cuenta doscientos caballeros navarros y resalta la presencia de los infantes del Valle del Baztán. Hueste aguerrida y marcial. Es probable que fueran más los caballeros pues la costanera derecha estuvo formada por los navarros, reforzados por las milicias concejiles de Segovia, Ávila y Medina. Es posible que no se pudiera reunir a más pues fue decisión de última hora. ¡Cómo serían los infantes del Valle del Baztán para que se destaque su procedencia en medio de aquella hueste de valientes! A su concurso, es como si la batalla estuviera ganada de antemano, aunque aún falta mucho. Impresiona esa decisión y ese coraje de todos que marchan hacia una auténtica muralla natural de montañas.
Chascarrillo de campamento. Toda la hueste lo comenta. Sancho VII, aquel gigante de la Cristiandad, pívot de la NBA, monta un mulo siciliano, fuerte, calmo y de gran alzada. Sancho tiene aversión a los caballos, pues descabalgado de mala manera murió su abuelo, y un hermano de Sancho al que en plena carrera se le cruzó un jabalí y también el hijo del rey, Fernando Calabaza, al que le tiró su caballo espantado por un oso. Siega inmisericorde de la parca. Sancho se ha tornado prudente sin ceder en valentía como demostrará en Las Navas donde todos le tendrán como referencia.
He viajado últimamente por aquellos parajes, aunque no pude acompañar a Nieves Ciprés y Derecha Navarra Española en su significativo gesto de dignidad de acudir a celebrar la efeméride del 16 de julio de 1212, frente a tantos silencios y tantas dejaciones cómplices. Menudo valor tenían vuestros antepasados y los míos, yendo hacia a la búsqueda del enemigo, del sarraceno, parapetado tras aquellas montañas insalvables, impresionantes, terroríficas para un ejército medieval con aquellas pesadas impedimentas de hierro. Confiados en el Señor de las batallas, pues defendían el honor de Dios, lo han dejado todo, riquezas y honores, la tranquilidad de sus hogares y sus fortalezas, para recorrer el inhóspito yermo. Ahora frente a los altos serrajones, todo está perdido y en ese ambiente se celebra la curia. Deciden seguir, aunque van hacia una muerte segura. Bastan unos cuantos arqueros, y los sarracenos tienen muchos y de excelente puntería, para acabar con el ejército cristiano. Retroceder es morir de hambre. Entonces se produce el milagro. Un pastor desaliñado, uno de esos solitarios de zonas de frontera, aparece y les informa del paso de La Losa por el que pueden ascender a resguardo de ataques y flechas. Los cristianos lo identificaran con San Isidro o con un ángel, con un enviado del cielo, en cualquier caso. Ellos estaban allí y dan testimonio. No voy a poner en duda el influjo benefactor de la Providencia.
El 15 de julio de 1212 es domingo y la hueste de Cristo descansa y aprovecha para poner su alma en paz y gracia de Dios. Leo de mi novela “Las Navas de Tolosa” la descripción de aquel amanecer decisivo de la historia de la Humanidad. “Era aún noche cerrada, apenas si habían conciliado el sueño, en vigilia de oración los freires, cuando, a la luz titubeante de las antorchas, el campamento se desperezó con imperiosos sones de clarines y viriles voces de mando y apremio: ¡Arriba! ¡Vamos! ¡A formar! Se sucedían las carreras. Los escuderos pasaban raudos con los caballos enjaezados. Los arqueros corrían a reunirse, con sus carcajs bamboleándose a sus espaldas. Los peones sujetaban con fuerza sus escudos y formaban las líneas de sus cuadrillas. Los caballeros clavaban sus aceros en suelo y rezaban ante su cruceta; acariciaban la testuz y las crines de sus monturas, de las que dependería su vida en la jornada; montaban y se ajustaban, con ganchos, a los altos arneses para afianzar su posición; recogían el yelmo que les servía el escudero y se lo calaban, asegurando la mejor visión. Los freires marchaban a formar en haces compactas, con sus airosas capas, seguidos por sus sargentos. Los caballeros pasaban con sus acolchadas defensas de cuero y sus largas lanzas. Los portaestandartes acariciaban el astil de sus enseñas y las afianzaban en sus estribos. Se recontaban las fuerzas y se daban novedades. Los señores, con sus familiares, marchaban, ceremoniosos, a ocupar sus posiciones preeminentes. Los mandos se situaban al frente de sus cuerpos. Los reyes de Aragón y de Navarra, con lucidos y marciales cortejos, fueron a los flancos.
Era un amanecer lento. El sol no acompasaba su paso al acelerado latir de los corazones. Tibios haces de luz se desplegaban en el horizonte iluminando una naturaleza extrañamente quieta, ajena a cuanto estaban dispuesto a jugarse los hijos de los hombres”.
Ya está el ejército en formación. Don Rodrigo Ximénez de Rada absuelve de sus pecados a los soldados de Cristo. En el silencio se eleva en arenga la voz de Alfonso VIII:
“Españoles, hemos marchado juntos, hemos sufrido juntos. Estáis aquí los de lealtad probada. Cuando vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos os pregunten por qué luchasteis, les contaréis que vinisteis a defenderles a ellos y a los hijos de muchos que ni siquiera conoceréis en vuestra vida. Les diréis que luchasteis por vuestra fe y la suya, pues los enemigos de la Cruz del Señor no sólo aspiran la destrucción de las Españas, sino que también amenazan con ejercer su crueldad en otras tierras de los fieles de Cristo y oprimir el nombre de cristiano. Cuando vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos, mirándoos con admiración y agradecidos, os pregunten quién os guiaba en la batalla diréis que no era hombre alguno sino el mismo Dios de los ejércitos y por ellos acudisteis jubilosos y sin temor al combate, pues si derramamos nuestra sangre podremos contarnos en el coro de los mártires. Cuando vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos os pregunten por qué, abandonándolo todo, recorristeis tierras inhóspitas para luchar les diréis que os negasteis, como vuestros antepasados, a que el invasor sarraceno os impusiera sus costumbres y las creencias de la maldita secta de Mahoma. Cuando quieran saber lo que sentía esta entrañable unidad guerrera al comienzo de este día de júbilo y de gloria, la palabra que vendrá incontenible a vuestra boca será la que ahora acelera nuestros corazones: ¡Libertad!”.
Se pone en marcha el ejército cristiano entonando el Veni Creator. En vanguardia, los vizcaínos comandados por Don Diego López de Haro. También lo hicieron en Alarcos. No ceden en ese honor por los más castellanos. ¡Oh! Los vascos en la historia de España, siempre los más españoles. Qué dolor la defección de esa estúpida locura sabiniana decimonónica. Héroes como Blas de Lezo, ese pequeño gran hombre vencedor en Cartagena de Indias, o Juan Sebastián Elcano. Durante siglos, los españoles hemos sido conocidos como los vascos en todos los puertos del mundo por la gran cantidad de vascos que formaban la oficialidad y la marinería de la Armada española. En las primeras promociones del Colegio de Guardiamarinas, el porcentaje supera el 90%.
Es una batalla dura la de Las Navas. La vanguardia no consigue romper el frente almohade y ha de batirse en retirada. Los heridos claman, desesperados, que la batalla se pierde. Carga el ejército almohade, con su superioridad numérica, al menos el doble, y se desarbola la primera línea del centro de las mesnadas señoriales. Aguantan una y otra vez, las Órdenes militares, aquellos grandes hombres, todo monjes y todo soldados. Les he rendido homenaje emocionado en mi novela, donde toman cuerpo y vida, tal y como eran, piadosos y fuertes, fraternales en el combate, pues el hermano ayudado por el hermano es como una ciudad amurallada. Les he quitado la ponzoña con la que se les ha rodeado. Termina por ponerse en marcha la zaga salvadora y los sarracenos se desbandan. Y entonces queda el palenque. Esa imagen muy gráfica de la libertad y la esclavitud, de aquellos hombres libres a caballo y aquella guardia de esclavos negros que se han atado unos a otros para mostrar su determinación a morir por su amo. Y entonces tres reyes cabalgan hacia la muerte o hacia la gloria. Es cuando, por encima de todos, emerge la egregia figura del gigante, de Sancho VII el Fuerte, causando estragos con su látigo de guerra. Los navarros, y a su concurso y a su mando los segovianos, coronaremos el collado y entraremos en la tienda bermeja del Miramamolín. Allí está la esmeralda que hoy luce en la enseña de Navarra. Navarra por Cristo. Navarra por España.
Sí, por España. Toca ahora rendir homenaje a don Rodrigo Ximénez de Rada, navarro y español de Puente la Reina. Sí, español. Don Rodrigo Ximénez de Rada fue el alma de Las Navas de Tolosa. Fue, lo que hoy llamaríamos el ideólogo, y más que eso pues se encargó de la logística. Obviamente, una de las mejores crónicas de la batalla se encuentra en su libro “Historia gótica” o “Hechos de España”. Don Rodrigo se tiene por un godo, por un español, hijo, heredero de Leovigildo, unificador de España, y como tal lucha contra el invasor. España llega a estar para él por delante del catolicismo, pues venera al arriano Leovigildo, mientras execra al católico Hermenegildo, por traidor y separatista. España, que es una, y por eso no ha estado dispuesto a ceder en la pretensión de Tarraco de ser primada de Aragón, está dividida y es preciso tender a la unidad. Alabanza a España, amor a España. Don Rodrigo es un discípulo de San Isidoro, miembros de una misma Patria, de esa “madre España”, que en el 624 ensalza San Isidoro. En el 624, que va a parecer que España nació en 1492 o en el 1524 o en 1812.
Esta hermosa tierra donde San Isidoro y don Rodrigo no dudarían en situar el paraíso terrenal, esa madre España, vive hoy uno de los momentos más terribles de su historia. Todos los problemas se han encrespado en fase terminal después de cuatro décadas de irresponsabilidad, frivolidad y cesión y estupidez y locura. Incluso tenemos un problema de islamización que lo hemos subvencionado dentro de un absurdo proceso de ingeniería social perpetrado por esos traidores del PSOE y del PP para acabar con la España de Las Navas, que andan por Andalucía diciendo que son hijos de los derrotados, cuando es absolutamente mentira, son descendientes de los vencedores y por eso se les ve el pelo a las sevillanas. Hay una gravísima crisis económica provocada por una casta parasitaria montada por Juan Carlos de Borbón al comienzo de la transición. Y hay un gravísimo e inminente peligro de ruptura de la unidad nacional, que se viene labrando desde 1978, con la Constitución, que es el más grave ataque, desde arriba y desde dentro, a la unidad de España. El 21 de octubre se celebran elecciones en Vascongadas y todas las encuestas indican que habrá una clara mayoría separatista de PNV y Bildu-ETA. No es extraño, pues desde hace cuatro décadas España no tiene realidad física, en Vascongadas, y sólo por el esfuerzo ímprobo de muchos esforzados patriotas, no pocos asesinados por el terrorismo nacionalista, no se ha llegado antes a esta situación.
Frente a ellos está el Gobierno de España con un inútil y débil Rajoy que lleva los pantalones a la altura de los calcañares, que sólo es fuerte con los débiles y los indefensos, pero para el que la cesión es una costumbre degradante. Hasta aquí hemos llegado. Como sabéis, esa banda terrorista que ha aniquilado a los mejores, que ha desarrollado una auténtica limpieza ideológica con el tiro en la nuca, provocando un nutrido exilio, ante la que han cedido todos los gobiernos de España, quiere declarar la independencia de Vascongadas de manera unilateral desde el Parlamento vasco. Lo llaman la vía Kosovo. Si ese hecho se produce, el Gobierno tiene que aplicar de inmediato y con contundencia el artículo 155 de la Constitución, que no está desarrollado, pero que es suficiente, para suspender la autonomía vasca y detener a los sediciosos. Si el Gobierno de España tuviera la tentación de ceder lo más mínimo, las Fuerzas Armadas, en aplicación del artículo 8 de la Constitución, están obligadas a tomar el poder. No hay otra opción. Los soldados de España no son mercenarios de una casta, sino que se deben a España, al bien superior de la Patria.
Por si alguien ante el reto tuviera la tentación de ceder a esa locura inventada en el siglo XIX por un totalitario sin ilustración, se hace preciso recordar que los separatistas son totalitarios e imperialistas. Que impondrían en su interior sus delirios esencialistas provocando mucha más sangre de la ya derramada y que de cara al exterior quieren anexionarse Navarra, y partes de otras regiones limítrofes y tres departamentos franceses. No se puede ceder y no se va a ceder. Los patriotas no vamos a ceder. Convoco a los patriotas españoles a estar unidos frente al peligro y a los soldados de España que recuerden el deber que les impone su sagrado juramento.
Derecha Navarra y Española es el baluarte de Navarra y de España. Tenéis que hacer grande ese partido porque PP, PSOE, UPN, degradados a fuerza de cesiones y de anteponer los intereses de sus cúpulas, de sus castas, se han tornado inservibles.
Después de Vascongadas, vendría Cataluña, que quiere anexionarse, por otra locura decimonónica, a Valencia y Baleares.
España madre de muchos pueblos. Sagrada España. España en la mente y en el corazón. España como racionalidad y como pasión.
No puedo pensar en España sin verla revestida de una cierta grandeza. España y libertad son sinónimos. La España que hemos de legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. La España que venció en Las Navas de Tolosa debe hacer frente a este tremendo peligro interior.
Recordando el juramento ante nuestra bandera de derramar por la Patria hasta la última gota de mi sangre, navarros, españoles, hoy más que nunca: ¡Viva España!
Los políticos de la transición española cometieron el banal asunto de creer que la libertad es libertinaje, entre otras cosas. Ello permitió que culturas expulsadas de España, que habían causado hace siglos de historia un conflicto cultural y de identidad, como fue la religión musulmana. No hubo control de ningún tipo y la avalancha aconteció con el bum inmobiliario donde los políticos eran participes con la corrupción encubierta y permisiva por la leyes del estado. Ya lo he comentado en otros hilos, y no lo digo yo, que también; donde el Islam es una secta, y los seguidores de Mahoma… Leer más »
Este sr debe ser expulsado de este periódico por alterar la violencia el desprecio a los españoles . es un falso traidor a España SALUDOS COMANCHERA