Hamilton y Alonso, por los viejos tiempos
Situado el Mundial de Fórmula 1 en el tramo definitivo, con siete carreras por delante allende de los límites de Europa (Singapur, Japón, Corea, India, Abu Dhabi, Estados Unidos y Brasil), los viejos enemigos se reencuentran. Alonso y Hamilton. Tiene 37 puntos de ventaja el español y el coche más potente el inglés. Juega Ferrari con la experiencia y expone McLaren su tradicional eficacia para evolucionar los monoplazas con mucha más celeridad. Es el duelo clásico entre escuderías y la rivalidad más apasionada entre pilotos.
Un viejo tripulante de este deporte, Arturo Merzario, el del sombrero de cowboy que salvó a Niki Lauda de las llamas, se paseó todo el fin de semana por Monza colgado del brazo de Ecclestone. De aquí a allá, saludando y recordando. Entre otras cosas que hizo, el veterano piloto italiano dejó una perla en formato de declaración: «Hamilton tiene pie, pero no tiene cerebro».
Hamilton es probablemente el piloto más rápido en términos de velocidad. Un kamikaze a toda mecha. Pero, como en 2007, como en el año de su intempestivo debut en confrontación total con Fernando Alonso en McLaren, le sigue fallando la cabeza. Tiene el talento y no tanto la mentalidad.
En Spa sufrió un ataque de celos habitual en su conducta. Publicó en su cuenta de Twitter la telemetría privada de su equipo con el objetivo de demostrar que a Button (el ganador de la carrera después de lograr la pole) le habían entregado el mejor material, un nuevo alerón trasero que presuntamente él no tuvo. A los pocos minutos, borró el tuit, seguramente asesorado por el potente equipo de comunicación. El piloto había provocado un incendio que sofocaron en su guarida.
En los últimos tiempos, a Hamilton no se le ve feliz compartiendo taller y motorhome con Button. Se deshace en elogios hacia Alonso y permite que el río suene en lo referente a su hipotético fichaje por Mercedes (en sustitución de Schumacher) y en las dificultades para renovar su contrato con McLaren.
Con Alonso mantiene una relación de aparente cordialidad. En la superficie se hacen carantoñas, se saludan con amabilidad y dicen que nunca tuvieron un problema. El asturiano dispone de una renta importante (37 puntos) ante un rival en alza. McLaren ha ganado las tres últimas carreras y también ha conseguido las tres poles. Button está muy retrasado y, en teoría, debería favorecer a su compañero. Pero en este punto sale a la luz la confidencia de Merzario: no da la impresión de que Hamilton haya asentado la cabeza.