Vicky López/Colaboración.- Risas, cantes, dulzura hacia lo mas bonito de su vida, su hijo. Los rayos del sol invaden cada rincón de su casa,su cara irradia calma, el olor de la mejor comida sale por la puerta pero la sombra llega pronto, desaparece la risa, desaparecen los cantes, el sol se esconde; predomina el miedo, la incertidumbre y una sombra negra frente a la puerta, una sombra con el corazón rebosando de ira, con las venas llenas de alcohol, con los puños hambrientos de golpes y su mirada reflejando locura.

Ella apresurada coge a lo más importante de su vida, incluso por encima de ella: su hijo. Le rodea con sus brazos y lo lleva a su habitación, enciende la tele y le pone su canal favorito de dibujos animados, lo tumba en la cama y entre lágrimas le da el mas cálido beso en la frente, un beso con tanta intensidad como si se tratase del último. “Te quiero, hijo mío”, le susurra y cierra la puerta de su habitación, una habitación llena de fantasia, de colores, de alegria, de inocencia, de cariño, ternura y amor.

Frente a frente en el pasillo esperan las dos siluetas, a una de ellas ya no le quedan lagrimas en los ojos, ya no le quedan fuerzas, ya no puede correr y esconderse,solo la espera de recibir el primer golpe,el segundo,el tercero…esperando que se sacie; solo piensa en su hijo para que cada golpe recibido no le acompañe el dolor, para que no ensucie su corazón cristalino y puro. Ella se queda quieta, sin hacer ruido, sin defenderse, solo quiere proteger a su hijito del alma, solo quiere que crezca sin que las palabras miedo, ira, dolor, sufrimiento formen parte de su vida.

Aguanta cada latigazo para que no le arrebaten su inocencia,su puerza, su frescura; su mirada perdida haría estremecer a cualquier ser humano menos a él. Su torso fuerte se dobla para un lado, para otro, sus puños proyectados cada vez con mas fuerza atrayendo la tragedia cada vez con mas intensidad, ciego de no parar hasta no ver ni un ápice de movimiento. Su rostro no refleja nada, le abandonó la cordura para dar paso a la locura. Por su boca no salen palabras bonitas, no salen palabras de amor, solo insultos,palabras ebrias,hirientes,palabras que destrozan cada vez mas la vida de la persona una vez amada a la cual le congelan el alma.

Despues de hora y media descargando su furia, satisfecho de sus puños sangrientos, abandona a la mujer tirada en el suelo, humillada,inerte de vida, frágil,amoratada y con el alma encogida.

Ella como un cuerpo sin vida in tenta levantarse del suelo para recorrer cada rincón de la casa y cerciorarse de que aquella silueta
oscura sin corazón ha salido de su casa para poder correr junto a su hijo, para poder regalarle el poco aliento cálido que le queda y
susurrarle al oido que todo está bien, que no pasa nada, por si él con su inocencia hubiese escuchado algo.

A la mañana siguiente una cara pálida, amoratada, hinchada, sin rasgos ni expresión se refleja en el espejo,una cara que no tiene vida…una mirada perdida; tras ella percibe la cara de su hijo quieto, observando con lágrimas el rostro de su madre. Ella se apresura a tapar su cara con el pelo, con maquillaje pero ya es tarde, el niño corre hacia la puerta de la casa, quiere salir de alli, quiere borrar de su cabeza el rostro destrozado de su madre.

Ella lo abraza con fuerza pero con ternura, con el amor que solo una madre sabe transmitir y le prometio que nunca, nunca jamás volvería a verla de aquella manera, que nunca más veria su cara irreconocible, que nunca más vería lagrimas en sus ojos, solo vería su sonrisa, su mirada cómplice, alma con alma. El niño la abrazó con todas sus fuerzas y le dijo: “MAMA TE QUIERO, TODO SALDRÁ BIEN”.

Juntos cogieron el telefono y ella con mas fuerza que nunca, con la voz mas clara y alta que nunca y con el coraje que antes le
arrebataron se dispuso a contar todo lo que le habia destrozado la vida. Conforme iba relatando su historia la oscuridad se iba
desvaneciendo, sus moratones iban desapareciendo, los rayos del sol penetraban por todas las ventanas de la casa, irradiando calma, alegria; su cara iba iluminándose, su sonrisa cada vez se hacía mas grande y su mirada fija en su hijo transmitía el amor más intenso del ser humano.

Desde ese momento ella y su hijo se fundirían en mas ansiada y esperada felicidad porque lo que mas claro tenía es que no quería que nadie le arrebatase el poder ver a su hijo crecer, no quería perderse ni un solo momento de la vida de su hijo; nadie tenía el derecho de arrebatarles todas esas etapas hermosas e importantes de sus vidas.

Cada persona cuenta, cada persona tiene sus valores, sus virtudes y sus defectos, sus opiniones, sus pensamientos y sueños y nadie tiene el derecho de arrebatarles la identidad, la vida, la inocencia, la alegria, la felicidad. Si no te crees capaz de dar el paso piensa en tus hijos, en tu familia, en la gente que te quiere y sé valiente, sé fuerte porque tú tambien cuentas

Contra la violencia de género unámonos en una sola persona, con un mismo objetivo, que desaparezca de nuestras vidas.

Dedicado a todas esas mujeres, madres, hermanas, abuelas, amigas que cada día sufren estos abusos porque no estáis solas, porque vosotras también contáis.