Por Blas Piñar Pinedo.- 25 de julio, fiesta de Santiago Apóstol, Patrón de España, y nos siguen mintiendo. Y estamos cansados de mentiras. La casta elogia a uno de los suyos, a uno de los que tanto contribuyeron a montar el chiringuito de la corrupción donde tan bien viven los enemigos de la nación. Ya sé que la costumbre española, la costumbre de un pueblo cada vez más miope, más falso y más idiotizado por el veneno de un poder que sólo busca destruirnos, es elogiar al fallecido. Pero estamos cansados de mentiras. Las de la izquierda y las de esa otra izquierda que hace el juego de ser la derecha en un sistema que solo busca atenazarnos bajo el socialismo que creíamos derrotado por nuestros antepasados. Es normal que la izquierda mienta sobre la historia, sobre la política, sobre la moral y sobre la economía, porque no les gusta su propio pasado. Pero la eficacia del socialismo no se debe a su burdos bulos, sino a la colaboración de esa parte de la casta que dicen que es la derecha, la eficaz ayuda de quienes se erigen en los representantes de los millones de ciudadanos acríticos que les siguen apoyando a pesar de que el Partido Popular es su peor enemigo, porque son los encargados de la gran mentira de un sistema contra la patria y sus tradiciones.

Así, contemplamos hoy en la prensa, como cuando murió Manuel Fraga, el homenaje de tantos compañeros de logia y de consenso, el elogio hasta la vergüenza y la mentira sistemática sobre una persona que hizo daño a España, a la Iglesia y a la cultura. Sí, les hablo de Gregorio Peces-Barba, que en paz descanse. Hoy duele leer la mentira pertinaz, la misma mentira que sostiene este sistema que arruina a millones de españoles y diluye nuestra gran nación española. Porque estamos cansados de mentiras, de las grandes mentiras que mantienen esta ruina sobre la que viven un ejército de socialistas que nos roban el dinero y la patria. Y hoy siguen mintiendo. Para su vergüenza y la de los medios que las propagan, aquí unas píldoras:

Javier Rupérez, que se atreve a llamarse Embajador de España, en la Tercera de ABC del día de hoy: “Tengo en la memoria la activa participación de Peces-Barba en la defensa de los terroristas de la ETA, cuando la violencia estaba teñida de la heroicidad que le otorgaba el luchar contra la dictadura.” Hablemos claro: hay que ser miserable señor. Rupérez y si como escribe “rezaré por mi amigo” dedique un ratillo al examen de conciencia, porque lo escrito, escrito está….

Ignacio Camacho, en el mismo diario: “Un hombre de Estado antes que un hombre de Gobierno. Era un hombre de consensos.” Nada sobre el sectarismo del personaje.

El Portavoz del PP en el Congreso, Sr. Alonso: “es un ejemplo para los ciudadanos.” ¿De qué, de cómo vivir del sistema quizá?

No merece la pena señalar los elogios de la sectaria izquierda, ya retratan al fallecido quienes mejor hablan de él… Pobrecillo. Hablemos de lo que hizo…

Hizo daño a España, porque cuando algunos aún creen que ser padre de la Constitución tiene prestigio conviene recordar que, gracias a la ambigüedad constitucional, el país desaparece por división en esos mini-estados que son el mejor refugio de la casta parasitaria y la garantía de nuestra ruina. Precisamente, entre las páginas de la prensa en las que uno lee las maravillas que dicen que hizo el señor Peces-Barba como padre de éste infumable sistema, se pueden leer las innumerables noticias sobre la corrupción, la ruina financiera, la división causada por el separatismo que aún se sigue financiando, la entrega de la soberanía a poderes extranjeros o la presencia de los terroristas de ETA –sus amigos- en el Congreso de los Diputados. Y una de las formas en que más daño hizo a España fue como Alto Comisionado contra las Víctimas del Terrorismo, ejemplo más claro del sectarismo de Zapatero, aprendido en cualquier sesión secreta, siempre con los mandiles bien atados.

Hizo daño a la Iglesia, confundiendo a millones de católicos en la dura crisis eclesial del siglo XX, arrastrándoles a sus propios errores y jugando a dialogar como cristiano en una conversación en la que sólo salía mejor parado el marxismo que tanto daño trajo y trae a la humanidad. Dice en El Mundo el lamentable José Bono, que todavía se cree que es católico “que Gregorio tenía firmes convicciones” como ya hemos visto en su deriva desde el cristianismo progresista hacia un laicismo anticlerical que ya ni las mejores logias francesas propagan.

Hizo daño a la cultura, porque gestionó de forma nefasta una Universidad pública, en la que facilitó actos sectarios y prohibió otros cuando no eran de su gusto. Además, arruinó sus finanzas, colocando en una situación gravísima a toda la institución…

Sectario, dañino, amargado, equivocado, malvado y un claro enemigo de España y de su Historia. No pienso elogiarle por morirse, cosa que no tiene ningún mérito. Pero por eso rezo aún más por él. Que Dios le perdone como le pido que me perdone a mí…Porque estamos cansados de mentiras.