Murió por salvar la vida de la hija que esperaba
Bárbara Castro era una de esas personas preparadas para amar hasta el extremo. Esta joven periodista cordobesa estaba en un momento pleno de alegrías cuando el calvario apareció ante sus pies: casada, a la espera de una hija, delegada de medios de comunicación de la diócesis de Córdoba y profesora en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas Beata Victoria Díez. Durante el embarazo, se le detectó un cáncer maligno en la lengua. Bárbara y su marido, el arquitecto Ignacio Cabezas, abrazaron la cruz y empezaron a andar.
El matrimonio tenía una prioridad clara: salvar a Barbarita, la niña que estaban esperando. Pero los tratamientos podían poner en peligro su vida. La lucha emprendida por los dos a partir de ese momento se resume en estas palabras de San Agustín: “Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te invita a que hagas lo que puedas, pidas lo que no puedas y pidas para que puedas”. Y Bárbara pudo.
“En un momento de dilema, en el que está su hija en su vientre y una enfermedad de muerte le amenaza, ella responde que prefiere que su hija vaya adelante y nazca bien. «Y luego ya me ocuparé de mí»”, explicaba el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, en una entrevista en ‘Dos días contigo’. Barbarita nació el 1 de noviembre de 2010, día de Todos los Santos. Había llegado el momento de que la madre se ocupara de sí misma. Pero era tarde.
Ignacio, el marido de Bárbara, compartía el sufrimiento con ella y, como María a Jesús, la acompañó en todo momento: “El pilar, el cayado sobre el que se ha sustentado durante este tiempo, no ha sido otro que el amor hasta el extremo de su esposo”, se explica en una nota emitida en la web de la diócesis de Córdoba. Sus compañeros recuerdan su entereza: “En todo momento ha mantenido una fe inquebrantable, ha sido el aliento y la esperanza para todos los que la han rodeado durante esta larga y penosa enfermedad”.
Bárbara falleció el pasado 5 de julio en Madrid, pero “vive, y no vive solo en nuestro recuerdo, vive en Dios, que la abrazó con ternura durante su vida y que le ha abierto las puertas del paraíso. Los ángeles han salido a su encuentro y la Virgen Santísima le ha entregado la corona del triunfo, porque Ella, mejor que nadie, sabe qué implica dar la vida por amor”.
VIDAS PARALELAS
La historia de Bárbara Castro guarda muchas similitudes con la de Chiara Corbella, una joven italiana que falleció el mes pasado, víctima también de un carcinoma. Después de ver morir a sus dos primeros hijos a las pocas horas de nacer, Chiara llevaba con esperanza su tercer embarazo. Sin embargo, en esta ocasión, el cáncer puso a prueba su fe. Y Chiara no dudó. Retrasó el tratamiento para que su hijo, Francesco, tuviera la ocasión de vivir. El niño nació sano en mayo y la madre murió pocas semanas después.
Chiara y Bárbara entregaron sus vidas por sus hijos. Amor de madre, madre coraje, instinto maternal… Muchas maneras de definir este gesto, pero solo una fe firme explica un amor inconmensurable.
Una mujer ejemplar. Ojalá su sacrificio sirva para concienciar a todas las mujeres de España de lo importante que es dejar nacer a los propios hijos.
Muchas no abortan porque quieren y mas con la que esta cayendo, que cualquiera tiene un hijo, para que te lo quite la asistenta social.
Que descanse en paz… Ahora nuestra tarea es que esa niña no acabe vistiendo un burla en un mundo dominado por el islam y contrario a la religión de la madre
Que Descanse En Paz. Rezo en su memoria:
Pater Noster, qui est in Cælis,
santificetur Nomen Tuum,
adveniat Regnum Tuum.
Fiat voluntas Tua
sicut in Cælo et in Terra.
Panem Nostrum quotidianum da nobis hodie.
Et dimite nobis debita nostra,
sicut et nos dimitimus debitoribus nostris.
Et ne nos inducas in tentationem.
Sed libera nos a malo.
Amen.