DE CASTA LE VIENE A MARION LE PEN
Marion Maréchal es una joven universitaria que pasaría desapercibida si su segundo apellido no fuese Le Pen. Gracias a ese reclamo onomástico se acaba de convertir a los 22 años en la diputada más joven en la historia de Francia. Ha batido el récord de precocidad política que ostentaba su abuelo, un tal Jean-Marie Le Pen que en 1956, con 27 años, fue el benjamín del hemiciclo en la Cuarta República, en los bancos de la derecha populista. Hoy, a los 84 años recién cumplidos, el viejo patriarca ejerce en su otoño de padrino y mentor de una nieta que perpetúa el dominio de su dinastía en la derecha patriótica gala.
La tercera generación de los Le Pen irrumpe en la vida institucional de la mano juvenil de la nieta del fundador del Frente Nacional y sobrina de Marine, su presidenta. El patriotismo en Francia es un asunto de familia, clan y tribu en el que tanto el presente como el futuro son mujer.
«Mi nieta es de buena raza. ¿Qué? ¿Les choca que diga eso?». Le Pen no pudo reprimir su tendencia a la provocación al comentar ante los periodistas el triunfo electoral de Marion. En su alegría había también la satisfacción por el éxito de una obra a la que aplicó su mano maestra. Fue el abuelo el que convenció a la nieta para que aceptara presentarse a las elecciones legislativas en Carpentras, una ciudad situada a un centenar de kilómetros de Marsella. Era terreno prácticamente conquistado, pues allí Marine Le Pen había realizado su mejor resultado en las presidenciales (27,03% justo detrás de Nicolas Sarkozy). Además postulaba a la tercera circunscripción donde el Frente Nacional batió su mejor resultado de todo el país con el 31,5% de los votos.
Pero en la opción de la bella y la bestia primaba el ajustar una vieja cuenta pendiente con el sistema y sus maquinaciones. Carpentras representa un fuerte símbolo en el universo del victimismo frentista por haber sido el escenario en 1990 de una profanación en el cementerio judío de la localidad, de la que el poder socialista de entonces culpó sin pruebas al Frente Nacional. Al final, tras explorar múltiples pistas falsas, se llegó a la conclusión de que los autores fueron militantes de un grupúsculo neonazi sin vínculos formales con el partido de Le Pen. «El ultraje infligido a Jean-Marie ha sido limpiado. Se ha hecho justicia. Yo no viví personalmente aquel período, pero sufrí las consecuencias familiares. Debía dar ejemplo en una ciudad donde nuestro apellido fue manchado», celebró la rehabilitadora nada más conocer el resultado del escrutinio.
Marion Maréchal-Le Pen nació el 10 de diciembre de 1989 en Saint-Cloud, localidad limítrofe con París en la que el clan disfruta de un palacete heredado por el patriarca de un rico industrial en circunstancias controvertidas. Es fruto del matrimonio de Yann, segunda de las tres hijas de Le Pen, con Samuel Maréchal, exjefe del Frente Nacional de la Juventud, del que ya se ha separado. Madre e hija viven en el segundo piso de la mansión, con una espléndida vista panorámica sobre la capital, justo encima del despacho del fundador del partido y de la dinastía, pues las dos cosas van muy unidas. Estudiante de cuarto curso de Derecho, Marion suele pasar a dar un beso a su abuelo cuando regresa por las tardes de la facultad parisiense de Assas. «Le Pen es un político y pensó que Marion tenía la capacidad de ser una figura destacada. Ella no habría soportado decepcionarlo», analiza Yann Le Pen, que desde hace años se encarga de organizar las fiestas, los mítines y la propaganda del negocio familiar.
«Me escupían»
Marion, que participó en su primer desfile en honor de Juana de Arco desde una silla de bebé, sabe por experiencia propia lo que representa apellidarse Le Pen. «En la escuela me escupían y me encerraban en los lavabos. Todavía el año pasado me echaron de un trabajo de camarera cuando el patrón se enteró de que era la nieta», lamenta la joven diputada. «Apellidarse Le Pen es mi honor y mi fardo. Lo sufrí sobre todo de niña. Eso forja el carácter. Continuó en la facultad con ciertas alusiones de profesores. Cuando se habla de discriminación, yo sé lo que es», añade antes de reconocer una cierta evolución favorable hacia su persona. «Hoy en la universidad suscito más curiosidad que animosidad. Es extremadamente raro que me sigan llamando ‘facha’ y cuando ocurre me afecta bastante poco pues sé que está lejos de la realidad», dice.
El ojito extremo derecho de su abuelo tuvo coqueteos juveniles con el partido del conservador Nicolas Sarkozy. «El personaje me entusiasmaba bastante. Entré en contacto con jóvenes militantes de la UMP en París, pero muy pronto estaba de vuelta», reconoce sin negar que el caudillo neofascista estuviese al corriente de sus devaneos con los adversaros de la derecha. «Me dijo que si era una iniciativa sincera no había obstáculos», asegura.
A los 18 años estrenó mayoría de edad con su primer carné de afiliada al Frente Nacional. Recibió su bautismo de fuego con el sufragio universal como número dos de una lista del partido por un departamento de París para las regionales del 2010. «Cuando le anuncié a mi madre que me lanzaba a la política intentó disuadirme. Pero soy muy decidida y tenía que rehabilitar ciertas cosas, como la imagen de mi partido y también la de mi abuelo, que no es forzosamente un malvado como se piensa», observa. La candidata primeriza pagó la novatada al romper en sollozos ante las cámaras, pillada sin saber qué responder a la pregunta sobre un punto social de su programa electoral. «Me encontré en el centro de atención de los medios de comunicación y me sentí un poco superada», rememora ahora.
Con su aspecto angelical y candoroso, la benjamín del Parlamento contribuye a imprimir un sello de modernidad en la empresa de demonización del Frente Nacional emprendida por su tía, Marine Le Pen. «Tengo una imagen quizás menos dura, ciertamente por ser una mujer y joven. Pero también tengo puntos de desacuerdo con el partido. Por ejemplo, sobre la convocatoria de un referéndum para el restablecimiento de la pena de muerte, pues soy más favorable a la cadena perpetua real», reflexiona.
Católica y sin novio
Pero, en el fondo, la nietísima ejerce de buen soldado del ejército patriótico que cabalga el caballo de batalla de la lucha contra la inmigración. «El país no está en condiciones de asimilar a los nuevos llegados y de financiar al mismo tiempo su modo de vida y sus reivindicaciones identitarias», argumenta fiel a la ortodoxia de los Le Pen de toda la vida. En su primer discurso como diputada electa ante sus simpatizantes dejó clara la defensa de ideas clásicas del recetario frentista, como la prioridad de las políticas sociales para los franceses, el restablecimiento de la seguridad ciudadana, el proteccionismo económico, la salvaguardia de la soberanía económica y política o la defensa de la identidad nacional frente a los desafíos de la globalización.
Marion desmiente a los detractores que la acusan de ser una ‘marion-eta’ y niega haberse dedicado a la política por mimetismo. «Yo no estoy dirigida por mi familia pues soy autónoma con mi personalidad y mi punto de vista», afirma la estudiante de Derecho, que ha dejado para septiembre los exámenes orales para poder consagrarse a la campaña electoral tras realizar los escritos. También rechaza las acusaciones de nepotismo en un clan cerrado y autoprotegido. «¿No hay a menudo hijos de periodistas que a su vez lo son también?», replica con la lección bien aprendida en defensa de su dinastía. «Ha habido los De Gaulle, los Mitterrand, los Debré e incluso Martine Aubry (hija de Jacques Delors). No somos los únicos», objeta.
Católica y sin novio, practica la equitación y el surf además de ser una apasionada defensora de los animales. «Esta elección ha transformado mi vida. No sé predecir mi futuro. No tengo la ciencia infusa. Seré discreta y estaré atenta al principio para aprender poco a poco. No sé si seré ministra o presidente. No sé nada. Tengo toda la vida por delante», comenta la Le Pen de tercera generación. De casta le viene al galgo. De raza.
¿Católica y sin novio?, Si yo fuese más joven intentaría conquistarla.
No seas acaparador, tú ya has conquistado a una admiradora.
¿Eres señorita? Me parece interesante.
OK, guapa, ¡ánimo! En Europa necesitamos a gente como tú 🙂
Si tengo alguna posibilidad con esta hermosa mujer… o será de las europeas que casi no ven diferencia entre los españoles y los africanos…. como me duele esto, pensar que ella siente por nosotros lo mismo que sentimos nosotros por los negros me llena de preguntas sin respuestas……porqué ese desprecio de la ultraderecha europea por los españoles, un amigo que estuvo en Austria, todo un señor país, me hablo que allí nos ven como africanos, como a negros… que dolor……
Inténtalo y luego nos cuentas, campeón 😀
Yo he estado en Viena, y mi experiencia es todo lo contraria, al decir que era español era todo atenciones y preguntarme sobre España, es más, en Europa el Don Juan no es italiano, sino español.
Buen intento de trolleo.
es la heredera de Juana de Arco, esta chica va a ser un ejemplo para todos los Europeos de verdad.
La viva imagen de santa Juana de Arco, efectivamente.
La quemarán viva en la hoguera del odio y la mezquindad. Pero vencerá y limpiará Francia de invasores.
Esta chica va a dar mucho que hablar. Es deber de todos ayudarla. Su futuro es también el futuro de Francia.
El problema de Francia es que JAMÁS podrá gobernar el Frente Nacional de los Le Pen. Porque aunque pase a segunda vuelta siempre se aliarán los de Sarkozy y los sociatas para agruparse en su contra.
Nunca gobernará Le Pen por desgracia.
¿como que no tiene novio? … … …
Inteligente, carismática, enantandora, espontanea y lo que salta a la vista, bellísima.
Ojalá que Marion Le Pen se convierta en la nueva doncella de Orléans que lideré Francia como hizo Juana de Arco contra los ingleses y los traidores borgoñones, sólo que a Marion le tocará expulsar al islam y a los traidores izquierdistas.
gran comentario amigo, aunque mas que expulsar a izquierdistas en general( que habria entonces que echar a media poblacion xdd) habria solo que expulsar a los que son enemigos de la patria: anarquistas, comunistas internacionalistas, giliprogres pro invasion y apatridas…etc.. y a los perroflautas a un centro de reeducación con disciplina inglesa.
Los borgoñones eran franceses también, pero aliados con los ingleses… Por ahí iban los tiros y las enormes similitudes 😀