Miguel Castillejo, expresidente de Cajasur.

“Los milagros que hace el dinero. La Santa Iglesia financiera cordobesa de CajaSur, que nos deja un agujero de 450.000 millones de pesetas que vamos a pagar entre todos (la misma cifra del recorte de todos los pensionistas españoles), no le cobraba los créditos a los comunistas católicos de IU, ni a otros partidos políticos. Las vueltas que da la vida ¿verdad? Y pensar que en otros tiempos se fusilaban unos a otros. Los milagros que hace el dinero. En la traición de la Iglesia a Cristo y la de la izquierda a Marx y a Pablo Iglesias, allí han coincidido ellos y han montado su particular chiringuito, contra el pueblo y contra los fieles, con el mismo Dios por bandera: el dinero.” Así se expresaba en una carta de 2010 el ex director de una sucursal de Caja Córdoba, Rafael Bueno, que ahora, sin embargo, sólo interpone denuncia contra la Iglesia olvidando a los demás protagonistas de la trágica historia de la caja cordobesa, hoy en manos del grupo vasco BBK.

Según Europa Press, Bueno ha presentado en la Fiscalía de Córdoba, pero dirigida a la Fiscalía Anticorrupción, una denuncia contra los tres últimos presidentes de la desaparecida caja, cuando ésta estaba bajo control del Cabildo Catedral de Córdoba, Miguel Castillejo, Juan Moreno y Santiago Gómez Sierra.

En la denuncia pide a Anticorrupción que investigue si la extinta caja cordobesa y sus tres últimos presidentes “pudieran haber cometido actuaciones presuntamente delictivas”, en relación con los hechos relatados y “sancionados” por el Banco de España, según el anuncio publicado por éste último en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado viernes 15 de junio.

De esta forma, Bueno se apoya en la citada resolución del Banco de España que, al ser ya firme en la vía administrativa, conllevaba la difusión de las mencionadas sanciones, consistentes en este caso en la amonestación pública a la extinta Cajasur por la comisión de “infracciones muy graves y graves”, que fueron precisamente las que llevaron a su intervención por el Banco de España y a su posterior subasta en 2010.

El Banco de España ya vio que la entidad de crédito presentaba “deficiencias en su estructura organizativa, en sus mecanismos de control interno o en sus procedimientos administrativos y contables, incluidos los relativos a la gestión y control de riesgos, cuando tales deficiencias pongan en peligro la solvencia o viabilidad de la entidad”. Igualmente, advirtió y emitió sanción por el “incumplimiento de las políticas específicas que, con carácter particular, hayan sido exigidas por el Banco de España a una entidad determinada en materia de provisiones, tratamiento de activos o reducción del riesgo inherente a sus actividades, productos o sistemas, cuando las referidas políticas no se hayan adoptado en el plazo y condiciones fijados al efecto por el Banco de España y el incumplimiento ponga en peligro la solvencia o viabilidad de la entidad”.

Por último, había una tercera sanción de amonestación pública a la extinta CajaSur relacionada con otra infracción muy grave como era la “insuficiente cobertura de los requerimientos de recursos propios mínimos, cuando estos se sitúen por debajo del 80 por 100 del mínimo establecido reglamentariamente en función de los riesgos asumidos, o por debajo del mismo porcentaje de los requerimientos de recursos propios exigidos, en su caso, por el Banco de España a una entidad determinada, permaneciendo en tal situación por un período de, al menos, seis meses”. Tampoco cumplió la extinta caja “las normas vigentes en materia de límites de riesgos o de cualquier otra que imponga limitaciones cuantitativas, absolutas o relativas, al volumen de determinadas operaciones activas o pasivas”.

Rafael Bueno ha aclarado que su denuncia no afecta ni tiene relación con el BBK Bank Cajasur, es decir, al banco instrumental creado por el Grupo BBK tras adquirir en subasta en 2010 la extinta caja cordobesa y que ahora forma parte de Kutxabank.