El padre de los tres hermanos españoles que murieron el lunes en el incendio de un centro comercial en Doha (Catar) aseguró ayer que los equipos de rescate «tardaron hora y media en sacar a los niños». Su testimonio coincide con el de numerosos testigos que se quejaron de retrasos en la evacuación, aunque el Gobierno catarí dijo que la intervención de los bomberos fue «muy rápida».

El español Camilo Travesedo, padre de los tres menores, de 7, 5 y 2 años, comentó que están «destrozados» tras la tragedia en el complejo de lujo ‘Villaggio’, donde murieron diecinueve personas, entre ellas sus tres hijos y otra niña española de 7 años. «Estaban en un recinto de juegos en la primera planta y empezó un fuego. No nos dejaron entrar a por ellos, se llenó todo de humo y no conseguían encontrar la guardería, ni los bomberos ni la Defensa Civil», recordó Travesedo, que trabaja y reside desde hace tres años y medio en Doha. Es jefe de obra del hospital que OHL está construyendo en la capital catarí.

Según insistió, los equipos de rescate «tardaron una hora y media» en sacar a los menores y, cuando lo hicieron, «la mayoría ya estaban muertos». Travesedo desconoce «si hubo negligencia» durante las operaciones de salvamento, después de que algunos testigos y las propias autoridades cataríes hayan reconocido que los bomberos ignoraban la existencia de la guardería, lo que retrasó aún más sus labores. Como adelantó, esperan poder repatriar los cadáveres de los pequeños mañana por la mañana.

Fallo eléctrico o negligencia

El secretario de Estado del Interior de Catar, Abdulá bin Nasser bin Jalifa al Thani, aseguró ayer que la respuesta al incendio fue «muy rápida». Detalló que desde que se recibió el aviso del incendio los efectivos de rescate tardaron «dos minutos» en llegar al centro comercial. Relató que media hora después se les informó de que había una guardería con 20 pequeños atrapados. Debido a la espesa humareda que había por los pasillos, los bomberos no podían acceder a la zona de juegos, por lo que llevaron a cabo un «plan de rescate alternativo», que consistió en entrar por la azotea. Sin embargo, cuando accedieron al local la mayoría de los pequeños había muerto.

Al Thani resaltó que los equipos de rescate realizaron «grandes esfuerzos» por salvar a los niños y cuidadores atrapados y que dos trabajadores de Defensa Civil perdieron la vida en el intento. Anunció que una investigación desvelará las causas del incendio -que pudo deberse a una negligencia o un fallo eléctrico-, y prometió castigar «inmediatamente» a los implicados.

Sin embargo, muchos de los testimonios de testigos apoyan la versión de los familiares de los fallecidos de que la intervención no fue tan rápida. Una de las últimas personas en salir ayer del ‘Villaggio’ fue una mujer siria, Dima, que pasó media hora en el centro comercial sin que los trabajadores le informaran del incendio. «Sonó la alarma dos veces cuando mis dos hijos y sus amigos estaban jugando a la petanca. Pregunté a los trabajadores si teníamos que salir del centro comercial y nos dijeron que no», dijo Dima, residente en Catar. Tuvo tiempo de salir antes de que se desatara el caos.

«Vi cómo rescataban a heridos desde el tejado del centro comercial, no sé si porque estaba todo bloqueado», comentó Eduardo Mauri, catalán y médico de la selección catarí de fútbol, que presenció la tragedia. «Dijeron que había fuego y le dije a mi mujer ‘vámonos rápido que esto no me gusta’». Llegó a escuchar los gritos de socorro de las personas que quedaron atrapadas.

Entre las víctimas estaba Isabel, la pequeña de 7 años de Campo de Criptana. La niña jugaba en la guardería del centro comercial mientras sus padres, Santiago Vela y Yolanda Mascaraque, hacían unas compras, según explicó la abuela materna, Juana Beamud. La mujer relató que su hija había pedido a la familia que estén «tranquilos» y que sean «fuertes» para que les apoyen cuando regresen a Ciudad Real -previsiblemente hoy- para enterrar a la pequeña, porque los van a necesitar. Isabel era la única hija del matrimonio, que llevaba cinco años residiendo en Catar por motivos de trabajo del padre, director de finanzas de una empresa española que construye hospitales, colegios y centros comerciales.

De las 19 personas muertas, trece son niños, entre ellos tres hermanos trillizos neozelandeses, de 2 años, un niño sudafricano, y otro pequeño francés.