200 guardias civiles no pueden ocupar sus casas cuartel en Valencia al estar en obras o en ruinas
Tejados de madera y paja. Grietas que zigzaguean por las desconchadas paredes. Vetustos edificios tomados por andamios y palas. Más de 200 agentes destinados en la Comunitat se ven obligados a vivir fuera de las casas cuartel que les corresponden porque están en obras, en ruinas o pendientes de arreglar.
«En la provincia de Valencia existen unas 250 viviendas pero de ellas alrededor de 150 están sin ocupar porque no son habitables o porque están en reforma», calculan fuentes de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).
El estado de las casas cuartel obliga a los agentes de la Benemérita a comprar un inmueble o alquilarlo. Los que se decantan por la segunda opción son quienes tienen la Comunitat como destino provisional y los que se encuentran fuera de los pabellones porque están en obras provisionalmente.
El problema se agudiza cuando estas reparaciones se eternizan o están a medias por falta de presupuesto para culminarlas. «Nos causa mucho perjuicios porque estipulamos los contratos de arrendamiento por un tiempo y hay que alargarlos. Además, nos obliga a desembolsar más dinero de nuestro bolsillo», lamenta un agente que prefiere mantener el anonimato.
Según fuentes consultadas, «en Llíria la reforma de las casas cuartel se han quedado a mitad». En total hay 14 viviendas para 40 agentes. «Pero sólo cinco están habitadas, después de que se hayan cambiado los ventanales. Las otras nueve están en ruinas porque no se han llegado a acondicionar. Con el dinero destinado para el cuartel se ejecutan principalmente reformas en oficinas y despachos pero no en las casas».
En una situación similar se encuentran la veintena de guardias civiles que trabajan en Ayora. Cuentan con 10 pabellones pero sólo tres están acondicionados para vivir en ellos. «Los techos son de madera y paja y las ventanas no aíslan del frío en invierno ni del calor en verano», lamentan las mismas fuentes.
Al menos tres de la decena de viviendas del cuartel de Vall d’Uixó, con más de 50 agentes, llevan años pendientes de reforma. Las paredes se caen a pedazos. Los sanitarios están mugrientos y las puertas, destartaladas. «Tal es el estado de ruina de una de ellas que directamente se destina para almacén», explican desde AUGC.
En el cuartel de Cantarranas de Valencia existen 115 plazas pero allí sólo residen 20 agentes. El resto están inhabitables y directamente ya les dan otros usos.
Obras paradas
Los cerca de 50 guardias de Moncada todavía no saben cuándo podrán regresar a sus viviendas. La demora de las obras del cuartel ya supera los tres meses y no hay fecha de vuelta. Las máquinas están apagadas. Según las fuentes consultadas, la paralización se debe a causas externas. Al parecer, el Ayuntamiento tiene un pleito con la empresa encargada de unas obras contiguas en unas tuberías del gas y el agua y que impiden que las del cuartel avancen.
Mientras, la fachada del cuartel de Gandia lleva dos meses con andamios y mallas en la fachada por desprendimientos pero no se inician las reparaciones.
En el acuartelamiento de Moraira-Teulada la demora de las obras es de dos años. Fue entonces cuando el Ayuntamiento cedió de forma gratuita un local propiedad municipal para ubicar las nuevas dependencias de la Benemérita. En abril, el alcalde de la localidad, Antoni Joan Bertomeu, ya exigió al Gobierno central «que acabe cuanto antes esas obras, pues ni los guardias civiles ni sus familias disponen de alojamiento dentro de la casa cuartel, lo que les supone una serie de prejuicios».
Lo cierto es que los pabellones son escasos. «De los más de 6.000 agentes destinados en las tres provincias de la Comunitat, menos del 30% viven en cuarteles», estiman fuentes de Independientes de la Guardia Civil. «Es incierto que la mayoría de agentes tengan una vivienda digna de por vida mientras trabajan en el Cuerpo», aseveran.
Y los que residen en los acuartalamientos lo hacen en «pésimas condiciones». En los municipios más pequeños, «las casas cuartel están en malas condiciones», explican desde la agrupación. Las escaleras son estrechas, lo que impide subir muebles, carecen de suficientes medidas contra incendios y sufren «plagas de insectos».
«Los guardias civiles están obligados por ley a vivir en los acuartelamientos, excusa que es utilizada para justificar el ser los peor pagados de todos los Cuerpos Policiales cuando en realidad el número de pabellones existentes es simbólico», lamentan desde AUGC.
A joderse. Austeridad por España. O qué quieren,¿ vivir como el Papa?