Los especuladores no dan tregua a España y el coste de la deuda se dispara a niveles récord
Ganar dinero hundiendo países. Ese parece ser el ‘leit motiv’ de los muchos especuladores que en los últimos tiempos apuestan contra España y el resto de países periféricos, mientras la Unión Europea se pierde en debates y sugerencias -no siempre centradas en la unidad y el bien común- para cerrar un segundo paquete de ayudas a Grecia que logre calmar a los llamados mercados. El embate de ayer, justo después de publicarse los ‘test de estrés’ de la banca europea, no pudo ser peor. La rentabilidad de los bonos a diez años llegó a marcar el 6,37%, un nivel inédito desde agosto de 1997, antes, incluso, de la entrada en vigor del euro. Eso hizo que la tan temida prima de riesgo (la diferencia entre ese coste y el de los bonos alemanes al mismo plazo) trepara hasta los 372 puntos básicos.
Todo un varapalo al riesgo país y un muy mal presagio, pues el consenso de los analistas sitúa en el 7% de coste de esos bonos de referencia como el límite sin retorno a partir del cual España podría verse abocada al rescate.
El castigo se extendió a los otros ‘sufridores’ de esta crisis de confianza, con Italia pagando un 6,12% y una prima de riesgo de 341 puntos, también en cotas máximas, y Grecia sumida en el abismo y obligada a afrontar intereses superiores al 18%. Portugal, que ha reconocido un ‘agujero’ de 2.000 millones en sus cuentas, que se ha comprometido a resolver cuanto antes, se ve forzado a pagar el 12,8% por sus bonos.
Amenaza
El gran problema para España es que, incluso si se alcanzara pronto un acuerdo sobre Grecia, la prima de riesgo se pueda instalar por encima de los 300 puntos. Algo que frenaría en seco la financiación y, por ende, cualquier recuperación de la economía.
En el anterior ataque contra el país, hace ahora una semana, la ministra de Economía, Elena Salgado, reconoció que el diferencial con Alemania podría moverse de manera ocasional en el entorno de los 300 puntos básicos, pero nadie quiere pensar que se convierta en norma.
Los problemas no se acaban en el mercado secundario de renta fija. La Bolsa acusó otro severo golpe, que llevó al Ibex-35 a su nivel más bajo en todo el año. El selectivo, que sin embargo sufrió en porcentaje algo menos que otras plazas del Viejo Continente, perdió un 1,44% para cerrar en 9.347 puntos.
En este caso, al tsunami general contra los países periféricos se sumó la resaca de los test de estrés realizados por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en sus siglas en inglés). Las pruebas de resistencia, que analizaban el balance de bancos y cajas en un escenario muy crítico (tanto que solo existe un 0,5% de posibilidades de que suceda) suspendió a cinco entidades nacionales. Los ‘cates’ fueron para CatalunyaCaixa, Unnim, Caja3, la CAM y Banco Pastor. Más madera para la especulación, que no se detiene a escuchar al gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ni a Salgado, quienes no dudaron en destacar el buen resultado del examen.
Bien es cierto que la banca sufrió un primer aluvión de ventas, que luego se moderó de forma notable. De hecho, aguantó el tipo mucho mejor que la de otros países. Caixabank se llevó la peor parte, con un descenso próximo al 5%, al que siguieron SacyrVallehermoso y Mapfre (4,4% y 4,1%). Gamesa, Popular y Telecinco cayeron entre un 3% y un 4%. BBVA cerró un 2,33% por debajo del viernes y Santander retrocedió un 1,83%. Telefónica cayó un 1,38%. La CAM, cuyas cuotas participativas llegaron a perder un 8%, terminó con un descenso del 1,3% mientras Pastor limitó el impacto a un 0,17%. No pudieron decir lo mismo los italianos Intesa y Unicredit (con caídas próximas al 7%). Société Générale cayó más de un 5%, y Deutsche Bank, BNP Paribas y Crédit Agricole retrocedieron en el entorno del 3%.
En Europa, pocas novedades. Alemania insistió en su deseo de que la banca privada participe obligatoriamente en el segundo rescate griego. Una posibilidad de la que el Banco Central Europeo (BCE) no quiere ni oír hablar.
EL COSTE DE LAS NUEVAS HIPOTECAS SE DISPARA POR LOS INTERESES QUE IMPONEN LOS BANCOS
Lejos queda ya la época en la que las entidades financieras competían por ofrecer las hipotecas más baratas, reduciendo a la mínima expresión el interés que aplicaban sobre los préstamos. Ahora, pese a que la demanda está bajo mínimos -la constitución de hipotecas ha vuelto a caer un 12% interanual hasta abril, según el Instituto Nacional de Estadística-, los bancos y cajas imponen diferenciales y costes que duplican a los que se registraban antes de que estallara la crisis económica, encareciendo de forma notable los créditos para vivienda.
La evolución del mercado hipotecario está siendo contraria a la que era habitual. Hasta hace cuatro años, el euríbor era el indicador que se anticipaba a una subida o bajada de tipos: era después de conocerse un aumento de dicho índice cuando bancos y cajas incrementaban los intereses de sus hipotecas. Pero ahora, con el mercado hipotecario al ralentí y un euríbor que evoluciona al alza pero dentro de niveles mucho más bajos que entonces, las entidades cobran unos diferenciales que llegan a duplicar los que aplicaban en 2008. Así, el tipo medio que impusieron las entidades financieras en mayo fue del 3,35%. Ese mismo mes, el euríbor cerró en el 2,14%, lo que quiere decir que el diferencial medio se situó en 1,20 puntos. Hace cuatro años, cuando el índice hipotecario rozaba el 5,40%, el coste medio de las hipotecas que se constituían se encontraba algo por encima, en el 6%, lo que significa que el diferencial rondaba el 0,60%.
Las cajas cobran más
Las diferencias son más considerables si se separan los datos de cajas y bancos. En el caso de las primeras, el tipo medio que aplican a las nuevas hipotecas es del 3,47%, esto es, 1,3 puntos por encima del euríbor. Hace cuatro años ese diferencial apenas superaba los 0,60 puntos. En cambio, en el caso de los bancos las diferencias entre los registros actuales y los de hace dos años son menos considerables. El tipo medio de sus préstamos para la compra de vivienda es del 3,23%, aproximadamente un punto por encima del euríbor. En pleno ‘boom’ inmobiliario, esa diferencia era de 0,57 puntos.
El principal problema para los ciudadanos que contratan ahora una hipoteca es que aunque el euríbor se encuentra todavía relativamente bajo, el coste que asumen ahora por una hipoteca es mucho mayor que hace cuatro años. Y es que según alertan las asociaciones de consumidores, los nuevos hipotecados se comprometen a pagar ese elevado diferencial no sólo en estos momentos, con el euríbor en niveles razonables, sino cuando dicho índice suba.
Según el responsable del Instituto Andaluz de Estudios Financieros, Ángel Yagüe, el origen de esta situación es que la banca, «al tener menos liquidez y más dificultades de acceso a los mercados financieros, vende más caros los préstamos». «El hecho de que los precios inmobiliarios no hayan bajado lo suficiente, unido a los intereses y las comisiones tan altos, está impidiendo el acceso a la vivienda a muchas familias», explica.
Yagüe alerta de que el problema para los nuevos hipotecados se planteará dentro de unos años, cuando el euríbor suba de forma considerable, como está previsto. «Considerando que el índice alcanzara el nivel al que llegó hace cuatro años, del 5,4%, y sumándole los diferenciales que se imponen actualmente, de hasta al 1,5%, las hipotecas pueden alcanzar un coste anual del 7%, y además sobre importes que todavía son elevados, de 150.000 euros como media», afirma el experto. «Sería un coste insostenible», apunta.
Comisiones
El aumento del precio actual de las hipoteca se debe a dos factores básicos: el diferencial que aplican bancos y cajas sobre el euríbor y los gastos y comisiones que asume el cliente a la hora de formalizar un préstamo.
Antes de que comenzara la crisis, en el mercado financiero se comercializaban créditos con diferenciales que, en algunos casos, apenas alcanzaban los 0,25 puntos sobre el euríbor. Ahora, la hipoteca más competitiva del mercado ofrece un diferencial de casi 0,50 puntos sobre el índice de referencia. A partir de ahí, los costes se disparan con diferenciales que suelen oscilar entre los 0,75 y los 1 puntos. Por otra parte, hay que tener en cuenta que para pactar diferenciales bajos, los hipotecados deben asumir una serie de vinculaciones y gastos por comisiones con sus entidades que, en general, son más costosas que antes.
En el caso de las comisiones, destaca el caso de la que se aplica por estudio de la hipoteca. Se trata de un gasto que antes ningún banco aplicaba, pero que algunos han recuperado. Y lo han hecho con un coste medio del 0,84% sobre el valor del préstamo. Por su parte, el coste de la comisión de apertura se encuentra en el 2,76%, mientras que la de cancelación anticipada se sitúa en el 4,02%.
En cuanto a las vinculaciones, además de las correspondientes domiciliaciones y tarjetas de débito o crédito, la banca exige la contratación de otros productos como planes de pensiones y fondos de inversión, habitualmente. Y, últimamente, también destaca la comercialización de seguros (de paro o de vida, entre otros) vinculados a la hipoteca.