Japón recomienda evitar dar agua de grifo a los bebés luego de hallarse radiación en una depuradora de Tokio
Tras la segunda guerra mundial, Japón renunció a su pasado y clonó lo peor de Occidente. Basó su modelo social en principios puramente técnico-materiales, que no solo dejaron de lado a Dios, sino que, además, apartó a los hombres de Él con su orgullo de onmipotencia. Ese modelo importado dejó de lado las estructuras religiosas, morales y sociales que existían y ha introducido su mentalidad tecnicista en una catástrofe de proporciones apocalípticas. Creían poder transformar las piedras en pan, pero han terminado dando piedras en vez de pan. Es lo que ocurre cuando la primacía de Dios en las naciones deja de tener sentido. Se trata de reconocerlo como una realidad, una realidad sin la cual ninguna otra cosa puede ser buena. No se puede gobernar a las naciones con meras estructuras materiales, prescindiendo de Dios. Si el corazón del hombre no es bueno, ninguna otra cosa puede llegar a ser buena. Fukushima ha sido el último ejemplo.
La radiación llega al mar
Según ha informado la cadena de televisión NHK, la radiación ha sido hallada en una depuradora de agua del norte de Tokio, por lo que el Gobierno metropolitano ha pedido a los padres que no suministren agua del grifo a sus hijos.
Las autoridades de Tokio han detectado una concentración de yodo de 210 becquerel por kilo en la planta de Kanamachi, que surte al centro y oeste de la capital japonesa, por encima del límite de 100 becquerel por kilo considerado seguro para los menores.
Según el Ministerio japonés de Educación y Ciencia, el límite de yodo en el agua corriente, en el caso de los adultos, es de 300 becquerel por kilo.
El pasado sábado, el Gobierno japonés reconoció que se habían detectado indicios de yodo radiactivo en el agua de Tokio y sus alrededores, aunque en niveles muy por debajo del límite legal.
Hoy, el Ejecutivo de Japón recomendó no consumir verduras como espinacas, brécol o col producidas en la provincia de Fukushima (noreste de Japón), donde está localizada la planta nuclear en la que se lucha por contener la radiación desde el seísmo del día 11.
Además, pidió no consumir leche y perejil de la vecina provincia de Ibaraki, en las que también se han hallado materiales radiactivos superiores a lo normal.
Según dijo hoy en rueda de prensa Yukio Edano, portavoz del Ejecutivo japonés, se trata de una medida de precaución.