Los terroristas islámistas planean continuar aplicando nuevos métodos para realizar sus atentados a gran escala en aviones civiles. Según los datos de los servicios de inteligencia, debido al endurecimiento del control aduanero que se está aplicando en los últimos tiempos, los terroristas habrían encontrado una nueva fórmula que consistiría en rellenar con explosivos a perros. Una modalidad motivada por el hecho de que las compañías aéreas permiten transportar en jaulas especiales a estas mascotas sin pasar por controles tan rigurosos. De esa manera se convertirían en bombas vivientes.

Como publica el periódico francés Le Figaro, ya hace dos años en Irak, en el aeropuerto de la capital, los militares estadounidenses descubrieron unas jaulas para el transporte de animales en las que hallaron a dos perros muertos. El examen de los cuerpos demostró que habían cosido en sus entrañas material explosivo, conectado a unos detonadores.

La operación se hizo de forma descuidada y los animales murieron antes del despegue de los aviones. Sin embargo nada evita a los terroristas mejorar el planteamiento y la técnica de este sistema para intentar llevarlo finalmente a cabo con ‘éxito’.

Durante un tiempo esa información se guardó en secreto. Sin embargo, la Organización de Aviación Civil Internacional, cuando estuvo en conocimiento de los hechos anunció la activación de una alarma especial.

Con esta información en su poder, debido a las condiciones de creciente amenaza de actos terroristas organizados por Al Qaeda, los aeropuertos van a tener que reforzar y endurecer el control sobre los equipajes y los animales de compañía.

Además, los servicios de inteligencia avisan que los criminales podrían utilizar para sus bombas vivientes también a niños. Como víctimas más que probables de los extremistas se considera a los menores de 10 años de edad, a quienes es más fácil manipular y persuadir para que sacrifiquen sus vidas.