La secuela de tres películas que conmocionó a los cinéfilos a finales de la década de los 70 y principios de los 80 enfrenta ahora una audiencia más descreída y más acostumbrada a las películas de horror y los efectos especiales. En esta puesta en escena, John Moore apuesta por repetir secuencia por secuencia la versión original, maquillándola con actuaciones más creíbles, efectos espeluznantes y una ambientación bien lograda. Pero el problema no está en el embase, sino en el contenido: la película se aleja de la original al mezclar aún más confusamente elementos bíblicos con magia, supersticiones y una sorprendente ignorancia de la Iglesia Católica, cuya doctrina es representada de manera completamente distorsionada y caricaturesca.

La historia es básicamente la misma: un diplomático norteamericano en ascenso junto a su esposa creen tener un hijo normal; pero en realidad Demián les ha sido “sembrado” para cumplir una profecía: el niño no es otro que el Anticristo, y los poderes del mal se van a unir para hacerlo prosperar y eliminar en el camino -de la manera más brutal posible- a quienes puedan constituir un obstáculo. Por las escenas de cruda violencia y la errada caracterización de la doctrina de la Iglesia, la película ha sido calificada por el episcopado norteamericano como L: para audiencia limitada por su contenido potencialmente ofensivo.

Dirección: John Moore

Producción: Jeffrey Stott, Glenn Williamson, John Moore, Peter Veverka

Guión: David Seltzer

Elenco: Liev Schreiber, Julia Stiles, Mia Farrow, David Thewlis, Seamus Davey-Fitzpatrick, Michael Gambon, Pete Postlethwaite, Pedja Bjelac, Carlo Sabatini, Bohumil Svarc, Giovanni Lombardo Radice.