Hacía sólo un mes y medio desde que se fumó su primera ‘plata’. Así llama Antonio Castillo, 30 años, a eso de quemar la mezcla de cocaína y heroína (revuelto) para inhalar el humo. Y solo un mes y medio le bastó para engancharse, porque después del ‘revuelto’ vino la heroína sola, también inhalada, pero mucho más barata cuando va sin mezclar. Un mes y medio y dejó de lavarse. Un mes y medio y casi dejó de comer: «La de heroína ha sido la peor recaída de mi vida», asegura.

En estos momentos es uno de los últimos nuevos ingresos por consumo de heroína en Proyecto Hombre, cuyo programa ya realizó en 2006, en esa ocasión para desintoxicarse de la cocaína, la droga que había consumido desde los 15 años: «Hasta que probé la heroína yo siempre había sido consumidor de cocaína. Un consumidor constante», dice. Era ferrallista y asegura que llegó al punto de gastar 2.000 euros en un par de días y a acumular grandes deudas con los camellos: «Me iban a matar», dice.

En aquella ocasión pasó por la fase de acogida, por comunidad y por los dos primeros niveles de reinserción. Entonces no solo volvió a caer, sino que probó por vez primera la mezcla de heroína y cocaína a la que llaman ‘revuelto’: «Estaba hasta los huevos de la coca. Me daban paranoias, me encerraba en el coche o en mi casa, no salía a la calle, creía que la gente se reía de mi; me quedaba callado, sin poder hablar». Se había ido a vivir a La Palmilla, con un colega que fumaba ‘plata’: «Yo les veía que fumaban y se ponían a hablar. Pensaba: yo quiero eso. Probé el revuelto y me encantó. Era más barato y duraba más, podía hablar; podía salir a la calle», dice. Al poco tiempo comenzaron los dolores de espalda, y al mes y medio ni se lavaba, ni comía; le habían pillado dos veces robando y tenía que pedir hasta el tabaco.

Más oculta

Según Antonio, las razones que le llevaron a la heroína son las mismas que están llevando a muchos jóvenes que conoce a a probar el caballo: «Mucha gente de la coca se está pasando a la heroína. Quizá se haga de una forma más oculta, porque está peor visto, pero se hace», asegura.
Son las mismas razones que empujaron a Tomás Ávila, 34 años, a probar por primera vez la heroína. De eso hace casi 13 años, así que es una de las personas con más años de consumo que siguen tratamiento en Proyecto Hombre: «Probé la heroína porque estaba harto de la coca; por lo cara que era y por las paranoias que me daban. Me metía una raya y me bloqueaba, me quedaba ‘cogido’, ‘pillado’».

Tomás Ávila, que cuando empezó el programa de rehabilitación pesaba cincuenta kilos (doce menos que en la actualidad), también asegura que hay jóvenes que están volviendo a esta droga que causó estragos en las décadas de los ochenta y de los noventa y cuyo consumo hoy en día parecía casi residual y limitado a toxicómanos con muchos años de adicción.

Leve aumento

No obstante, el único dato estadístico y oficial que avala esta percepción es el que arroja el informe sobre heroína elaborado por la Comisión Clínica del Plan Nacional Sobre Drogas, que indica que ha subido en una décima el número de personas que aseguran haberla consumido en los últimos treinta días. En cambio, no ha aumentado el número de inicios de tratamientos de desintoxicación por consumo de esta droga, ni en el Centro Provincial de Drogodependencia (CPD) ni en Proyecto Hombre. No obstante, los consumos que se producen en la calle tardan en verse reflejados en estas estadísticas, ya que pasan varios años hasta que los nuevos consumidores precisan ayuda.

De hecho, el director de Proyecto Hombre en Málaga, Juan José Soriano, no descarta en absoluto que el incremento de consumidores de heroína se produzca: «El repunte de la heroína se puede producir porque es más barata, porque las nuevas generaciones han perdido el recuerdo histórico de los estragos que causó y porque acompaña el estado de ánimo actual de la sociedad».

ASPECTOS DE LA HEROÍNA

¿Qué es? Una droga que pertenece a la familia de los opiáceos. altamente adictiva.

¿Cómo actúa? Deprime el sistema nervioso y ralentiza el funcionamiento del organismo. Bloquea los mensajes de dolor creando una sensación de placer.

Efectos en el cerebro. Cuando un individuo consume esta sustancia el cerebro deja de producir endorfinas, una hormona considerada un analgésico natural. Por eso deberá volver a consumir heroína si no quiere experimentar dolor.

Síndrome de abstinencia. Dejar de consumir heroína provoca en un organismo habituado a ella nauseas, espasmos musculares, calambres, ansiedad, fiebre y diarrea.

Efectos. Somnolencia, apatía, reducción de la actividad física, disminución de la tensión arterial y disminución respiratoria. Su consumo continuado provoca falta de apetito, perdida de memoria, depresión y alteraciones metabólicas.

Formas de consumo. Se fuma, se aspira por la nariz o se inyecta. Ahora la forma más frecuente de consumirla es poniéndola en papel de aluminio para darle calor por debajo. Posteriormente aspiran el vapor.